Las cosas no cambian, cambiamos nosotros

12 Dic

Foto de Toru Hanai/Reuters. http://www.eldiplo.org

«Cuando las personas permitimos que los prejuicios controlen nuestras vidas, a veces dejamos pasar oportunidades maravillosas»

Cien años de acritud

Satsuko tiene 32 años y trabaja en una empresa de publicidad. Puede estar hasta las tres de la mañana en la oficina e irse a su casa sólo a dormir unas cuentas horas para volver a las jornadas interminables de trabajo. Lleva una vida aburrida y monótona.

Un día, de camino a un cliente, descubre que no lleva puesto el sujetador y decide entrar en una tienda de lencería para subsanar el error. Allí conoce a Yô Isaji, un joven vendedor experto en lencería. Turbada por la presencia masculina en una tienda así, decide olvidar los convencionalismos y dejarse llevar. Pero Isaji resultó ser algo más que un buen vendedor, supo leerle el alma a través del cuerpo y adivinar cual había sido su vida desde hace unos años. Satsuko se quedó impresionada.

Este hecho le hizo pararse a pensar en como está siendo realmente su vida, en general poco satisfactoria. Sin vida social, ni familiar, está plenamente volcada en el trabajo e intentando contentar a sus superiores. El hecho de que Isaji le mostrara la realidad, le hizo ver que todo dependía de ella y sólo ella podía ponerse en valor y conseguir ser más feliz.

Asumió la reunión que tenía programada de otra manera. Su cliente era la empresa Viajes Lirio del Valle pero con quién tenía que lidiar era con su relaciones públicas, la señora Akiyoshi. Una persona con mucho carácter y difícil de contentar. Hasta este momento, Satsuko se limitaba a asentir en la reuniones, darle la razón y comportarse como la «devota empleada«. Pero algo ya había cambiado en su interior y no se conformó con asentir sino que dio su opinión y debatió todas las salvedades que la señora Akiyoshi le hacía a su propuesta publicitaria. No se dejó amedrentar. Y consiguió su objetivo, porque nadie «se había atrevido nunca a expresarle su verdadera opinión», así que la señora Akiyoshi le dio una oportunidad de llevar la campaña publicitaria de su empresa.

Lo que la faja se llevó

Satsuko es invitada a la boda de su exnovio, Naosuke Monma, con Airi Ono, a la que todavía no conoce. Naosuke había sido su novio desde el instituto, habían pasado mucho tiempo juntos, desde los 14 hasta los 29 años. Ella creyó que pasaría toda la vida con él. Todavía seguía pensando que ese capítulo no estaba del todo cerrado, así que la invitación le supuso un cara a cara con la realidad que no quería asumir.

La causa de la ruptura fue otra mujer, una compañera del trabajo de Naosuke y muy joven. Satsuko no lo había superado. Fue a la boda un poco obligada para no dar lugar a comentarios ni para despertar la compasión. Se encontró con amigas y conocidos y «le hería el amor propio el hecho de que la gente pudiera creer que no tenía pareja ni hijos porque era una mujer inadecuada«.

Lo que se encontró allí la sorprendió. La novia no era quién ella esperaba. No era la compañera de trabajo mucho más joven que ella, sino otra mujer diez años mayor que él. Se escandalizó de lo que vio y no entendía que hacía Naosuke con ella. Cayó de lleno en los convencionalismos sociales y en los prejuicios sobre la edad y la juventud.

Al final, tras el discurso de la novia que dijo que «hago lo que me apetece sin pensar en lo que los demás piensen de mi» se dio cuenta de que ella misma se había convertido en una «mujer intransigente y cuadriculada» se había escandalizado por la diferencia de edad entre los novios y que los vestidos de la novia eran «inadecuados» y se da cuenta que desde su ruptura con Naosuke se «quedó encasillada en ese momento» y se dio cuenta de que necesita salir de ese bucle. Aunque Naosuke no hubiera conocido a otra chica se hubieran separado igual porque recuerda Satsuko que en aquella época «ella solo tenía tiempo para su trabajo». Ahora, consciente de la realidad, se plantea un nuevo futuro.

El sujetador sobre el río Kwai

Satsuko ayuda a una compañera de trabajo, Momota, a tener una mejor actitud en el trabajo ya que se muestra distante y nada empática con los clientes. Y quiere evitarle problemas con los jefes.

Momota viste de forma masculina y sin importarle mucho su imagen. Así que, Satsuko en vez de juzgarla intenta conocerla mejor y ayudarla con las relaciones laborales. Quedan juntas fuera del trabajo y de esta manera conoce su infancia y adolescencia donde fue intimidada por el sexo masculino. Y le contó como en el metro un hombre mayor se le acercó de manera inapropiada «el hombre mostró sus colmillos de fiera y yo sentía tanta vergüenza como si hubiera cometido un pecado».

El problema de Momota es que desde la adolescencia y por una serie de circunstancia «se sentía muy humillada y degradada como mujer» y esa sensación le perduraba hasta hoy. Satsuko le dice que puede ser como quiera y vestir igual pero que tiene que ser más amable con su entorno e intentar empatizar con él. La va a ayudar y apoyar. Y Momota va cambiando poco a poco.

El fantasma del edificio comercial

Satsuko se queda sorprendida por la cantidad de hombres vestidos de mujer que entran en el viejo edificio comercial (donde está la tienda de lencería) para ir a la tienda de la Señora del Bigote, una boutique para drag queens. Cree reconocer a uno de sus clientes y siente curiosidad. Después de varios días vigilando la entrada descubre que uno de ellos es el señor Ogami, uno de sus clientes de una empresa de destilería y con el que tenía problemas en promocionar su último sake.

A Satsuko se le ocurre la idea de organizar un taller de lencería para hombres en colaboración con la tienda de la Señora del Bigote. Resulta un éxito. Allí se encuentra con el señor Ogami. Le ayuda a encontrar la prenda perfecta. Tras esto, Ogami decide darle la campaña y no por comprar «su silencio» sino porque cree que Satsuko no tiene prejuicios y sabe «ver a la persona tras el producto«.

El especialista al servicio de Su Majestad

En esta ocasión, Satsuko se enfrenta al proyecto publicitario del señor Ogami. Él quiere para el anuncio de su sake a la actriz Yûki Honjô que lleva varios años sin estar en activo y que además había protagonizado varios escándalos. Aunque seguía siendo un icono entre los gays y los transexuales. Por eso entendió el interés de Ogami por ella.

La contrató para el anuncio pero cuando la vio, no se correspondía en absoluto con la imagen que tenía de ella en sus primeras películas. Llegaba «apoyada en su mánager, con evidentes dificultades para caminar y la cara enrojecida». Mujer con mucho carácter y difícil de contentar. Un poco diva. Pero tras pasar por maquillaje y peluquería, parecía otra. Ogami no dejaba de contemplarla como si Yûki fuera una escultura de mármol como una diosa y con total admiración.

Tras varios cambios de vestuario, Satsuko consigue dar con la imagen ideal para el anuncio con la ayuda de Isaji, que siempre está cuando lo necesita, y se da cuenta de que la juventud no lo es todo y que a pesar de los años Yûki sigue brillando con luz propia, lo único que hace falta es que «una se acepte a si misma y se quiera«.

Comentario 

Esta novela se puede enmarcar dentro de la narrativa del Chick-lit por su cercanía al género de la novela romántica. Presentando a la mujer, no como víctima, sino como dueña de su propia vida y mostrando un elenco de experiencias que se corresponden, en gran medida, con las de las mujeres actuales, trabajadoras, en torno a la treintena y que viven en grandes ciudades.

Con elegancia y un humor irónico directo, Asako Hiruta nos va mostrando a lo largo de los capítulos la vida y circunstancias de Satsuko Kunieda una treinteañera soltera, trabajadora y estresada.  Que lleva una vida aburrida y sin pretensiones después de que su novio de toda la vida la dejara. Entonces se encuentra con Yô Isaji y le rompe los esquemas, primero al comprobar que es un especialista en lencería, trabajo que siempre se atribuyó a las mujeres, y segundo porque sabe leerle el alma mejor que ella misma.

Es una lectura ligera pero llena de matices. La presión de la imagen de la eterna juventud sobre la mujer, los prejuicios de ellas mismas sobre las demás. Prejuicios cotidianos que esclavizan a la mujer en general con su cuerpo.

La presión sobre el trabajo. Competir en un mundo laboral de hombres intentando siempre ser la mejor. Supeditar toda tu vida a la empresa, sin horarios y sin vida personal.

A lo largo de esta lectura vamos viendo como poco a poco Satsuko va superando los convencionalismos, cogiendo confianza en si misma y tomando las riendas de su vida para ser feliz.


Ahora os toca a vosotros,

Comentad lo que queráis de la novela. Vuestras impresiones. La historia, ¿creéis que trata sobre el cambio de actitud de Satsuko ante la vida o de más cosas?. ¿Creéis que refleja algunas circunstancias y sentimientos reales?. ¿Qué pensáis de Yô Isaji?

El próximo post: el miércoles, 19 de diciembre (final de la novela)

¡¡Nos leemos!!

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19 respuestas hasta “Las cosas no cambian, cambiamos nosotros”

  1. Lore 12 de diciembre de 2018 a 21:19 #

    Hola!! Me engancho, le encuentro que tiene muchos matices y dice más de lo que cuenta. Historia de mujeres de hoy en día. Creo que hay más cosas que el cambio de actitud Satsuko y si refleja muchos sentimientos reales, la madre que lo acaba de ser, la mujer trabajadora que se desvive por su trabajo… Creo que aparte de cambiar ella enseña luz a otros para cambiar. Y sobe Isaji mi reflexión es que yo pondría uno de esos en mi vida… Seguimos leyendo…

  2. Ana 13 de diciembre de 2018 a 9:17 #

    Ya lo he leído, me enganchó el título y el primer capítulo, el resto, bueno creo que estira demasiado la historia, más de lo mismo salvaría algunas reflexiones que aún no toca comentar, y si, yo también pondría un Isaji en mi vida.😘

  3. Ciberclub de lectura 13 de diciembre de 2018 a 10:36 #

    Gracias Lore y Ana.
    El cambio de actitud de Satsuko y de como se enfrenta a la vida es evidente que se está produciendo a lo largo de toda la historia. También encuentro matices a destacar: el conflicto de combinar maternidad y trabajo (cada vez más difícil en nuestra sociedad). El sentimiento de frustración que puede ocasionarte los primeros meses de vida del bebé. Además de los cambios en tu cuerpo por la maternidad, el paso de los años, etc. La imagen te puede llevar a ser esclavo de tu cuerpo, tanto en mujeres como hombres. Y los prejuicios que tenemos, muchas veces inconscientemente.
    Al resto de lectores: ¿qué os está pareciendo?

  4. Flor m fells 13 de diciembre de 2018 a 16:53 #

    Me encanto. ESCRIBE DE MANERA SENCILLA, SIMPLE,Y BUSCANDO LAS PALABRAS PARA INVITAR A SEGUIR LEYENDO. OJALA QUE PRONTO PODAMOS SEGUIR DISFRUTANDO LOS PROXIMOS CAPITULOS.

  5. Susana 13 de diciembre de 2018 a 19:00 #

    La verdad es que yo lo he acabado me ha gustado me ha parecido sencillo y de amena lectura cuando lo acaben todos de leer lo comentare con más detalle temo desvelar algo a los que todavía no lo han terminado

  6. raquel franco 13 de diciembre de 2018 a 22:00 #

    Hola, me sorprendió la novela, ágil, entretenida y muy interesante las clases se lenceria,
    Yo compro la ropa interior en cualquier tienda y ahora voy a buscar un lugar especializado, muy interesante la seguridad y el cambio de actitud que podemos lograr.

  7. anaregue 14 de diciembre de 2018 a 13:48 #

    Hola a tod@s, a mi también me está gustando mucho, fácil de leer y ameno. Yo creo que cualquier mujer se puede sentir identificada en algún momento del libro, y a mi también me gustaría un Isaji en mi vida..Se refleja la mujer en cualquier sociedad, no solo la complejidad de la maternidad con el trabajo, simplemente por ser mujer y querer hacerte un hueco en el trabajo, tener vida social. Hay muchos prejuicios y la mayoría de las veces la propia mujer se limita por ellos.Seguimos leyendo..

  8. viquie10 15 de diciembre de 2018 a 15:22 #

    Hola!

    Me lo he leído del tirón, así que me mantengo en espera para comentar, estoy de acuerdo en que cuenta mucho de una forma muy sencilla.

    Buena lectura.

  9. Lola 15 de diciembre de 2018 a 16:07 #

    Hola a tod@s:
    Me está gustando este libro, aunque parece ligero, en cada capítulo encuentro un mensaje con más profundidad de la que aparenta.

    Cien años de acritud
    Aquí nos invita a la mirada interna y una reflexión sobre una misma. Y cuando eso se produce la persona se fortalece y se siente más segura. Así Satsuko en la entrevista que tiene con la señora Akiyoshi de la agencia de viajes, se atrevió a debatir sobre temas profesionales.
    Lo que la faja se llevó
    Con la asistencia a la boda de su exnovio, Satsuko evidencia los prejuicios que tenemos con otras personas y los límites que nos ponemos para ser nosotras mismas. “Hago lo que me apetece sin pensar en lo que los demás piensen de mi”, la frase de la novia, le abre la puerta al desapego de una relación que no funcionaba y al futuro.
    El sujetador sobre el río Kwai
    Satsuko es consciente de sus cambios desde que frecuenta la tienda de lencería y le facilita abordar una conversación con Momota. Aparece la empatia y conocer la trastienda de otra mujer, para comprender su actitud y ayudar.
    El fantasma del edificio comercial
    La curiosidad lleva a Satsuko a descubrir que a su cliente le gusta vestirse de mujer, como a otros hombres. La información la utiliza de buena forma pensando en transmitir el valor de la lencería femenina a esos hombres que se esconden. Su recompensada es el encargo profesional del señor Ogami porque ve en ella la falta de prejuicios y que piensa en los demás.
    El especialista al servicio de Su Majestad
    Contratar a Yûki Honjô, actriz en decadencia, para el proyecto publicitario, es un reto que Satsuko no sabe cómo resolver en un primer momento. Nuevamente la lencería la salva. En este apartado también se supera la barrera de que la juventud lo es todo. Yûki sigue siendo válida. La lección principal que “una se acepte a si misma y se quiera“.

    Dejo para el final de la lectura mi comentario sobre el dependiente.
    Saludos

  10. tonichin 15 de diciembre de 2018 a 17:59 #

    Buenas,

    Siento ser la nota discordante en este club (al menos por ahora), pero este libro no me está gustando en absoluto.

    Me parece un intento de novelizar un artículo del estilo de «diez aspectos sobre los que una mujer del siglo 21 debería ser consciente» que encontrarías en una revista, o un libro cualquiera de autoayuda. Los puntos que expone cada capítulo son tan obvios que casi resulta insultante. Los cuentos que le compro a mi ahijado de 7 años son tan sutiles como este «vendedor de lencería» con las moralejas que se intentan transmitir.

    Lo de que sea un vendedor de sujetadores (hombre, para más inri) quien logra desencadenar todos los acontecimientos y que todo gire en torno a sujetadores, bragas y demás tipos de ropa interior primero sorprende, después parece que estás en «el día de la marmota» con la secuencia «problema-boutique-solución-moraleja».

    Y bueno, no sé si lo acabaré de leer la verdad, creo que con el resumen que se hará para la semana tendré información más que suficiente.

    Saludos!

  11. berta 15 de diciembre de 2018 a 22:44 #

    el libro no esta mal, los perjuicios a veces impiden avanzar, pero son parte de la vida.Las mujeres tienen más dificultades para desarrollar sus vidas laborales, especialmente si son madres.También de acuerdo con Lola en que los hombres que se quieren vestir de mujer no tienen que esconderse.y de acuerdo también con Lola en que valen tanto las personas jóvenes como las mayores para realizarse en Sociedad y en que es importante aceptarse y quererse porque sólo así se puede tener empatía y querer a otr@s.
    Nos leemos, buena lectura y saludos a tod@s, hasta luego.

  12. Lory 16 de diciembre de 2018 a 19:29 #

    Hola a todos: el primer capítulo me gustó bastante. Pensé que iba a ser una historia de regeneración y cambios en ese tiempo de crisis cercano a los 40. Vi la ropa interior como un símbolo de ir hacia dentro, hacia lo que no mostramos a los otros, para encontrar la causa de nuestros desasosiegos. La figura del dependiente está pensada para que choque, y asó lo hace, pero: en fin, quizá sea el hombre quien mas sabe de bragas. Cinturones de castidad, bragas fetiche, sexis, fáciles de quitar… disculpadme la ironía.
    La historia me recordó a otro libro que leí hace tiempo, y que a mi hija la tenía enamorada: «Cuestión de elegancia» de Kathleen Tessaro, donde la protagonista, tb en la treintena encuentra un libro que ilumina su tediosa vida. Publicado en Salamandra 2.006. Muy recomendable y la insólita pasión casi podría ser un pequeño plagio o libro de contagio de cuestión de elegancia, (salvando las distancias).
    Al ir avanzando en los capítulos, mi interés ha ido decayendo. Lo veo repetitivo al utilizar sistemáticamente la lencería y el dependiente como recurso en las historias. Se lee bien y tiene detalles que dan para la reflexión:
    -Si no estás cómodo/a cerca de tu piel, el exterior te lo refleja.
    -¿Cómo nos valoramos y emitimos juicios hacia otras mujeres?
    -Cuánto te puede marca ser víctima.
    -Se ha avanzado en la integración de la mujer en distintos ámbitos; pero:¿Cuántos miedos cargamos aún?
    Supongo que voy a terminarlo aunque me temo que el final…
    Gracias por aguantarme. Zazo

  13. cauqual 17 de diciembre de 2018 a 18:05 #

    Hola a todos: he leído el libro de un tirón. Al principio el tema me resultó novedoso y más teniendo en cuenta el escenario de una sociedad distinta a la nuestra y que siempre puede desvelarnos aspectos que desconocemos. Al ser una escritura fácil y fresca es un paseo agradable. Pero….. siempre hay peros, me quedo en el principio. El resto de las secuencias argumentales no me dicen casi nada. Sólo me resulta notable la situación de la amiga y sus reflexiones sobre la maternidad y la post- maternidad, que sí irían en correlación con el principio del libro.
    Siento discrepar pero el dependiente me parece un ser tímido, introvertido y que sólo en la tienda y con clientas del tipo de la protagonista vence su carácter y da rienda suelta a su sentido de la sobre actuación.
    El tema de la lencería atractiva lo considero obsoleto. Hoy en día con la cantidad de cadenas de tiendas de ropa interior,los anuncios, la moda de enseñar la lencería en la ropa de calle, las películas y un largo etcétera, no tiene mucho sentido esa parte del argumento. Hasta en los supermercados hay ropa roja para el día de fin de año y las navidades.
    La mujer de su ex novio, la definiría como una histriónica. No se corresponde en absoluto con la idea de mujer que se acepta a sí misma y que muestra su personalidad a pesar de los años. Otro tanto diría de la artista entrada en años. No son gente diferente y con personalidad acusada. Son personas que a base de provocación consiguen su objetivo de que se fijen en ellas y la autora pretende hacernoslas pasar por gente asentada y valiente en su personalidad.
    Iba a hacer un par de consideraciones más pero me doy cuenta de que a lo mejor desvelo el final.
    Lo dejo para más adelante
    Seguimos…

  14. Ciberclub de lectura 17 de diciembre de 2018 a 18:45 #

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Es la primera vez que hay tantos comentarios seguidos … 🙂
    Está bien que haya comentarios de toda índole. Veo que a la mayoría de los que estáis escribiendo os está gustando y a otros que no, y que lo han manifestado abiertamente con argumentos muy bien construidos. Así que es de agradecer, porque estoy segura de que hay más lectores que piensan parecido y no se atreven a reflejarlo!!!
    Es una lectura ligera, sin mayores pretensiones. A mi me gustó cuando la leí, casi de un tirón. Veo escenas exageradas y estridentes, pienso que fruto de una cultura distinta, que en el fondo reflejan situaciones cotidianas que vemos todos los días. Es difícil contentar a todo el mundo en las lecturas, así que os animo a seguir escribiendo vuestras reflexiones.
    Este miércoles, más!!!

    • tonichin 18 de diciembre de 2018 a 0:09 #

      Claro! Para gustos colores, y es importante aquí que seamos libres para opinar. No siempre podemos coincidir todos con una buena opinión, pero eso enriquece al club, que es de temática abierta y no se casa con ningún estilo, lo cual es de agradecer y nos brinda más diversidad y alguna que otra sorpresa 🙂

  15. cauqual 18 de diciembre de 2018 a 17:58 #

    Estoy de acuerdo con Tonichin. Lo bueno de un club de lectura es leer de todo y todo diferente, aunque algunos libros nos gusten más que otros. Personalmente me alegro de conocer autores nuevos y contrastar con opiniones diversas.

  16. juan josé 18 de diciembre de 2018 a 18:16 #

    Voy por la página 80 y hasta ahora no he encontrado algo distinto a las páginas de autoayuda que hay en cualquier revista. En un libro se espera más.Hay veces en que no nos encontramos lo suficiente motivados por un libro o que el autor no nos ha motivado lo suficiente. No sé cual es mi caso. Pero os pregunto, ¿merece la pena seguir leyendo? o ¿lo dejo para otra ocasión? Un saludo a todos.

  17. Luisa 19 de diciembre de 2018 a 16:58 #

    Hola a todos, me gusta que haya disparidad de opiniones, la vida es eso,distintas personas, multitud de diferentes puntos de vista.
    Leí la novela de un tirón, se lee sola,aparentemente sencilla y sin demasiadas pretensiones. A mí me gustó pero no por su alto valor literario, sino porque a través de una trama sin muchas pretensiones, bastante surrealista e incluso a veces anodina, se despliegan bastantes temas, algunos controvertidos, otros reivindicativos y la mayoría de plena actualidad. Yo lo definiría como un saco de metáforas que conectan directamente con nuestro presente.

    Felices fiestas para todos.

  18. Marta 19 de diciembre de 2018 a 20:31 #

    Hola, a mi me enganchó desde el principio, primero porque me intrigaba mucho de qué podía ir la historia y después porque me pareció una manera muy interesante de hablar de un tema tan actual como es el cáncer de mama. Se lee muy fácil porque es como si estuvieras hablando con una amiga que te está contando una historia. Estoy muy de acuerdo en que parece que es una historia simple pero que habla de muchas cosas incluso sin decirlas directamente.
    Está claro que lo interesante de un club de lectura es la oportunidad de leer libros de todo tipo y que unos te gustan más que otros. A mi me sirve para descubrir autores que desconozco o por los que no me decantaría si yo escogiese el libro.
    Feliz Navidad a todos

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