Archivo | diciembre, 2021

Nuestra próxima lectura: «La anomalía» de Hervé Le Tellier

15 Dic

Nuestra próxima lectura es del escritor francés Hervé Le Tellier, «La anomalía«, con la que ganó el Premio Goncourt 2020. Editada en español por Seix Barral en 2020, está traducida del francés por Pablo Martín Sánchez.

La novela

«Hay algo admirable que supera siempre al conocimiento, a la inteligencia e incluso al genio, y es la incomprensión«.

El 10 de marzo de 2021 los doscientos cuarenta y tres pasajeros de un avión procedente de Paris aterrizan en Nueva York después de pasar por una terrible tormenta. Ya en tierra, cada uno sigue con su vida. Tres meses más tarde, y contra toda lógica, un avión idéntico, con los mismos pasajeros y el mismo equipo a bordo, aparece en el cielo de Nueva York. Nadie se explica este increíble fenómeno que va a desatar una crisis política, mediática y científica sin precedentes en la que cada uno de los pasajeros acabará encontrándose cara a cara con una versión distinta de sí mismos.

Cuenta el autor que la idea le surgió a partir de un relato corto que decidí no escribir sobre el encuentro de un hombre y su doble, que hablaban de su propia vida hasta llegar a una charla esencial sobre la relación amorosa o sentimental y la mujer que ambos amaban. Pero rápidamente se dió cuenta de que era una mala idea para tratar en un relato corto, pero buena para una novela, en la que podía explorar todas las situaciones posibles, desde la colaboración al odio, desde el sacrificio al asesinato. 

Según el escritor Javier Cercas: «Una novela muy inteligente, muy fresca, extraordinariamente divertida y bien armada, dotada de una virtud que solo está al alcance de grandes novelas: es fácil de leer y difícil de entender

En mayo del 2021, el programa de televisión «Página Dos» le hizo una entrevista con motivo del galardón francés. Podéis ver esta entrevista pinchando aquí.

El autor

Escritor y periodista francés, nació en París en 1957. Fue profesor de matemáticas, luego periodista científico y como novelista ha logrado el éxito y la fama a los 63 años, después de escribir una treintena de libros (novelas, relatos, ensayos, poemarios, obras teatrales) desde 1991.

Conocido por su labor como crítico literario y colaborador de numerosos medios, prensa escrita (Le Monde) y radio (France Culture), ha sido editor de autores tan importantes como Raymond Queneau o Georges Perec. Autor literario de prestigio en Francia es miembro del grupo de experimentación narrativa de vanguardia Oulipo, desde 1992.

Por el contrario, desconocido por el gran público, el Premio Goncourt (2020) lo ha consagrado y ha convertido esta novela en un fenómeno literario, con más de un millón de ejemplares vendidos en Francia, cuando con sus anteriores obras no pasaba de 20.000.


Calendario de lecturas:

  • Presentación de la novela: 15 de diciembre 2021.
  • Comentarios finales de la novela:  10 enero 2022.

Ya lo tenéis disponible tanto en la Biblioteca Fórum Metropolitano (ver horarios) como en la Biblioteca Durán Loriga (ver horarios). Acordaros de llevar el ejemplar de Yan Lianke para devolver.

Espero que esta novela os entretenga durante las fiestas navideñas.

Feliz Navidad y que el 2022 os depare salud y buenas lecturas a todas/os.

Nos leemos,

 

 

 

 

 

 

El fin de la aldea Ding

13 Dic

Campos de arroz. Sur de China (DreamsTime)

Argumento

La aldea Ding comenzó a vender sangre. «De la noche a la mañana se abrieron más de diez centros de compra para una población que no alcanzaba el millar de habitantes». Se instalaron muchos puestos de venta de sangre, gracias a eso la aldea prosperó porque atrajo a personas de la comarca que acudían también a vender sangre. Se abrieron nuevos establecimientos y la aldea se llenó de movimiento. En un abrir y cerrar de ojos, la aldea Ding se convirtió en la aldea modélica de venta de sangre del condado Wei. Y las autoridades le dieron gracias al abuelo porque había conseguido sacar a la aldea de la pobreza.

Ding Hui vio un negocio en la compra venta de sangre y no tardó en poner un cartel en su casa donde ponía «Puesto de compra de sangre de la familia Ding«. Compraba la sangre un poco más cara que en los establecimientos oficiales. Años más tarde, la enfermedad de la sangre cayó como un aluvión y afectó a todos quienes habían vendido. «Morían como hojas que caen de un árbol, se extinguían como una luz que se apaga».

Su padre (llamado Shuiyang), abuelo de quién narra la historia, quería que su hijo se arrodillara delante de todos lo vecinos de la aldea a los que había comprado sangre y les pidiera perdón. Perdón por haber contribuido a propagar la enfermedad. Su hijo utilizaba los mismos algodones y reutilizaba las jeringuillas con muchas personas diferentes. Murió mucha gente y mucha más está infectada. La enfermedad que contrajeron es el SIDA y que no tiene cura.

El abuelo se arrodilló ante todos los vecinos y les pidió perdón, en nombre de él su hijo y de toda su familia por ayudar a propagar la enfermedad. Cuando toda la aldea supo que no había cura, el abuelo improvisó el edificio de la escuela para acoger a los enfermos y que así tuvieran un sitio donde estar para no contagiar al resto de la familia. La escuela se convirtió en residencia para pacientes de la enfermedad de la fiebre.

Se organizó la escuela-residencia para que todos pudieran convivir juntos, se hacía la comida conjunta, se aportaba el alimento para el fondo común y se prepara la comida para todos. Les reconfortaba el hecho de estar juntas, «aunque estéis enfermos y condenados a morir, hay que intentar vivir a gusto el tiempo que se pueda».

Pero la condición humana se impone aunque sea en las condiciones más terribles. Todos saben que más tarde o más temprano van a morir, pero eso no cambia su forma de comportarse con la personas que tienen al lado. La envidia y la mezquindad siguen haciendo mella en los individuos a pesar de su trágica situación.

Ding Liang, el segundo hijo del abuelo, se juntó con la mujer de su primo, Lingling, también enferma para pasar sus últimos tiempos en compañía. Esto desató toda clase de comentarios y peleas en la escuela y en la aldea.

A raíz de los comportamientos impropios de sus dos hijos, al abuelo lo desplazaron de la dirección de la escuela y de participar en las decisiones de la aldea. A partir de ahí un nuevo orden llegó a la aldea. Se talaron todos los árboles para construir ataúdes, el sol abrasaba la aldea y los campos y los enfermos dejaron la escuela (ya totalmente esquilmada) para irse a morir a sus propias casas.

Ding Hui empezó otro negocio lucrativo con las familias de los fallecidos proporcionándoles un marido o esposa a aquellos que ya habían muerto para que estuvieran acompañados en toda la eternidad. Cuando hizo de casamentero para su hijo muerto (narrador de esta historia) con otra mujer también muerta de otra aldea y se lo quiso llevar a las tierras de su futura esposa, el abuelo ya no pudo reprimirse más y se tomó la justicia por su cuenta.

Cuando se instaló la sequía, los que no habían muerto todavía se marcharon a un nuevo lugar y la aldea se quedó vacía.

Comentario

El «Sueño de la aldea Ding» me parece un libro extraordinario. Muchos años después de su publicación sigue estando prohibido en su país. Este libro se ha difundido por todo el mundo con un buen acogimiento de ventas y críticas. Recibió el prestigioso premio Kafka, este premio se concede anualmente en Praga y distingue especialmente a aquellos libros que contienen valores universales, por lo que pueden ser entendidos por todos los lectores independientemente de su origen, nacionalidad y cultura.

La historia es una tragedia absoluta, ocho años después de que los habitantes de la aldea se vieran envueltos en una campaña oficial de venta de sangre para la creación de un banco nacional con reservas suficientes para las necesidades médicas, muchos de los que en su día participaron en ese programa empiezan a sentir fiebres y a ponerse muy enfermos. Desde los estamentos oficiales nadie les cuenta lo que les está pasando y al principio no identifican sus síntomas con una enfermedad grave, sino que piensan que tienen simplemente la «enfermedad de la fiebre». Son gente del campo, sin estudios y que nunca habían oído hablar del SIDA.

El narrador de la historia es un niño de 12 años que está muerto. Los protagonistas principales son el abuelo del niño (Shuiyang) y el padre del niño (Ding  Hui) ambos representan el bien y el mal respectivamente.

El padre se ha enriquecido con la venta de la sangre de forma ilegal y en condiciones higiénicas muy deplorables. Después siguió con la venta de ataúdes que regalaba el gobierno y que él comercializaba en la comarca a «precio de coste». Por último, se embarcó en el emparejamiento póstumo, una vez fallecidos, de los enfermos que morían solteros. Con este personaje el autor quiere hacer una crítica al «capitalismo de estado», al enriquecimiento tan rápido de los estamentos políticos del país. Su falta de valores en general, algo muy frecuente en la China posterior a la Revolución Cultural, que arrasó con todo el acervo cultural y moral de la China milenaria.

El abuelo representa la pervivencia de la tradición en el mundo rural. Primero es el colectivo antes que el individuo. No ha participado en la venta de sangre, no se ha contagiado  de Sida pero aún así organiza la escuela para que los enfermos tengan un lugar digno donde vivir sus últimos momentos y él se va a vivir allí como uno más. 

A lo largo de toda la novela el abuelo es una referencia ética. Pase lo que pase en la aldea y a pesar de que todo el mundo está en contra de sus hijos por como llevan su vida, todos van a pedirle consejo o a que medie en alguna disputa familiar o vecinal. Representa un mundo a punto de extinguirse, que en ese momento solo pervive en las zonas rurales donde las transformaciones económicas, tecnológicas, etc., tardan más en llegar.

Me gustaría destacar también la ambientación, El relato de los hechos que atañen a los habitantes de la aldea Ding se contrapone todo el tiempo con las descripciones del entorno, de una belleza extraordinaria.

El tema de la muerte, presente en toda la novela, se va transformando, pasa de ser una desgracia a ser algo cotidiano que ya no sorprende a nadie. Al final, todos estos acontecimientos llevaron a los habitantes de la aldea o bien a morirse o bien a marcharse a otro lugar: «La aldea Ding resultó estar desierta. No había sombra de personas. Con el estallido de la enfermedad, los que tenían que morirse se habían muerto y quienes sobrevivieron se marcharon a otro lugar. Se mudaron todos. La gran sequía se los llevó, como se lleva el viento las hojas o extingue la luz de una llama.»

Aunque el final es triste deja un espacio a la esperanza, a una nueva vida que puede renacer «El abuelo vio entonces una llanura nueva y saltarina. Un mundo nuevo que bailaba.«


¡Ahora os toca a vosotros!

¿Qué os ha parecido esta novela? ¿Os ha empatizado la historia, o algún personaje? ¿Os ha gustado la forma de narrar de Lianke?