«Escribir sobre la familia es sin duda alguna el medio más seguro de enfadarse con ella»
Me gustaría destacar primero sobre esta novela que está escrita magistralmente y que relata los sucesos dramáticos de una forma pura, auténtica, no exenta de crudeza, pero con una escritura dinámica y elegante.
Fue la novela más vendida en Francia en su año de publicación y además fue galardonada y recibida con entusiasmo por el público en general y la crítica en particular. Y digo que es asombrosa su acogida por el tipo de novela que es: casi autobiográfica y por los temas que trata y saca a la luz: la depresión, el suicidio, la soledad. Temas que hoy en día todavía siguen siendo tabú en nuestra sociedad. Comento que es casi autobiográfica porque se basa en la historia familiar de la escritora. Escribe sobre su familia, concretamente su madre, protagonista absoluta del libro, añadiendo algo de ficción a la trama.
“Cuando me encuentro con los lectores, en las bibliotecas, las librerías o los colegios, a menudo me preguntan por qué escribo. Escribo por el 31 de enero de 1980″.
La novela se divide en tres partes. Las tres partes son de una intensidad parecida, no encuentro que ninguna destaque sobre el resto. Cada parte describe un momento concreto de su vida familiar, siempre desde el punto de vista de la protagonista que también nos va transmitiendo en que momento del proceso creativo de la novela se encuentra.
Me han parecido muy interesantes todas las reflexiones sobre la dificultad de escribir sobre su propia familia y como está deseando en muchos momentos terminar y empezar con la siguiente novela. Esta novela nace del dolor y de la ansiedad acuciante de la propia autora.
«¿Tenía yo necesidad de escribir eso? A lo que, sin dudarlo, respondí que no. Necesitaba escribir y no podía escribir otra cosa, nada más que eso.”
Los episodios que se narran son muy duros, te remueven los sentimientos, empatizas con el dolor y son imposibles de dejar de leer. Nos enfrentamos a temas tan profundos como la muerte, los problemas psiquiátricos y como repercuten en las personas que los rodean. También encontramos otros temas como el incesto, la violencia familiar, la drogadicción y el aislamiento.
En la primera parte, la protagonista (la autora) descubre el cadáver de su madre, Lucile, al llegar a su apartamento tras varios días sin tener noticias de ella. Se generan dudas sobre el suceso pero todo parece indicar que ha sido un suicidio. A partir de ahí, la protagonista inicia una investigación para escribir sobre ella y su familia. En el fondo quiere averiguar que llevó a su madre a querer suicidarse y cree que la clave está en su historia familiar.
Entrevista a su hermana, a sus tíos y a amigos de su madre. Escucha grabaciones, revisa álbumes de fotos, hurga en sus propios recuerdos y con todo este material intenta resolver el rompecabezas de la vida de su madre, desde su infancia hasta el momento en que decide acabar con su vida.
Si bien se trata de una novela, los hechos que se cuentan son reales. Lucile es una niña de familia numerosa. Sus padres, Liane y George, tuvieron nueve hijos y su vida no estuvo exenta de luces y sombras. Describe a su abuelo George como «un padre fascinante y destructor» y a ambos abuelos como «unos precursores de la burguesía bohemia». Porque tenemos que tener en cuenta que cuando la escritora retrata a su familia lo hace también a una clase social, la burguesía francesa, liberales y pragmáticos, defensores de la nación, de la libertad, del desarme y del amor libre, entre otras cosas.
Georges era el dueño de una agencia de publicidad. Un hombre trabajador, familiar, escrupuloso, que quería a su mujer y deseaba darle lo único que ella quería: hijos. Georges se veía a sí mismo como un erudito y le gustaba tener siempre la última palabra. A menudo estallaba en arranques de violencia que se aplacaban al poco tiempo y que a nadie le parecían fuera de lugar.
Por su parte, Liane Poirier era un ama de casa que amaba profundamente a su marido, con el que llegó a un pacto antes de casarse: ella quería tener doce hijos. Se quedó en nueve. La auténtica realización vital de Liane llegaba a través de los biberones y los pañales, de la dependencia de los rollizos bebés de sus pechos. Disfrutaba de esas edades y, cuando los niños crecían y ya se valían por sí mismos, perdían todo interés para ella y pasaban a ser atendidos por los hermanos mayores.
En la infancia de Lucile murió su hermano Antonin por un desgraciado accidente en un pozo. ¿Sería ese el principio de sus problemas psiquiátricos? como ella misma escribe años después: «nunca más la infancia fue armonía».
Unos años después, el niño que habían adoptado, Jean Marc, muere en extrañas circunstancia y todo parece indicar que se ha suicidado. Este segundo acontecimiento no impacta por igual a toda la familia que de un modo u otro ya ha aprendido a convivir con la muerte.
Lucile, tras una profunda crisis psiquiátrica, confiesa que su padre la había violado cuando apenas tenía 17 años. Es capaz de confesarlo cuando ella está ya en la treintena. Lo más doloroso de afrontar para Delphine fue escribir sobre la relación de su madre, Lucile, con su abuelo, George. O más bien la relación que tuvo él con ella.
Tras la trágica muerte de sus dos hermanos, le seguirá el suicido de su hermano Milo que dejó esta nota «Os pido perdón, nunca quise vivir». En la actualidad están vivos Barthélemy, Lisbeth (que también tanteó el suicidio), Justine, Violette y Tom.
Delphine ve a su madre como a una mujer atormentada desde la infancia y cuya enfermedad la ha ido consumiendo a lo largo de los años. Nunca fue feliz, nunca encontró su sitio. Quizás los años que fue trabajadora social fueron los que más satisfacción le han causado y si llegó hasta ahí y no intentó antes acabar con su vida fue por el amor que le tenía a sus hijas.
Creo que con la escritura de esta novela, Delphine ha sido capaz de sanar las heridas, o por lo menos habrá contribuido a tomar distancia y ver las situaciones desde otro punto de vista.
Aunque hay un solo narrador, Delphine, el uso de las tres voces a lo largo de la novela imprime un pulso narrativo interesante:
- La voz en primera persona. Delphine escritora habla de su propio conflicto frente a la muerte de su madre y el reto de escribir sobre ello.
- La voz del narrador testigo. Delphine hija relata episodios del pasado de Lucile.
- La voz en tercera persona omnisciente. Delphine cronista evoca episodios del pasado de Lucile, que no vivió, a partir de documentos que ha leído, grabaciones que ha escuchado o entrevistas a familiares que ha realizado.
Para mi la voz más desgarradora es la primera. Nos trasmite el conflicto que le supone escribir sobre temas tan profundamente dolorosos desde una implicación tan personal. Poner nombre a las enfermedades de tu familia cuando se trata de temas psiquiátricos es siempre muy difícil. Expresar los miedos y las angustias que te han invadido desde la infancia ante un problema semejante es digno de alabar.
Un detalle que me ha parecido muy bonito es que la mujer de la portada es la propia Lucile, la real. En cuanto al título de la novela, lo explica la propia autora al final del libro:
«El título del libro está sacado de la canción “Osez Joséphine” escrita por Alain Bashung y Jean Fauque, cuya belleza sombría y audaz me ha acompañado durante toda la escritura».
¡Nos leemos!
¡Ahora os toca a vosotros!
¿Qué os ha parecido la novela?
¿Como os ha parecido el tratamiento que la escritora ha dado a los personajes y a la historia?
Comentad todo lo que queráis.
Nota: hacemos un breve parón de lecturas hasta Reyes y el día 7 de enero, lunes, hacemos la presentación de la nueva novela del año 2023.
FELICES FIESTAS, espero que las paséis con buenas lecturas y mejor compañía.
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