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Una fábula del siglo XX

27 Jun

«Memorias de una osa polar» de Yoko Tawada narra a través de los ojos de varios osos polares distintas etapas históricas de la humanidad, así como reflexiones sobre sus realidades cotidianas. La editorial, en su presentación, señaló que era una novela dirigida a personas de «mentes abiertas» y creo que no se ha equivocado.

Novela bien bien escrita, con una prosa fácil de seguir. Además, consta de una buena estructura construida sobre el protagonismo de tres osos polares, separados por una línea temporal pero unidos por la línea del parentesco. Contando su historia familiar, nos presentan los grandes acontecimientos históricos vividos en el siglo XX, en particular aquellos provocados por lo autoritarismos

Comentaros que el principio es un poco confuso pero que, tras pocas páginas, la autora hace que nos adentremos en la historia y empaticemos con estos animales tan sorprendentes. Temas como el racismo, la xenofobia, fama, existencialismo, feminismo, capitalismo y comunismo entre otros se exploran al mismo tiempo que realizamos un viaje en el tiempo por la Unión Soviética, la Alemania del Este y el Berlín moderno y actual.

La historia se centra en la historia familiar de Knut, un oso polar que nace en el zoo de Berlín (inspirado por un oso real del mismo zoo, famoso por las fotografías de Annie Leibovitz para Vainity Fair) y en las dos generaciones anteriores.

La novela arranca con la abuela, nacida en la Unión Soviética, que trabaja en un circo, escribe unas memorias que se convierten en best seller y se exilia en Canadá. Su hija Tosca, bailarina, se instala en la Alemania del Este en la época del muro de Berlín, se dedica también al circo y mantiene una estrecha relación con su entrenadora Bárbara, emocionalmente frágil. El hijo de Tosca, Knut, nace en el zoo de Berlín, está muy unido a su cuidador, Matthias, y se convierte en una estrella, aunque cuando se hace grande lo separan de su cuidador y se siente solo en el zoo.

Los tres tienen capacidades humanas: pueden leer, escribir y hablar con las personas. Unos osos humanizados que piensan, hablan y actúan más como humanos que como animales. Con los humanos se comunican de igual a igual.

No es la primera vez que en literatura los animales adoptan características humanas, como en «Rebelión en la granja» de George Orwell, «Maus» de Art Spielman o la japonesa «Soy un gato» de Natsume Soseki.

Cada oso relata sus memorias en el tiempo que le ha tocado vivir. Ninguno de los tres tiene libertad y viven sometidos a una fuerza superior. La abuela de Knut es la que más consciente estaba de su situación y la que quería irse a Canadá porque en aquellos tiempos, para los países del telón de acero, representaba la libertad. Detenerse en la historia familiar, cada uno de sus detalles y complejidades, permite a la autora mostrar una familia en la que se heredan determinados elementos, pero en la que también se van añadiendo disfunciones, conflictos más o menos evidentes entre una generación y otra.

Acertados los paralelismos entre el circo y el régimen comunista, muy bien traídos en la historia. Ya en la primera parte del libro nos recuerdan «nadie puede actuar en función de su libre albedrío» y donde lo importante es el colectivo, no el ser individual.

La extraña relación que se crea entre los osos y sus bien intencionados cuidadores nos muestra lo que es vivir sometido felizmente y sin libertades. La autora no los muestra desde dentro, dándole voz a los más débiles que creen vivir en plenitud cuando su realidad es otra bien distinta. 

Además, no solo vemos el comportamiento de los humanos con los animales, sino también de los humanos entre sí.  A parte de alusiones políticas muy evidentes en la novela, vemos alusiones ecologistas. Es una llamada para que cuidemos mejor el planeta. La parte en la que Knut es el protagonista es la que mejor lo refleja.

Me ha parecido una lectura amena, no tan divertida como en su planteamiento me hizo creer la autora, pero  sin mucha profundidad. Sí me ha parecido original el planteamiento pero se queda corto en el desarrollo. No profundiza en los temas planteados, es como si careciesen de densidad. No hay una reivindicación, ni critica potente como si la hay en «Rebelión en la granja» o en «Maus». De todas formas me ha gustado conocer a esta autora y leer otros puntos de vista.


¡¡Ahora os toca a vosotros!!

¿Qué os ha parecido la novela? ¿Estáis de acuerdo con este planteamiento? 

Espero vuestros comentarios.

Es la última novela de este curso. Acordaros de devolver el libro a lo largo de esta semana en la biblioteca porque lo tengo que enviar a Santiago.

La última semana de septiembre os escribiré para deciros cuando empieza el próximo curso, seguramente será la semana del 3 de octubre. Espero que tengáis un buen verano y lo podáis disfrutar mejor que los de estos dos últimos años.

Estamos en el borde

18 Dic

Los seres humanos y otros animales

Lamarche nos ofrece una serie de relatos que aunque están escritos en épocas distintas, todos tienen un común denominador: en todos los relatos aparecen animales y están protagonizados por personajes solos.

Como explicó Lamarche en una entrevista con Inés Martín Rodrigo, “Estamos en un periodo del planeta al borde de algo que puede resultar muy grave por la pérdida de ciertas especies, la destrucción de la naturaleza… Aunque, también, estamos al borde de un cambio que puede ser muy positivo”. La autora amante de la naturaleza y consciente del grave peligro que corre, quiere con estos relatos tocar la sensibilidad del lector en estos temas y que seamos consciente de todo lo que nosotros también perderíamos.

«Suelo manifestarme con los jóvenes que luchan por el clima, y creo que su generación es la del borde, en ella hay gente fantástica. Estamos obligados a cambiar algo y a hacerlo lo antes posible.»

Más que un libro con fondo ecologista se trata de relatos con personajes al límite a punto de darse cuenta de algo, se cruza un animal en su camino, que a veces les sirve de espejo, otras de escapada y otras de saco en el que volcar su cariño.

El primer relato, «Frufrú», trata de la soledad y de como la afrontamos. Un hombre solo, recoge a una pata de un refugio de animales en el que trabaja de voluntario. A través de este ave conoceremos al personaje de Louis.  55 años y de todas las personas que conviven a su alrededor. Louis vuelca toda su necesidad de cariño en la pata, de algún modo su vida está en un punto muerto. Los dos están solos. Pero la pata intenta salir de esa situación siguiendo su instinto y volviendo a la naturaleza, a pesar de seguir herida.

En Embuste, cuyo animal es un caballo negro. La protagonista es una niña que huye de la infidelidad de su madre y de la destrucción de su familia a lomos de un purasangre llamado así, “Embuste”, para acabar contemplando la destrucción de las caballerizas, sacrificadas por una moderna autopista.

En Lino […] Cipriano», vemos cómo casualmente unos niños descubren un hormiguero y lo destrozan alegremente. La suerte de las hormigas carece de importancia ante un momento de diversión. Para ellas ese ataque humano supone una brutal amenaza a su existencia y el desbaratamiento de décadas de desapercibidos trabajos.

En Ulises» la protagonista se describe como alguien que corre con ahínco hacia una meta, sin saber cuál es. En este relato confiesa que no pudo leer el famoso libro de Joyce, que lo arrojó al mar, que aquello aún es un estigma, un socavón en su carrera lectora. Esto nos da pie para pensar acerca de cómo considerar aquellos libros llamados clásicos, convertidos a veces en paredes verticales de puro hielo.

La muerte está presente en Elad. No como algo físico, sino como una pulsión, un sentimiento, una amenaza, como el resultado de la combinación de la plenitud y el vacío que nos depara la dependencia amorosa, como si de una planta carnívora se tratase que cuidamos y alimentamos a diario con mimo extremo.

Tosco es un relato que empieza con un timo y acaba con amistad, y con gato dentro.

En Merlín la protagonista pregunta «¿no tiene usted la impresión de que nuestra mirada ya nunca volverá a ser inocente?» relacionado con la naturaleza y su padecimiento «sigue siendo igual de hermosa aunque sepamos que está enferma».

En Rudi una madre llora la ausencia de su hijo desaparecido por muerte súbita del lactante nada más nacer. Como eso destrozó su vida y su matrimonio y aún así sigue adelante. «Las personas atormentadas por un duelo irreparable ya no creen en el futuro. Pero sí en la imaginación, de donde nacen las historias más descabelladas […] les basta con ser cómplices de algunas vidas salvajes».

No había leído nada, hasta ahora, de Lamarche. En general me apetece siempre más empezar una novela que un libro de relatos, pero reconozco que en este caso he disfrutado mucho con la lectura.

Están muy bien escritos, con mucha sensibilidad y un lenguaje poético de principio a fin. Un canto a la naturaleza, a cuidarla y preservarla por el bien de todos nosotros.

Me sorprendió el último relato, Rudi, el más triste de todos y a la vez con un discurso muy sincero y lleno de esperanza. Espero que hayáis disfrutado con esta lectura.


¡¡Ahora os toca a vosotros!!!

¿Qué os ha parecido esta autora?

¿Qué relato os ha conmovido más?

Nos leemos,