
Orhan Pamuk no Fronteiras do Pensamento 2011. Foto en flickr de fronteirasweb. Algunos derechos reservados.
Orhan Pamuk nos va a hablar, fundamentalmente, en Nieve de los problemas de una Turquía contemporánea que se debate entre Oriente y Occidente, entre tradición y modernidad. Pero Nieve es mucho más. Para mí es una novela esencialmente poética (no en vano su protagonista, Ka, es poeta) que se pasea por el amor y el ansia de felicidad. También va a cuestionar y a profundizar en el poder, la política y su violencia y la religión.
Ka, un poeta turco, exilado en Alemania desde hace 12 años, vuelve a Turquía a principios de los años noventa. Se traslada a Kars, una lejana ciudad en la frontera con Armenia representativa de la Turquía pobre y olvidada por los que detentan el poder, con el propósito de escribir una serie de artículos para un periódico de la capital sobre las elecciones municipales (que todo indica que ganarán los islamistas) y sobre los suicidios de jóvenes musulmanas que prefieren morir antes de quitarse el velo que cubre sus cabezas. Pero hay otros motivos más personales que le empujan a ir a esta ciudad. En ella, Ka se verá involucrado en las intrigas políticas locales y en la realidad convulsa y a veces surrealista de esta ciudad de la que no saldrá indemne. A la vez, la belleza y la melancolía de la nieve que no para de caer, le empuja a escribir, atravesado por la inspiración y como en estado de trance, 19 poemas en sólo tres días, que es el tiempo en que se desarrolla la novela. Claramente hay un juego intencionado por parte del autor entre las tres palabras claves de la novela: Ka, Kars y Kar (nieve en turco). Al final de la novela aparecen los títulos de los diecinueve poemas que escribe Ka en Kars y los capítulos y páginas en los que se mencionan pero nos vamos a quedar con las ganas de leerlos porque no son transcritos ninguno de ellos, como máximo el narrador nos explica sobre qué tratan.
Ka, nacido en Kars pero criado y formado en Nisantasi (como el autor), un barrio acomodado de la burguesía de Estambul, ha vivido muchos años en Europa por lo que representa al hombre culto, el intelectual que ha asumido el modo de vida europeo occidental lo que le lleva a defender el laicismo para su país. Él mismo se considera ateo, un ateo al que le van a hacer dudar de su condición religiosa muchos de los personajes islámicos militantes con los que va a entrar en contacto durante su estancia en Kars.
Nieve está narrada en 3ª persona omnisciente por un amigo del protagonista del que descubriremos más cosas hacia el final de la novela. Este narrador, de una manera muy novedosa, participa en la historia dirigiéndose hacia el lector y adelantándole información, pero esto no perjudica a la trama argumental, sino que incluso hace que aumente nuestro interés en la lectura.
Nieve es una novela de una gran belleza en la que, a través de una reinvención del lenguaje novelístico, el autor construye todo un universo que nos atrapa desde el principio con una prosa diáfana, poderosa y un tono melancólico y poético.
En una entrevista concedida al periodista de El País, Miguel Ángel Villena, el 24 de septiembre de 2005, con motivo de la publicación de Nieve en España, Orhan Pamuk contesta a una pregunta sobre la importancia de la nieve en su novela: yo necesitaba un pueblecito del noroeste de Turquía, en el que nevase lo bastante como para que el pueblo se quedara aislado del resto del país. Por eso necesitaba la nieve, para que la historia fuera creíble. A la vez, está también la idea de que cada copo de nieve es diferente de los demás, por lo que nosotros como personas, nos podemos identificar con esta individualidad, con la personalidad de los seres humanos. Cada ser humano es diferente de los demás, como los copos de nieve. Además está la belleza del paisaje nevado, que es un tema que me gusta mucho. Y estas cosas se combinan. Casi todas estas cosas las fui haciendo de tal forma que no sé muy bien por qué las hice. Pero así las hago, me interesa y queda muy bonito. Hay una extraña geometría oculta en todo ello y yo simplemente me dejo llevar por la intuición cuando las junto todas.
En otra pregunta que le hace el entrevistador acerca de si es o no una novela política, el autor responde: este libro no pretende solucionar los problemas políticos de Turquía. De lo que trata este libro es de comprender a la gente que ha quedado totalmente atrapada por estos problemas de laicismo, islamismo político, modernidad, tradición, amor a la familia y la imposición de una manera de pensar, vestir, hacer… La intención política de este libro es describir mi país, más que hacer un comentario político. El tema de este libro es político pero, por otra parte, no tiene la aspiración de adoptar una postura política. Tanto los lectores laicos, como los islámicos, se sintieron ofendidos de alguna forma con este libro cuando se publicó en Turquía hace tres años. Porque los laicos pensaron que yo estaba mostrando algo de comprensión hacia los políticos islámicos, que se retrataban en el libro como una especie de víctimas del Ejército turco. Y los políticos islámicos pensaron que me estaba riendo un poco de ellos por sus ideas, su brutalidad, su confusión y su miseria.
Orhan Pamuk es un poderoso narrador, un escritor que sabe crear un mundo propio. Con un marcado estilo poético, escribe libros densos, raros, sugerentes que exigen la colaboración intelectual del lector y que acaban produciendo una especie de fascinación. A veces es oscuro y experimental. Escribe sobre el odio, el amor, el miedo, la envidia, la violencia, el desprecio… Pamuk ha dado un nuevo sentido a la narrativa actual combinando la rica tradición literaria turca y árabe con los recursos de la novela moderna. En este sentido se aprecia la influencia del escritor egipcio, también Premio Nobel, Naguib Mahfouz. Otra gran influencia en la obra de Pamuk es la de Dostoievski, sobre todo en la construcción de novelas dialogadas donde la trama se erige a través de múltiples voces y presencias.
Su ciudad, Estambul, es frecuentemente protagonista y tema de algunas de sus novelas más importantes. En 2005 se publicó el libro de memorias Estambul. Ciudad y recuerdos. Pamuk es para Estambul lo que fuera James Joyce para Dublín o Mahfouz para El Cairo.
En 2004 fue llevado a juicio por afirmar en una entrevista a un periódico suizo: en Turquía mataron a un millón de armenios y a 30.000 kurdos. Nadie habla de ellos y a mí me odian por hacerlo. Le fue impuesta una condena de 6 meses durante los cuales no podía cometer delitos. En 2005 se reafirmó en sus palabras y, tras el apoyo de escritores de renombre mundial como Saramago, García Márquez, Eco, Gunter Grass, Salman Rushdie o Vargas Llosa que firmaron una declaración conjunta acusando al gobierno turco de no respetar los derechos humanos, un tribunal abandonó el proceso judicial. Su postura ante el problema armenio y kurdo en Turquía lo han convertido en un personaje polémico en su país: mientras unos le consideran un traidor otros le apoyan.
¿Por qué escribe Pamuk? Escribo para que el mundo entero sepa la vida que hemos llevado y seguimos llevando yo, los otros, todos, nosotros, en Estambul, en Turquía […] Escribo porque la vida, el mundo, todo, es increíblemente hermoso y sorprendente. Escribo porque me resulta agradable verter en palabras toda esa belleza y esa riqueza de la vida. Escribo no para contar una historia sino para crear una historia. Escribo para librarme de la sensación de que hay un sitio al que debo ir pero al que no consigo llegar, como en un sueño. Escribo porque no consigo ser feliz. Escribo para ser feliz.
Lo que me une a la escritura es el deseo de refugiarme en un segundo mundo más complejo y más rico que el mundo aburrido, sofocante y frustrante que conocemos. […] Por supuesto, este segundo y reconfortante mundo que llevo treinta años forjándome a solas en un rincón, lo construyo con materiales del mundo que todos conocemos, con lo que puedo ver en las calles y en las casas de Estambul, Kars o Frankfurt. Pero nuestra imaginación, la imaginación del novelista, también le da a este limitado mundo real un espíritu mágico y particular.
No me resisto a transcribiros el inicio de su novela La vida nueva (1995): Un día leí un libro y toda mi vida cambió. ¿No os recorre un escalofrío al leer esta frase? Para los que somos “letraheridos” tiene un significado pleno. ¿No os ha pasado alguna vez?
Os dejo algunos enlaces interesantes. Para los que sepáis inglés, Orhan Pamuk Official Web Site, con todo tipo de información sobre el autor y su obra. Otro más que contiene un resumen de “La maleta de mi padre”, el discurso que pronunció cuando le fue entregado el Premio Nobel. Y, por último, un enlace a todos los artículos escritos por Pamuk en El País.
Y termino con el comienzo de Nieve: El silencio de la nieve, pensaba el hombre que estaba sentado inmediatamente detrás del conductor del autobús. Si hubiera sido el principio de un poema, habría llamado a lo que sentía en su interior el silencio de la nieve.
Plazos
Vamos a dividir la lectura en cuatro partes. La primera, que leeremos a lo largo de una semana, nos llevará hasta el final del capítulo 11, Ka y el señor jeque (pág. 122).
Os reitero lo de siempre, sobre todo a los nuevos: escribir en este post, mientras vais leyendo esta primera parte, sólo vuestras impresiones iniciales sobre la lectura o los personajes, o sobre lo aquí escrito o los enlaces dejados, pero no la comentéis, ni esta parte ni mucho menos en su totalidad. Cuando publique el post de análisis correspondiente a esta primera parte de la lectura dentro de una semana, y todos hayáis leído dicha parte, entonces podréis explayaros ampliamente en vuestros comentarios sobre ella en dicho post. Debéis respetar los plazos de lectura y dejar vuestros comentarios en los post respectivos a cada parte. ¡Buena lectura!
Etiquetas: amor, felicidad, literatura turca actual, Nieve, Orhan Pamuk, oriente-occidente, poder, poesía, política, religión
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