
Museo El Castillo de Medellín. Legado de Diego Echavarría
El «mundo de afuera» del escritor colombiano Jorge Franco, explora los inicios de la era del narcotráfico en Colombia, mientras nos lleva también por la historia íntima de una adinerada familia de Medellín
Contexto de la novela
El evento real que inspiró esta novela ocurrió el 8 de agosto de 1971, cuando, a la entrada de su Castillo en Medellín, don Diego Echavarría fue secuestrado por el Mono Trejos y su pandilla.
Para entender un poco la novela, o para contextualizarla, os dejo un pequeño apunte histórico sobre la familia protagonista de esta novela.
Los Echavarría
Como muchas de las familias colombianas, el árbol genealógico de los Echavarría nace en el país vasco, en Vizcaya. En Colombia, el primer Echavarría apareció en el siglo XVII, en Santa Fe de Antioquia, capital de la provincia. Se llamaba Antonio Echavarría Jáuregui.
Dos generaciones después de don Antonio, aparece don Rudesindo Echavarría, quien llegó a Medellín a abrir una casa comercial llamada Rudesindo Echavarría e hijos, ubicada frente al Parque Berrío y dedicada a revender mercancía de importadores locales. Sin embargo, Rudesindo decide después empezar él mismo a traer su mercancía, y manda de Inglaterra traer unas telas invirtiendo todo sus ahorros. El próspero negocio pasó después a sus hijos Rudesindo Jr. Y Alejandro, quienes pasaron del comercio de tela a la industria y fabricación de las telas fundando cada uno por su lado Fabricato y Coltejer, las empresas textiles más importantes de Colombia.
Alejandro, el fundador de Coltejer tuvo 10 hijos, entre ellos don Diego Echavarría, el empresario y filántropo que fue secuestrado, como muchos de sus parientes también, y quien es uno de los protagonistas de esta novela.
Argumento
Esta novela transcurre en los años setenta y cuenta la historia del secuestro de don Diego Echavarría Misas. Al mismo tiempo todo el plan ideado por los secuestradores, su posterior ejecución y todo el desarrollo del cautiverio en una finca en Santa Elena a las afueras de Medellín.
El autor hace mucho hincapié en la extraña relación que mantienen durante el cautiverio don Diego y el Mono Riascos, su secuestrador y jefe de la banda. Unidos por una obsesión: Isolda, la hija de don Diego, una niña que vive en el mundo de fantasía del castillo, apartada del mundo de afuera.
El Mono es un chico problemático que viene de una familia Colombiana de bajos recursos, con una madre tradicionalista y un grupo de amigos de bajo perfil. El Mono es el líder de la pandilla porque tiene presencia y ambiciones, posee una inteligencia emocional superior a la de sus compañeros y tiene poder de convencimiento. Sin embargo, tiene secretos y no confía realmente en nadie. Tiene una novia oficial frente a sus amigos pero un amante en la clandestinidad al que le da todos sus caprichos y lo va a traicionar al final. Es un personaje lleno de contrastes.
Don Diego pertenecía a una familia adinerada y empresaria de Medellín. Le gustaba el arte, la ópera y vivía grandes estancias en Europa. En una de estas estancias conoce a Dita, una mujer alemana de buena familia, y se enamora de ella. Quiero formar una familia pero aunque Dita lo quiere no quiere casarse con él. No quiere formalismos en su relación. Don Diego es un hombre tradicional, religioso, amante de la Alemania del Tercer Reich y de las tradiciones. Así que prefiere decirle a su familia que se han casado .
Aún así cede y juntos deciden asentarse en la ciudad de Medellín. Pero no de cualquier manera. Para ello manda construir un castillo como los que «soñaba de niño» para preservarse del mundo de afuera. Allí nace su hija y vive como una princesa, ajena a todo lo exterior. Esto crea un halo de misterio y expectación en la ciudad y entre los más jóvenes que ven a Isolda como una princesa de cuento de hadas. Entre ellos el Mono Riascos que se convierte para él en una obsesión desde niño.
Cuando crea la banda su primer objetivo es secuestrar a Isolda. Pero antes de ejecutar sus planes sus padres se la llevan a estudiar lejos, a Estados Unidos, para preservarla del ambiente de Medellín. Así que en ese momento cambia los planes y decide secuestrar a don Diego.
En ese intermedio Isolda, con 15 años, muere en EEUU de una rara enfermedad, el síndrome de Guillain-Barré y sume a sus padres en una continua tristeza. Entonces, don Diego es secuestrado y piden un rescate por él. Pero no lo consiguen porque don Diego había advertido a su familia que nunca cedieran a un chantaje. En ese tira y afloja transcurre la gran mayoría de la novela hasta el trágico final.
Durante el secuestro se narran las historias de los diferentes personajes que aparecen en la obra mezclando fábula y mundo real. Historias dónde aparece la hija del secuestrado, sobreprotegida por su padre y que vive en la soledad en el castillo sin amigos y atada a las tareas diarias; la mujer del secuestrado, una alemana que se enamora del protagonista de la historia después de la II Guerra Mundial en Alemania y qué después decidirá trasladarse a Medellín junto a su querido.
Y como historias principales la del secuestrador y la del secuestrado. Historias paralelas que nos harán ir de una época a otra y nos harán seguir con intensidad la lectura de la novela. Todo esto unido a los protagonistas secundarios que formarán parte del secuestro y que darán lugar a algunas escenas cómicas pero sin descuidar que es un secuestro en el cual se viven momentos trágicos desde el principio hasta el final.
Comentario
Con su conocido estilo, Jorge Franco salta inquietamente por las temporalidades de la historia y va llevándonos a la Alemania de la posguerra, donde don Diego va a estudiar y conoce a su esposa Dita, y al Medellín de los 60’s, con sus motos Lambretta y sus festivales de música hippie. Así pues, de estar en el frío de Alemania asistiendo con don Diego a conciertos de música clásica y empezando su historia de amor con Dita; pasamos a la propia niñez de Jorge Franco, que es propiamente uno de los narradores de la historia, que nos cuenta como vecino del castillo todo este misterio que rodeaba a Isolda; para ir después al Medellín de los 60’s a ver el plan que El Mono Riascos y su pandilla preparan para el secuestro.
De este modo, poco a poco Jorge Franco nos va armando la historia llena de obsesiones, de una magia maravillosa, pero también de la realidad desastrosa del secuestro.
«El mundo de afuera» es una inusual mezcla de fantasía y estremecedora realidad de la que emergen historias de amor y violencia en una ciudad que se asoma a la época maldita de la guerra del narcotráfico.
Según palabras del propio escritor: «La novela tiene un impulso real que es el secuestro de un hombre, del cual yo era vecino, un hombre que vivía a la usanza de otros tiempos, en un castillo europeo en medio Medellín. Esa que para mí era una época feliz, tranquila, de pronto se ve sacudida por este hecho, inusual hasta ese momento, y esa ciudad idílica, paradisíaca, donde no pasaba nada comienza a transformarse. Conservé ese hecho en la memoria durante décadas y sólo ahora, en estos años en los que, con mi hija, he estado inmerso en la literatura infantil, me despertó ese recuerdo del castillo que yo viví de niño y de ahí la obsesión de contarlo. Esa es la primera de las obsesiones que van alrededor de esta historia. Está la obsesión de don Diego por su hija, un padre que cree que dándole ese castillo le está dando todo, y luego está la obsesión de alguien que mira desde afuera ese mundo y que se obsesiona también con esa pequeña princesa para tenerla de otra manera.”
Gran parte de la magia de los personajes creados por Jorge Franco está en sus contradicciones, en la manera en que se cuestionan sus sentimientos y sus relaciones con otros. Son personajes pintados en gamas de grises que se enfrentan a situaciones límite, donde sus miedos, debilidades, sueños y frustraciones salen a flote. Aún así los describe poco, apenas unas pinceladas de cada uno, breves retazos. Sustenta el peso en lo que dicen. Según el autor esto es importante porque «Tú conoces a la gente por cómo habla, por la voz, por lo que dice, hay personas que con dos o tres frases te dan toda la información y eso es clave en la literatura y además es una herramienta que alimenta mucho. Cuando habla el personaje, cuenta cosas, pero al mismo tiempo puede darle al lector información de su pasado.”
Así, sin los límites impuestos por los vestigios de una sociedad pacata y puritana, lejos de los prejuicios tan ajenos a la creación literaria de calidad, distantes de clichés que dividen el mundo entre buenos y malos estos dos magníficos personajes -Don Diego y el Mono- según el escritor “van cumpliendo su destino trágico, muy al estilo de la tragedia griega. Cada uno se va necesitando para complementarse, uno como víctima, el otro como victimario y al final en un momento están juntos viendo un amanecer y los dos saben que cada uno tiene que cumplir con lo que el destino ha dispuesto.”
En las anteriores novelas de Jorge Franco las mujeres llevan las riendas de la trama, esto no es gratuito si pensamos que el escritor creció rodeado de mujeres (su madre, sus hermanas, tías y las amigas de todas ellas) que le enseñaron su manera de ver el mundo y vivir el amor. Aunque en El mundo de afuera, como ejercicio literario, decidió que los hombres tendrían mayor protagonismo, el encanto y la chispa femenina también tienen su espacio.
Twiggy tiene un lugar muy importante en esta historia, según palabras del propio autor: “Twiggy surge como un deseo de involucrar la figura femenina en esta pandilla a la que faltaba un poco de gracia. Yo recordaba de niño a mi madre y a mis tías hablar todo el día de Twiggy que era una modelo que rompió el estereotipo de la belleza en el mundo, era baja de estatura, tenía el pelo muy corto y usaba un maquillaje muy particular en sus ojos, entonces pensé que si Twiggy estaba en boca de todos pues iba a estar en boca de esta mujer que quiere parecérsele. Es una constante en todas las épocas de la historia donde siempre hay unos estereotipos de mujeres y muchas quieren copiarlas como Sofía Loren o Brigitte Bardot.”
En el libro también tenemos la presencia del poeta antioqueño Julio Flórez, o mejor aún sus poemas, compañero inseparable del Mono y que le sirven para poner palabras al amor que siente por Isolda. Presente como un velo que cubre la novela, el poeta rechazado a finales del siglo XIX por sus contemporáneos y luego coronado como poeta nacional, también sirvió de inspiración para el título con el que la novela se presentó al concurso: Aquel monstruo indomable, así llamaba Julio Flórez al amor.
¡¡Ahora os toca a vosotros!!
¿El uso de la técnica del flashback ha dificultado la lectura o ha ayudado a articular mejor la trama? Es una técnica muy cinematográfica que utiliza Franco con frecuencia porque tiene formación en cine.
¿El hecho de que haya tanto diálogo en la historia y menos descripciones de los personajes os ha ayudado a entenderlos mejor? a mi modo de parecer los diálogos son muy hábiles y no se sienten ajenos a la historia.
¿Que os ha parecido? ¿Se identifica claramente la ciudad de Medellín en esos años? el voceo de los diálogos y los lugares donde transcurren los hechos están bien logrados y puede recrearse una imagen clara de las situaciones de la historia.
¡¡¡¡Espero vuestros comentarios de la novela!!!
Los que tenéis el libro en préstamo: acordaros de devolverlo esta semana. Intentaré devolverlo a Santiago el próximo lunes.
Y este miércoles, 4 de diciembre, presentaré la siguiente lectura.
¡Nos leemos!
Etiquetas: años 70, amor, Colombia, fantasía, Jorge Franco, Literatura de ficción, Medellín, obsesión, secuestro
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