«Nadie es malo por naturaleza. Hasta el más honesto puede cambiar en función de las circunstancias.»
Sensei le escribe una carta, donde le avanza que cuando la lea él ya llevará tiempo muerto. La carta es una excusa para abrirle su corazón y confesarle las circunstancias que le llevaron en la vida a pensar y vivir como lo estaba haciendo.
Le cuenta que cuando apenas tenía 20 años sus padres murieron y se quedó a cargo de su tío. Poco a poco, su tío fue apropiándose de su herencia y dilapidando el dinero. Se sintió estafado porque no sólo se instaló en la casa familiar sino que pretendía que Sensei se casara con su hija para unir lazos familiares y que la herencia se quedase en su lado.
Sensei rechazó esta oferta y poco a poco fue descubriendo como era su tío y la gran decepción que le causó. Así que decidió liquidar su herencia e irse a vivir definitivamente a Tokio. Aunque su fortuna había menguado mucho, le permitía seguir llevando una vida desahogada como estudiante en la ciudad.
Se alojó en la casa de una viuda y su hija. Lo trataban como de la familia y en poco tiempo empezó a sentirse cómodo en esa situación. Sentía una atracción amorosa por la hija de la dueña de la casa, a la que llama Ojyosan. Pero el temor a sentirse engañado otra vez, lo paralizaba. No sabía interpretar bien las intenciones que albergaba la madre. Desde la experiencia con su tío, desconfiaba de todo el mundo.
Así estaban las cosas cuando K, un amigo de la infancia, entró en la casa a vivir también con ellos. K era una persona con una fuerte personalidad, más espiritual que física, se sentía alejado de todo el mundo. Había sido dado en adopción de pequeño y ahora por una mentira en sus estudios había sido rechazado por ambas familias.
Poco a poco K se fue acostumbrando a la vida en la casa y fue intimando con Ojyosan provocando los celos de Sensei. Fue incapaz de contarle a su amigo el amor que sentía por la joven. Hasta el punto ocultó sus sentimientos que un día K le pidió consejo porque se sentía atraído por Ojyosan.
«Todas nuestras capacidades, ya sean físicas o espirituales, exigen un estímulo externo, tanto para su desarrollo como para su ulterior destrucción.»
Esta confesión provocó que Sensei urdiera un plan para desbancar a su amigo de este deseo. Y utilizó sus mismos argumentos para decirle que no se apartara de la senda de esfuerzo y aislamiento que se había marcado en la vida. Sensei sacó lo peor de si mismo.
«Si lo he vencido, ha sido por comportarme como un canalla, pero él me ha ganado como persona.»
Así que decidió adelantarse a K y pedirle la mano de su hija a Okusan. Esta accedió. K después de saber la noticia del compromiso de Sensei con Ojyosan, se suicidó. Se cortó la carótida y dejó una nota de despedida: «Me quito la vida por falta de voluntad, por haber perdido toda esperanza de llegar a ser quien quiero.»
Sensei se sintió culpable. Culpable de su falta de honestidad. De haber utilizado la ventaja y la estrategia para pasar por encima de su amigo K en su enamoramiento de la misma mujer, y por tanto, le prometió a su familia que iría a visitar su tumba una vez al mes el resto de su vida, le pediría perdón y le diría que nunca le abandonaría.
Se casó con Ojyosan. Pero no fue capaz de eliminar la culpa que sentía por lo sucedido y esto enturbió su felicidad. Un muro de incomprensión se levantó en el matrimonio. Sensei era incapaz de abrir su corazón y sincerarse con su mujer.
«A pesar de haber decidido enterrarme en vida, de vez en cuando mi corazón brincaba de alegría movido por algún estímulo externo»
La batalla interior no había cesado en todos estos años. Considera que fue feliz en su matrimonio, a pesar de todo esto pero sentía que al igual que la era Meiji, su vida había llegado al final.
Su confesión era sincera y quería que su joven amigo aprendiera algo más de la condición humana, aunque le pidió que nunca revelara este relato a su mujer, porque no quería que le cambiara la imagen que tenía de él.
«Y mientras ella esté viva, quiero que guardes todo esto en tu corazón como el más preciado de los secretos».
Comentario literario
Kokoro es un libro clave en la literatura japonesa. Es una novela de ficción aunque se encuentran varias referencias a acontecimientos históricos que marcaron la historia del país a finales del siglo XIX y principios del XX. Además, esta novela está marcada por la experiencia y vida de su autor.
Natsume Soseki (1867-1916) fue hijo de una familia que, al igual que el personaje de K, lo daría en adopción para más tarde y más tarde lo readmitiría. Vio morir a su madre siendo muy joven y a dos de sus hermanos. Se especializó durante sus años universitarios en literatura británica, país al que acabó viajando pero cuya pésima experiencia le llevó a un profundo desencanto. Esto le llevó a volver a los clásicos, que nunca abandonó del todo. Se debe tener en cuenta que los años de su vida se ajustan perfectamente al periodo Meiji, por lo que al morir el Emperador (1912), coincidiendo cuando su salud más se deterioraba, es lógico que sintiese que se acababa una época, su época.
Estos acontecimientos hicieron que su prosa se volviese más triste, más desesperanzadora y en cierta medida, más intimista.
El libro está dividido en tres partes. La primera relata el encuentro del protagonista con Sensei y como van forjando su amistad. El protagonista lo considera un maestro e intenta aprender de él, pero no entiende su mutismo y su aislamiento social. Sensei es un ser que desconfía de la humanidad, con un gran sufrimiento interior que lo convertirá en un misántropo. El protagonista toma conciencia en esta parte de «lo frágil que es el ser humano», esta fragilidad queda patente en la larga enfermedad del padre.
La segunda parte se desarrolla en la casa familiar y en la lucha del padre contra su enfermedad. También se pone patente las presiones de su familia para que encuentre un buen trabajo. Y en la tercera parte, asistimos a la confesión de Sensei sobre su pasado y los dos acontecimientos que marcaron para siempre su vida: los engaños de su tío con la herencia familiar y que su amigo acabara suicidándose al enterarse de que el protagonista se casaba con la mujer que ambos amaban.
Lo que más presente está en la novela es la fragilidad del corazón y como determinados sucesos cambian la forma de actuar de las personas y determinan su vida para siempre. Esta fragilidad lleva a su tío, una buena persona hasta entonces, a comportarse de forma egoísta e interesada. Esta fragilidad lleva a Sensei a traicionar a su amigo de la infancia por conseguir el amor de Ojyosan y esta fragilidad del corazón lleva a K a suicidarse.
Sensei se ha alejado de la sociedad en un intento de expiar su culpa frente a un pasado al que realmente es incapaz de enfrentarse y asumir. Además, esta soledad y tristeza alcanza a su esposa, a la que sin embargo ama con fuerza, pero aun así no es capaz de sincerarse y ésta no entiende lo siente su marido y por tanto, es incapaz de ayudarle.
Este sentimiento de culpa, unido a la fragilidad, es lo que le impide seguir viviendo en los nuevos tiempos que se avecinan con la muerte del Emperador y el final de la era Meiji. Igual que el general Nogi, prefiere escoger el tradicional ritual del suicidio cuando toma conciencia de que ha llegado al final.
¡Ahora os toca a vosotros!
K es un ser introspectivo al modo confunciano, ya que es su camino de perfección ser quién es: estoico, taciturno e introspectivo. ¿Qué pensáis vosotros?
La alegría y juventud del protagonista es el contrapunto del personaje de Sensei. El hecho de que haya dejado a su familia y haya cogido un tren para irse a Tokio en medio de la agonía de su padre, abre una puerta a la esperanza de un mundo distinto, donde la tradición y las costumbres no rigen al individuo. ¿Qué opináis?
El comportamiento de Sensei con su amigo hace honor a la frase «Nadie es malo por naturaleza. Hasta el más honesto puede cambiar en función de sus circunstancias». Sensei se caracteriza, a lo largo de la novela, por «no actuar», dejar pasar el tiempo. Esta es la única vez que actuó y fue para adelantarse a su amigo en la petición de matrimonio, con traición, cobardía y celos. Pero este comportamiento le ha conllevado sufrimiento, aislamiento y un sentimiento de culpa que no fue capaz de asumir ni de superar. ¿Lo veis igual?
Otro interrogante interesante de la novela es «¿Somos lo que hacemos? o ¿Hacemos lo que somos?».
Nos leemos,
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