Gracias a todos por vuestros comentarios. Me gusta que sean tan diversos pues eso incita a la discusión lo cual es bueno para lograr profundizar más en el libro. Os invito a que os deis la réplica unos a otros. ¡Intentemos establecer un debate lo más cercano posible a un club presencial! Yo estoy más cercana a las opiniones negativas ya que también la acción y los personajes me parecen planos y estereotipados. Únicamente salvo el tema que plantea que es interesante y aunque muchos decís que la acción se desarrolla hace ya treinta años, no olvidéis que el libro se escribió en 2002 y la sensación que me da la autora es que pensaba que las cosas no habían cambiado tanto quince años después. Yo opino lo mismo, creo que, lamentablemente, todavía hay muchos Danieles y muchas Bertas en el mundo actual aunque con más matices ya que, reitero, me parecen algo estereotipados los personajes. Y también me parece reiterativa la acción, se repiten teorías y reflexiones y se alarga mucho, a mi parecer, la trama para llegar a un punto al que intuíamos iba a llegar muchas páginas antes.
Creo que está claro que la autora toma partido por Teresa. Es el personaje que sostiene toda su teoría y quizás Aldecoa se identifique con esta mujer. Pero, para mí, Teresa tiene luces y sombras. Me llama la atención que una mujer tan inteligente, tan independiente, tan emancipada y tan equilibrada se obceque de esa manera con un hombre como Daniel. Lo justifica continuamente intentando comprenderlo, lo va a ver a España dos veces (él no vuelve nunca a verla) y siempre está esperando que él tome una decisión (el divorcio) que nunca toma. Yo creo que desde muy pronto Teresa tiene datos que aunque sí que le hacen dudar, pero no lo suficiente, le tendrían que haber ido llevando a adquirir una consciencia de la situación más temprana que le condujera a la decisión de renunciar a un hombre tan cobarde. ¿El amor es ciego? ¿Incluso en una mujer tan inteligente y cabal? No lo sé. ¿Qué opináis? Porque como bien ha dicho alguno de vosotros, la autora, aunque lo repite numerosas veces, no nos muestra, o no nos sabe mostrar, a ese ser tan inteligente y brillante que ha sido capaz de enamorar a Teresa. Incide más en sus deficiencias, en sus defectos, en sus inseguridades. Un hecho a favor de Teresa es que él calla numerosas veces, no se abre lo suficiente para que ella pueda conocerlo realmente. Pero, a veces, hay detalles, actuaciones que nos dicen más que mil palabras.
A Teresa le asombra, y es el tema del libro que está escribiendo, que hombres “superiores” no puedan estar con mujeres a su mismo nivel para poder compartir una vida y una idea del mundo similar. Que no escojan a una mujer que esté a su altura y opten, por el contrario, por mujeres más “inferiores” que no les hagan sombra. La inteligencia de estos hombres no se corresponde con su ser emocional. Emocionalmente son inseguros, inmaduros, incluso cobardes. Desean destacar en lo suyo y no quieren a su lado a una mujer tan inteligente o más que ellos (es seguro que emocionalmente no lo soportarían). O bien, como Daniel, han escogido mal casi sin darse cuenta y no se atreven a romper, por miedo, por una educación tradicional, esos lazos que les hacen infelices. Entonces buscan una salida en un mundo al margen de su matrimonio en el que sí puedan ser ellos mismos (Daniel: el apartamento, la vida profesional). Porque, además, en el caso de Daniel, a éste le resulta cómodo el desinterés que muestra Berta por su labor profesional. Ese mundo aparte de su matrimonio que se ha creado, en el que no es juzgado o controlado, le concede tranquilidad y satisfacción. A lo largo de muchos años, se ha acostumbrado a vivir así. Tanto que, ante una Teresa deseosa de conocerle en profundidad, que le pregunta y le inquiere, que le anima a superarse aún más profesionalmente, que le juzga en numerosas ocasiones, Daniel se siente presionado y tampoco le agrada esa Teresa fiscalizadora.
Sinceramente no me queda claro el motivo real por el que Daniel renuncia a Teresa. Ese enigma que nos plantea el título. Una mujer de la que parece realmente enamorado y con la que comparte tantas cosas. Se apuntan diferentes razones: la cobardía, la educación, la culpa, la comodidad… Quizá sean suficientes razones. No lo sé. Quizá Daniel sea un buen ejemplo de la teoría que desarrolla Teresa en su libro ¿Qué opináis? Aún me parece más extraño que después de un verano idílico en el norte de España, una vez que Berta ya sabe de la existencia de Teresa, juntos, felices, con los amigos de Daniel (que sí representan un ejemplo de pareja feliz de iguales aunque también ha habido renuncias) con los que comparten tantas cosas… este hombre no dé el paso de abandonar a su mujer y comenzar una nueva vida, aparentemente sólo porque Berta realiza un simulacro de suicidio. Porque es a partir de ese simulacro cuando un Daniel derrotado vuelve como un corderito al hogar y acepta todas las condiciones de Berta, como la de irse a vivir a esa urbanización en la que ni siquiera tendrá las vistas de su piso de Madrid. Y seguramente, en un futuro no muy lejano, aceptará vender su apartamento que simboliza la parte de su vida no traicionada, tal como le exige Berta para así ya terminar con la única independencia que le quedaba y estar totalmente a su merced. ¿Por qué no deja a Berta? ¿Qué le une a ella? No hay amor en esa pareja. Ni siquiera parece que a ésta le importe su infidelidad ya que sólo le interesa guardar las apariencias, mantener su status económico. De alguna manera se nos sugiere que, mientras Daniel fuera discretamente infiel y aceptara todas las exigencias de Berta, ésta le dejaría en paz, como le ha dejado en paz en su vida profesional. ¿Sabiendo que su mujer es así, no le sería más fácil a Daniel dejarla? Sobre todo cuando le espera una vida plena en todos los sentidos junto a la mujer que ama. No sé qué opináis vosotros.
Por otro lado, está esa Berta que sólo se nos muestra en la queja, en la insatisfacción a través de unos monólogos llenos de reproches. El retrato que la autora hace de Berta es terrible, sólo hay adjetivos negativos. No hay concesiones para esa mujer. Aldecoa no nos deja conocerla en su totalidad y eso es injusto. No hay nada positivo en ella. También por ese motivo se nos hace más difícil entender que Daniel no la deje. ¿Por qué no lo hace si no la quiere y es tan negativa? Es maniqueo, a mi parecer, el retrato que la autora hace de ambas mujeres situadas en polos opuestos. La perfecta y la imperfecta. La buena y la mala. Sin matices, y la vida está llena de ellos. ¿No hay nada humano en Berta? Está claro que ese prototipo de mujer “enredadera”, como la califica la autora, no goza de la simpatía de Aldecoa. Pero yo echo de menos un retrato más completo de Berta.
En fin, esta vez no he optado por ir comentando el argumento, he preferido dejar mis impresiones y mis dudas. El enigma que plantea Josefina Aldecoa queda en eso, en enigma. Un hombre cobarde que rechaza una vida más plena para seguir en su infierno personal, un círculo vicioso del que ha sido incapaz de salir cuando le ha sido concedida una oportunidad. Desolador. Real supongo en algunos, ¿muchos?, casos. Me resulta confusa esta novela y también imperfecta. Esa es mi opinión. Espero las vuestras.
Plazos
Dedicaremos una semana a comentar esta segunda parte de la novela así como el libro en su totalidad. Además de dejar vuestros comentarios, que espero que sean numerosos, me gustaría, como os decía al principio del post, que os dierais la réplica unos a otros ya que no compartís iguales opiniones. ¡A ver si yo también aclaro la confusión que me ha dejado esta novela!
Has dicho: