Argumento
En esta novela Foenkinos narra la vida de Charlotte Salomon, pintora alemana que fue asesinada en Auschwitz en 1943 cuando sólo contaba 26 años de edad y estaba embarazada. Sabemos el final desde el principio, porque está inspirada en un personaje real pero lo que nos encontramos es más que nada producto de la ficción. Una recreación de lo que fue su vida con los pasos que el autor siguió para conocerla un poco mejor.
Sus padres formaban parte de la alta burguesía judeo-alemana. Su padre era un médico cirujano especialista en cáncer y profesor universitario. Y su madre una devota enfermera abrumada por una historia familiar de suicidios. Con el transcurso del tiempo, no podrá eludir el mismo impulso que se llevó a su hermana, la primera Charlotte.
Cuando Charlotte contaba con apenas 9 años de edad, su madre puso fin a su vida. Un hecho que su familia le oculta hasta la madurez por miedo a que esta maldición se siga perpetuando de madres a hijas.
Pasado el tiempo, dos hechos marcarán y mejorarán su vida, el matrimonio de su padre con la cantante de ópera Paula Lindberg Levi que la acoge con cariño ya desde su adolescencia. Y otro, las jornadas de pintura en la Academia de Artes de Berlín que la hacen merecedora de un primer premio que, por ser judía, le es denegado.
Más adelante con veintiún años se enamora perdidamente de Alfred Wolfsohn, profesor de canto y voz de su madrastra Paula. Él había sido diagnosticado con trastorno de estrés postraumático tras pasar por las trincheras de la Primera Guerra Mundial. No dejaba de oír los alaridos de los soldados agonizantes. Se curó a sí mismo gritando, vocalizando sonidos extremos y cantando. Tenía una filosofía que se inspiraba en el mito de Orfeo, en la idea de que había que descender hacia dentro de uno mismo, “hacia el inconsciente”, para crear. En concreto, había que verse a uno mismo en distintas escenas de la vida, en la infancia, junto al psicoanalista, junto al mar, etc., para rememorar. El uso de la voz era el modo por el que escapar de la muerte en vida: desde el silencio más absoluto, hasta el registro más amplio de las posibilidades vocales.
Pero la relación de Alfred no era exclusiva. Él le dejó muy claro desde el principio que ella no podía esperar nada, «Si me agobian, no puedo dar nada«, quería seguir sintiéndose libre.
La oleada de crueldad nazi la obliga a buscar refugio en el sur de Francia, por aquel entonces lugar seguro y donde vivían sus abuelos. Se va sin querer irse porque Alfred y su padre la obligan. Ella sigue muy enamorada y este amor le perseguirá hasta el final de sus días. Porque no lo volverá a ver.
Charlotte tenía 23 años. Al poco de estar allí, y tras escuchar en la radio que las tropas alemanas habían cruzado la frontera francesa, la abuela intenta suicidarse. Charlotte se afana en transmitirle el amor a la vida: “mira ahora, el sol está brillando”, le dice mientras le susurra el Himno de la alegría de Beethoven.
En medio de esta desesperación, el abuelo le revela a Charlotte el espantoso secreto de la familia materna. Su madre, su tía, y hasta un total de siete miembros se habían suicidado en el pasado. (La tía se había tirado a un lago, y la madre se había tirado por la ventana. Charlotte ante estas revelaciones “siente como si el mundo entero necesitase ser rehecho de nuevo”. La abuela lo consigue en el quinto intento.
Después Charlotte y su abuelo son deportados como “extranjeros enemigos” al campo de concentración de Gurs en los Pirineos. El abuelo es liberado por su avanzada edad, y Charlotte con él. Ambos regresan a la Costa Azul. Pero a su regreso la situación va cambiando y su abuelo empieza a tener comportamientos extraños con ella como el de querer compartir la cama.
En ese instante de angustia, escribe en tercera persona, “se encontró a sí misma confrontada a la pregunta de si suicidarse o emprender algo completamente loco y extraordinario”. Escoge lo segundo, y durante casi dos años seguidos, entre 1941 y 1942, pinta sin parar, todo el día. Deja al abuelo y se aloja en un hotel en el pueblo. Las paredes se llenan de pinturas. “La guerra se encarnizaba y me senté ahí junto al mar y miré hacia las profundidades del corazón de la humanidad”
Allí pintará durante dos años más de 1300 imágenes y cuadros que pasan revista a una época y a su vida; y allí será prisionera de los alemanes que la conducirán a los hornos con un embarazo de cinco meses.
Efemérides históricas
La mañana del lunes 7 de noviembre de 1938, un joven judío de origen polaco llamado Herschel Grynszpan irrumpió en la oficina de Ernst vom Rath, secretario de la embajada de Alemania en París, y le descerrajó varios tiros.
La muerte del diplomático dos días después se convirtió en el desencadenante directo de la noche de los Cristales Rotos , una serie de ataques y atentados a objetivos judíos que no solo dejó 91 muertos y 30.000 detenidos, sino que se convirtió en el punto de no retorno para el antisemitismo en Alemania y Austria.
Comentarios
Charlotte es una novela ligera y fácil de leer. Escrito en frases cortas, versificadas, una debajo de la otra. Con esta forma de narrar, a pinceladas, acierta a plasmar la vida y las pinturas de una joven judía alemana que nació en el entorno de una guerra (abril 1917) y se apagó en los hornos de otra, en Auschwitz en 1943.
Muy original en su planteamiento. Es una historia de una judía muerta víctima del nazismo pero en ningún momento nos detalla su vida en Auschwitz. No da protagonismo a esta parte de la historia. Quiere que veamos al personaje viviendo una tragedia desde su nacimiento y a lo largo de su vida, por distintas razones.
Si terrible fue su muerte no menos lo fue su vida antes de la tragedia. Problemas mentales en la rama materna que desembocan en suicidios hacen que Charlotte se codee con la muerte desde niña y, quizás por eso, se convirtiera en una joven extraña, misteriosa y silenciosa. Un día llevó a su médico sus dibujos y se los entregó diciendo: «Es toda mi vida».
El autor se sintió fascinado por esa vida y fue tras sus pasos en este mundo de la pintora para escribir una novela en la que él mismo es un personaje, haciendo las veces de narrador omnisciente.
¿En Vida? ¿O Teatro? Charlotte pinta con tres colores -rojo, amarillo y azul- y esboza una triple escena: los cabarets que recuerdan a Brecht; las marchas nazis en las calles de Berlín; y la lírica música de un Schubert. Magnífica galería que hoy se puede admirar en el Museo Judío de Amsterdam. Cuadros que bien se comparan con los de Matisse y Van Gogh.
Ahora os toca a vosotros:
¿Qué os ha parecido la novela? ¿os gustó esta forma de plantear la historia?
¿Que opináis del personaje de Charlotte? ¿y el de que el autor sea un personaje más de la historia?
¿Os ha conseguido transmitir algún sentimiento?
Espero vuestros comentarios.
Nota: El próximo miércoles, 13 de noviembre, presentaremos la siguiente lectura. Acordaros de devolver este ejemplar antes de recoger el siguiente en la Biblioteca Fórum. Espero que os de tiempo a todos a finalizarlo.
¡¡¡Nos leemos!!!
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