En esta segunda y última parte, Alicia y Matty se van a vivir a Northville. Alicia tiene un nuevo trabajo en esa universidad y Matty la sigue y consigue un trabajo en el banco. Buscan una casa para vivir. A Alicia le gustaría vivir en el centro de la localidad, para poder ir andando al trabajo y tener vida social. Por el contrario Matty prefiere una casa con jardín y en las afueras. Al final él decide comprar en las afueras porque es más barato.
Allí se instalan pero Alicia no es feliz allí. Se siente sola, aislada. Tiene claro que no quiere tener hijos y Matty la presiona siempre con este tema. Los enfados continúan, están días sin hablarse. Pero la rutina continua día a día. Matty va a trabajar y los viernes sale con sus amigos del banco a tomar cervezas. Apenas tienen aficiones en común. Mantienen vidas independientes, ya ni viajan juntos. Van solos a ver a su familia. Apenas soportan el uno a la familia del otro. Incluso cuando el padre de Matty tiene Alzhéimer, despierta ningún tipo de compasión en ella. Aunque Matty tampoco se vuelca en esta situación familiar.
Cuando Alicia visita a su madre por Navidad, la relación está ya muy deteriorada. Apenas quiere hablar de Matty con su madre. Pero su madre lleva años viéndola muy triste. No le gusta Matty, nunca le ha gustado.
Siguen las discusiones, por una factura, por una salida con amigas… cualquier incidente puede servir de excusa para un reproche. Sigue el distanciamiento. Acaban durmiendo separados. Alicia refugiándose en su trabajo y cada vez con más miedo, pero del que todavía no es consciente.
El punto de inflexión es cuando le cuenta a Matty que cometió un error en una salida nocturna con amigas. No pasó nada, solo se besó con otro chico. Necesitaba decírselo, seguramente como vía de escape a esa situación tan enquistada. Necesitaba provocar un no retorno. Y lo hubo.
Además Alicia se quedó embarazada y abortó sin que él se enterara. Le pidió primero el divorcio y después una orden de alejamiento. Matty ni siquiera es capaz de comprender lo que pasó y la sigue acosando a escondidas.
Con la disolución de los bienes, la venta de la casa y los gatos en adopción, Alicia decide poner un océano de distancia e irse a trabajar a otra universidad, esta vez en Escocia. No vuelve a España, continúa con su huida hacia adelante.
Comentarios
Esta novela transcurre simétricamente en dos pequeñas ciudades de Estados Unidos, Southville y Northville, y narra los 14 años de la relación de Alicia y Matty. Ella, vasca, consigue ascender lentamente en la universidad impartiendo clases de literatura latinoamericana; él, nieto de inmigrantes polacos, ciudadano americano completamente asimilado, trabaja como analista financiero en un banco. Es un matrimonio de clase media. Hacia afuera nadie sospecha que mantienen una relación tóxica.
«Formas de estar lejos» es una novela oscura por la claustrofóbica degradación de su protagonista, Alicia, a lo largo de los catorce años que dura la historia. Pero al mismo tiempo, es luminosa por el estilo, la fluidez de los cambios de perspectiva y una estructura muy bien armada. Los capítulos, breves, casi funcionan como piezas autónomas. También es una buena narradora, es empática con todos los personajes. No los juzga, los expone tal como son.
Esta novela no tiene giros dramáticos ni se juega con la intriga. Sabemos lo que ocurre desde el principio. Aún así las descripciones, incluso las más sutiles, son realistas y esto es lo que proyecta intensidad emocional.
Portela trabaja con exactitud aquellos terrenos donde el gesto perturbador, violento, es apenas perceptible: conversaciones sobre la contabilidad doméstica; las apatías que produce obedecer o la sensación de fracaso de quien cumple el pacto de la normalidad; un silencio mantenido más tiempo del necesario, hasta que uno percibe en el otro el comienzo del miedo.
También se refleja en la novela, la huida. La huida como motor, en consonancia a esa atmósfera que se vuelve opresiva. La huida de Alicia, primero del hogar paterno, asfixiada por el hecho de ser hija única y después del marido, por todos esos años de aislamiento, control y miedo.
Ahora quiere comenzar una nueva vida en otro país, pero no comenzar de cero, llevarse sus vivencias para construir a partir de ellas.
«Me llevo mis ruinas conmigo, las respetaré y las interpretaré, haré de ellas un lugar hospitalario y atenderé a los mensajes que me comuniquen sus fantasmas. Y tal vez, quizás, llegará el día en el que sobre ellas construya mi nueva ciudad.»
¡Ahora os toca a vosotros!
Algunos de vosotros ya terminasteis la lectura la semana pasada y lo habéis comentado en el post anterior sin desvelar nada de esta segunda parte.
Me gustaría que comentaseis las sensaciones que os ha provocado esta novela. ¿Os habéis metido en la historia? ¿Os gusta la forma de narrar de Edurne Portela? si alguno de vosotros ha leído también «Mejor la ausencia» puede hacer una comparativa entre las dos novelas. Algunos temas son comunes.
A parte del tema principal de Alicia y Matty, la autora ha perfilado diferentes situaciones para denunciar el racismo, el acoso sexual en las aulas, situaciones de abuso entre compañeros de clase, la libertad de decidir sobre el aborto, etc.
Me gustaría conocer vuestros puntos de vista.
Nos leemos,
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