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«Desoriental»: contexto histórico

30 Sep

Con esta novela presenciamos el nacimiento de la República Iraní. Seremos testigos del cambio que empieza a experimentar la sociedad, especialmente las mujeres.

La Revolución iraní

La Revolución islámica, que en 1979 supuso el final del régimen del Sha y estableció un nuevo régimen en Irán, fue un acontecimiento inédito y sorprendente en la Historia del siglo XX.

Hablamos de Revolución porque fue capaz de derribar un régimen establecido. Además, no empezó como una revolución religiosa sino que en ella participaban masas de intelectuales, gente de izquierdas y religiosos.

Para entender lo que ocurrió en ese momento tan concreto hay que dar algunas explicaciones previas. Antes de la revolución, Irán fue gobernado por la dinastía Pahlaví, que se inició tras un golpe de Estado.

  • En 1926 el líder del golpe, Reza Khan, fue coronado Reza Sha Pahlaví. En 1941 fuerzas británicas y del Ejército Rojo irrumpen en Irán. El ejército iraní ante la invasión se retira y el reinado de Reza Khan termina. Como diría Churchill días más tarde «Nosotros lo pusimos, nosotros lo quitamos«, la razón esgrimida: la admiración que Reza Khan profesaba a Hitler había ido demasiado lejos. La influencia alemana sobre Irán era cada vez mayor y eso no lo podían tolerar ingleses, rusos y americanos. Con Teherán repleta de alemanes, Londres temía perder el petróleo iraní (principal fuente de combustible de su armada), y Moscú, que la Wehrmacht pudiera acceder desde allí a la zona del mar Caspio. Pero lo que más preocupaba a los aliados era la negativa del Sha a su uso del ferrocarril transiraní, mediante el que ingleses y americanos querían hacer llegar armamento y víveres a Stalin.
  • Mohamed Reza Pahlevi

    Mahamed Reza Pahleví, su hijo, se convertiría en el último Sha de Irán en 1941. En un primer momento, su reinado gozó de cierto progreso, en particular con las mujeres o el mundo artístico y cultural, pero su deriva hacia el despotismo empujó a Irán a la Revolución. Una de las peores afrentas que hizo a sus aliados de Washington fue aprobar la Ley de Nacionalización del petróleo. Las potencias occidentales comenzaron su bloqueo a Irán y el boicot a su petróleo. Al no contar con ayuda exterior y temiendo un golpe de Estado, se exilia en Roma.

  • En 1953 Mossadegh, Primer Ministro del gobierno, que contaba con la aprobación de la máxima autoridad religiosa del país, es destituido por un golpe de Estado orquestado por la CIA con el beneplácito del Sha y en connivencia con el gobierno británico.
  • A partir de ese momento, el Sha retoma las relaciones con americanos y británicos y un retorno a la venta de Irán a Occidente. 
  • En 1971 Mohamed Reza no solo era uno de los hombres más ricos del mundo sino el líder absoluto de Irán. Su régimen era cada vez más represivo contra los disidentes políticos. La sociedad estaba vigilada, no había libertad de prensa, cualquier tipo de activismo político podía terminar en prisión.
  • El descontento social tomó las calles y en 1978 se registraron protestas masivas contra el régimen del Sha.

La Revolución Islámica fue apoyada por muchos iraníes que no eran necesariamente religiosos. Muchos solo reclamaban una «democracia verdadera». Así pues, la Revolución contó con el respaldo de todos los grupos, con los liberales, los comunistas y los religiosos.

Las mujeres antes de la revolución

Estudiantes en Irán en los años 70. Foto de Paolo Koch/Gamma-Rapho Vía Getty Images

«Vi muchas fotos de mi abuela de antes de la revolución, ella con el velo y mi mamá con una minifalda, viviendo en armonía, una al lado de la otra» (Rana Rahimpour).

En Irán, antes de la Revolución Islámica de 1979, no existía el estricto código de vestimenta que actualmente obliga a las mujeres, por ley, a llevar el velo y ropa modesta «islámica». Entonces, Irán era un país algo más liberal y las mujeres podían vestir a la moda occidental. Irán todavía era una sociedad religiosa muy conservadora. Pero en ese entonces había voluntad política para romper ese molde tradicional y conservador y permitir que las mujeres florecieran y ocuparan más espacios en la sociedad. Aunque también hay que indicar que dicho florecimiento nunca llegó a suceder plenamente.

La periodista iraní Feranak Amidi comenta sobre esa época «No teníamos segregación de género antes de la revolución. Pero después de 1979, las escuelas fueron segregadas y los hombres y mujeres que no tenían parentesco eran arrestados si los sorprendían socializando entre ellos«. Y añadió  «Antes de 1979, había discotecas y locales de entretenimiento y la gente era libre de socializar como quisiera».

El velo no se abolió oficialmente en Irán hasta 1936, durante la era de Reza Shah Pahlaví. Años antes, el líder había alentado a las mujeres a no llevar el velo en público o «a usar un pañuelo en vez del tradicional velo largo«. Cuando finalmente se abolió oficialmente el velo, fue sin duda una victoria para las mujeres, pero también una tragedia, porque se les quitó el derecho a elegir, tal como sucedió durante la República Islámica cuando se reintrodujo oficialmente en 1979. Muchas mujeres se vieron obligadas a abandonar el velo y salir a la calle sintiéndose humilladas y expuestas.

En 1941 Mohamed Reza, asumió el poder y dio pasos importantes para la modernización del país. Este periodo se conoce como Revolución blanca, dio a las mujeres el derecho al voto en 1963 y los  mismos derechos políticos que tenían los hombres. Además intentó mejorar el acceso a la educación en las provincias periféricas. En su reinado se aprobó la ley de protección de la familia que se ocupaba de diferentes áreas, entre ellas el matrimonio y el divorcio. La ley de protección de la familia aumentó la edad mínima para el matrimonio de las niñas de 13 a 18 años, y también dio a las mujeres más influencia para pedir el divorcio. Además, los hombres no podían tener más que una esposa.


Nota para las lectoras/lectores

Nos volveremos a encontrar el 21 de octubre en el comentario final de la novela. Hasta entonces, espero que la disfrutéis.

Acordaros de pasar a recoger el ejemplar en la biblioteca Fórum o en la biblioteca Durán Loriga (según la que tengáis asignada previamente).

Nos leemos,

Los años 30 del siglo XX

4 Abr

En lugar seguro narra la historia de dos parejas americanas entre los años 30 y los 70. Se conocen durante la Gran Depresión en la Universidad de Wisconsin.

La Gran Depresión fue una profunda crisis económica que se inició en 1929 en los Estados Unidos y se prolongó aproximadamente una década, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Afectó a la mayoría de los países del mundo, desde los más industrializados hasta los más pobres y se convirtió en el período de recesión económica más severa del siglo XX.

El auge que se había vivido en los años siguiente a la I Guerra Mundial estaba vinculado a la innovación tecnológica en la industria y a la expansión del sector del automóvil, así también como el despegue de la industria química, eléctrica y la de bienes de consumo duraderos. Durante los años 20 el sector agrario experimentó un rápido proceso de mecanización. La bolsa de Nueva York se comportaba bien y en alza desde 1024. Los créditos se abarataron y muchas personas entraron en Bolsa. A finales de los años veinte había tal locura bursátil que pocos vieron el peligro que eso conllevaba hasta el Crack del 29.

El Crack de la Bolsa de Nueva York tuvo lugar un martes de octubre de 1929, que pasó a la posteridad como el «martes negro». Esta caída abrupta de la bolsa de valores generó una crisis financiera impresionante, en la que muchas familias perdieron sus negocios y los ahorros de toda una vida. Esta crisis golpeó en particular a los asalariados que en cifras nunca vistas antes, perdieron sus empleos, ahorros y muchos sus viviendas. La vida de muchas personas se vio afectada por el fenómeno del desempleo: en 1932, un 30% de la población de los Estados Unidos no tenía trabajo ni posibilidades de conseguirlo en el mediano plazo.

Las largas colas de desocupados en busca de alimento, o durmiendo en las calles cubiertos con cartones y papeles de diario, fueron una escena habitual de la primera parte de la década de 1930. El presidente Herbert Hoover (1929-1933) cargó con el desprestigio de haber gobernado, sin éxito, durante la crisis.

La crisis norteamericana pronto se transformó en una crisis mundial. Los países europeos se vieron perjudicados por la suspensión de los créditos que recibían de los Estados Unidos. Esto actuó como detonante de las quiebras bancarias en varios países europeos, como Alemania y Austria. Al mismo tiempo, los países que basaban su economía en la exportación de alimentos y materias primas, como la Argentina, vieron caer en picada sus productos.

Por otra parte, en los años 30, el creciente descontento de los alemanes hizo que Adolf Hitler tomara el control del país en 1933 con un apoyo de la población sin precedentes. Alemania dejó de lado la República de Weimar y se convirtió en un Estado totalitario al igual que la Italia de Benito Mussolini y la URSS de Josef Stalin. Alemania se empieza a desarrollarse nuevamente, la economía se relanza con el impulso que le da la industria y la inversión del Estado en infraestructuras. El imperio japonés se consolida en Asia, afectando los intereses de Europa y EE.UU. Rusia, ya transformada en la URSS, fue escenario de hambrunas endémicas, represión política y la Gran Purga.

El colapso de la República y la Guerra Civil Española desangró a España, la convirtió en un Estado totalitario y sirvió de preámbulo a la gran guerra que estaba por venir en el continente.

En Estados Unidos, el presidente Franklin Roosevelt lideró la recuperación económica del país tras la crisis provocada por la gran depresión de 1929. Su política económica «New Deal» consistió en estimular el gasto público mediante inversión en infraestructura. Durante sus primeros años de gobierno ejecutó todo tipo de proyectos, como hidroeléctricas, carreteras, escuelas y demás obras públicas, modernizando significativamente el país. La política llevada por el presidente Roosevelt cambió el país mediante una revolución, como él mismo expresó: «si es una revolución, ella es pacifica, llevada a cabo sin violencia, sin el derrumbe del imperio de la ley y sin la negación del derecho equitativo de todo individuo o clase social» 

Nos leemos,

El final de la Guerra: el Frente Oriental

9 Mar

La novela nos sitúa en la primavera de 1945 en el Frente Oriental. Nos encontramos al final de la contienda cuando Hungría ha sido ocupada y desde allí se dispone una ofensiva contra el Ejército Rojo.

Sitio de Budapest (Fuente: 2GM)

Ocupación de Hungría

En 1940bajo la presión de Alemania, Hungría se unió al EjeAunque esperaba evitar la participación directa en la guerraésta pronto se hizo inevitable.  En 1941, las fuerzas húngaras participaron en la invasión de Yugoslavia y la invasión de la Unión Soviética.

Mientras combatía contra la Unión SoviéticaHungría mantuvo negociaciones de paz secretas con los Estados Unidos y el Reino UnidoHitler descubrió su traición y el 19 de marzo de 1944 los alemanes ocupan Hungría.  Döme Sztójay, embajador húngaro en Berlín y ferviente partidario de los nazis, se convirtió en el nuevo primer ministro. Después de que las tropas alemanas ocuparan Hungría sin encontrar ninguna resistencia comenzaron las deportaciones en masa de los judíos a los campos de exterminio alemanes en la Polonia ocupada. El coronel de las SS Adolf Eichmann fue enviado a Hungría para supervisar las deportaciones a gran escala, que contaron con el apoyo de la gendarmería húngara. Entre el 15 de mayo y el 9 de junio, las autoridades húngaras deportaron a 437.402 judíos, de los que todos menos 15.000 fueron enviados a Auschwitz-Birkenau.

Aproximadamente 300.000 soldados y 80.000 civiles húngaros murieron durante la Segunda Guerra Mundial y muchas ciudades sufrieron daños, especialmente la capital, BudapestDesde la ocupación, Hungría se había convertido en el centro de las operaciones del Frente Oriental.

1ª División SS Panzer Leibstandarte Adolf Hitler. (Fuente: Wikimedia)

Ofensiva del Lago Balaton

Contra todo lo imaginado en una fecha tan tardía como Marzo de 1945 los países del Eje todavía gozaban de fuerza suficiente en Europa como para sorprender a los Aliados. Así lo demostraron durante la Batalla del Lago Balaton en Hungría, un enfrentamiento bautizado como «Operación Despertar de Primavera» que constituyó la última gran ofensiva acorazada lanzada por el Tercer Reich y lo mejor de las divisiones de las Waffen-SS en el Frente Oriental durante la Segunda Guerra Mundial.

El ataque alemán comenzó el 6 de marzo de 1945 en los alrededores del lago Balaton tanto con divisiones locales del Frente Oriental como con divisiones blindadas alemanas transferidas desde el Frente Occidental, entre ellas el 6.º Ejército Panzer-SS de Josef «Sepp» Dietrich, recientemente fogueado en la batalla de las Ardenas. Aunque el plan fue trazado con gran cuidado y secretismo por el alto mando alemán, este no pudo burlar al servicio de inteligencia soviético, que a su vez puso sobre aviso al alto mando soviético. La ofensiva alemana finalmente terminó en una inevitable derrota dada la enorme disparidad de fuerzas entre ambos bandos y por la alarmante debilidad de las Fuerzas alemanas.

La Ofensiva en el lago Balaton tuvo poco efecto sobre el avance del Ejército Rojo. En la que fue su última operación defensiva, entre el 6 y el 15 de marzo los soviéticos tuvieron muchísimas bajas humanas además de tanques y cañones antitanques. En contraste, las pérdidas del Eje fueron el doble en cuanto a muertos, heridos o desaparecidos. A inicios de abril, el oeste de Hungría fue ocupado completamente por los soviéticos en el marco de su ofensiva final sobre Viena. En tal situación, los alemanes retiraron sus últimas fuerzas de suelo húngaro para concentrarse urgentemente en la defensa de Viena y de la Baja Austria. Mientras, el gobierno húngaro pronazi partió a exiliarse a Alemania con los pocos seguidores que aún le quedaban.  La situación para la población civil de Hungría fue precaria: muchos soldados y oficiales soviéticos trataron a los húngaros como aliados del III Reich.

Muchos tanques, armas pesadas y numeroso equipo en buen estado fueron abandonados durante la retirada alemana. En la orilla occidental del Lago Balaton y los Montes Bakony cayeron en manos del Ejército rojo varias columnas de tanques sin haber disparado un solo tiro, que pudieron ser integradas en las unidades soviéticas como compañías blindadas propias.

Otra consecuencia grave fue que tras esta ofensiva Alemania perdió los pozos petrolíferos de la localidad de Nagykanizsa (al suroeste del lago Balaton), que constituían los últimos que aún se mantenían bajo control alemán en esta etapa de la contienda. Esto agravó la ya de por sí difícil situación militar de la Alemania nazi, dependiente casi por completo del combustible sintético (y el cual ya resultaba insuficiente para atender las urgencias de la guerra).

Sin embargo, el audaz ataque demostró a los soviéticos que la Wehrmacht aún tenía fuerzas para defenderse y, aunque no podía cambiar el curso de la lucha, sí estaba en condiciones de provocar altísimas bajas al Ejército Rojo. Lo cierto es que las fuerzas soviéticas perdieron casi el 7 % de sus efectivos, mientras las muertes alemanas, aunque menores en número, equivalían al 10 % de las tropas. Así, la batalla del lago Balaton constituyó la última gran acción ofensiva de las tropas de la Wehrmacht en el marco de la Segunda Guerra Mundial.

Las muertes en la Segunda Guerra Mundial

El 30 de abril de 1945, mientras las tropas soviéticas avanzaban peleando hacia la Cancillería del Reich, Hitler se suicidó. El 7 de mayo de 1945, Alemania se rindió incondicionalmente ante los aliados occidentales en Reims y el 9 de mayo ante los soviéticos en Berlín.

El 6 de agosto de 1945 explotó la primera bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima y el 9 de agosto una segunda bomba atómica en Nagasaki. El 2 de septiembre, Japón firmó su rendición y, de esta manera, finaliza la Segunda Guerra Mundial.

Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, se calcula que murieron 55 millones de personas en todo el mundo. Aunque muchas de las siguientes estadísticas están sujetas a variaciones en el material de donde provienen, sirven como referencia para hacer cálculos. En batalla, Estados Unidos tuvo 292.129 bajas y 139.709 desaparecidos en acción. La Unión Soviética tuvo 8.668.400 bajas y otros 4.559.000 desaparecidos. Alemania tuvo 2.049.872 bajas y 1.902.704 desaparecidos. China tuvo 1.324.516 bajas y 115.248 desaparecidos. Japón tuvo 1.506.000 bajas y 810.000 desaparecidos. Gran Bretaña tuvo 397.762 bajas y 90.188 desaparecidos.

La enorme cantidad de civiles muertos fue igualmente terrible. La Unión Soviética perdió 14.012.000 civiles; estas cifras incluyen entre un millón y un millón y medio de judíos. China perdió más de un millón de civiles, mientras que Polonia perdió casi cinco millones, entre los que había tres millones de judíos.