
Old Cairo O2. Foto en flickr de StuRap. Algunos derechos reservados.
Para hablar de esta novela tenemos que hacerlo inevitablemente de la trilogía a la que pertenece: La Trilogía de El Cairo (1956-1957), obra cumbre de la producción literaria de Naguib Mahfuz. Con esta obra finaliza la segunda etapa de su producción (1945-1957): las novelas realistas o de realismo social, también llamadas novelas cairotas (pues todas se desarrollan en El Cairo, ciudad que se convierte en un personaje más y muy importante). En ellas se dedicará a describir y analizar la realidad del Egipto contemporáneo a través de muy variados personajes y sus vidas. Son estas novelas las que consagrarán a Mahfuz como el mejor novelista árabe. La Trilogía es una novela-río, de generaciones, una saga, en la que se narra la vida y los cambios de una familia de la pequeña burguesía de El Cairo a lo largo de tres generaciones. Está plagada de personajes y matices y, a la vez, contiene muchísima información política, social e histórica de la época en que se desarrolla. Es importante resaltar que siempre va a haber un paralelismo entre el desarrollo histórico y el individual de cada personaje. Los conceptos de libertad, rebeldía, verdad, fe, justicia… los viven el país y los personajes al mismo tiempo en una confluencia magistral entre lo externo y lo interno o lo que viene a ser lo mismo entre la realidad y la ficción.
La acción de la Trilogía se desarrolla entre 1917 y 1944. Esta primera mitad del siglo XX es un periodo de conflictivo proceso político en el país. Egipto vive bajo un protectorado inglés, en realidad una verdadera ocupación mientras el pueblo lucha por liberarse de él a la vez que crece un exacerbado sentimiento nacionalista (personificado en el partido Wafd). A lo largo de estos años se producirá una progresiva conversión de Egipto en un estado independiente. Podemos decir que este periodo constituye el proceso de construcción de la nación egipcia moderna. La definitiva independencia vendrá en los años cincuenta. Y en este interesante y turbulento contexto político-social se desarrolla la vida de la familia Abd el-Gawwad. De la mano de Mahfuz recorremos las callejuelas, entramos en los hogares, participamos de intensas conversaciones políticas, asistimos a manifestaciones pero también vivimos y nos enamoramos o sufrimos a la vez que sus personajes. Mahfuz posee el don de convertir lo local en universal, algo que sólo los mejores novelistas consiguen. Lo que viven sus personajes, sobre todo en el ámbito interno e íntimo, nos atañe a todos los seres humanos: la búsqueda de la verdad, la libertad, el papel de la fe en choque con la ciencia, la justicia, el bien, el mal, el paso del tiempo pero también el amor, el dolor, la frustración, la alegría, la amistad, la familia, la muerte… Todo ello son sentimientos universales y da igual la época en que han sido vividos.
Todas las novelas de la Trilogía se desarrollan en el barrio cairota de al-Azhar (donde el autor pasó la primera parte de su vida) y los títulos de cada una de ellas son los nombres de las calles donde están las tres casas de los diferentes miembros de la familia. El conjunto de estas tres novelas, concebidas inicialmente por el autor como una sola pero que, dada su extensión, se dividieron en tres, las finalizó Mahfuz en 1952. Fecha clave en la historia egipcia pues fue entonces cuando se desarrolló una revolución que condujo al país a su independencia y, a la vez, a la desaparición irreversible de un sistema de vida, de una forma de gobierno (la monarquía), de una clase social (la aristocracia) y, sobre todo de una concepción del mundo más arcaica. De todo ello habla la Trilogía. Así, la primera generación (protagonista fundamental de la primera novela Entre dos palacios cuya acción se desarrolla entre 1917-1919) representa a esa sociedad conservadora y muy religiosa que a medida que vaya pasando el tiempo irá quedándose sin su lugar desbancada por la segunda generación (protagonista de la segunda novela El palacio del deseo cuya acción se desarrolla entre 1924 y 1927) que comienza a luchar anhelando una mayor libertad no sólo política. La Trilogía está construida sobre los cimientos de un conflicto generacional entre el peso de la tradición y las viejas estructuras y la evolución hacia otras más modernas.
Y llegamos a la tercera y última novela de la Trilogía que es la que vamos a leer nosotros. La acción de La azucarera (1957) empieza ocho años después, en 1935, y se extiende a lo largo de diez años hasta 1944. En la calle de la Azucarera (El-Sukkariyya) es donde vive Jadiga, una de las hijas del patriarca Ahmad Abd el-Gawwad. La primera generación es ya muy mayor y la enfermedad y muerte ronda sus vidas. La segunda ha entrado ya en franca decadencia por lo que es el momento de la tercera generación, los jóvenes nietos del señor Ahmad. Estos jóvenes serán los que representan las tres tendencias intelectuales e ideológicas más importantes del momento: la comunista (Ahmad Shawkat, hijo de Jadiga), la fundamentalista islámica (Abd el-Múnim Shawat, hermano del anterior y militante de los Hermanos Musulmanes) y la arribista y amoral, sin una ideología definida, que se apega al poder (Redwán, hijo de Yasín, el primogénito del señor Ahmad). La azucarera es la más abundante de las tres en cuanto a referencia y datos de la realidad histórico-política egipcia y está dedicada fundamentalmente a exponer las creencias de sus personajes, aunque sin perder de vista otro tipo de vicisitudes más personales de estos tales como el amor, el matrimonio, las enfermedades, la vida cotidiana en las casas…
Debo advertir que a pesar de ese protagonismo de cada generación en cada novela, en las tres confluyen y conviven todos los personajes de la familia en mayor o menor medida. Sabremos de las vidas, los pensamientos, la psicología y el devenir de cada uno de ellos. Y asimismo añadir que aunque no hayamos leído las dos primeras novelas podemos perfectamente leer esta tercera pues además de un árbol genealógico inicial que nos ayuda a saber quién es cada uno, en las primeras páginas se nos va informando de los cambios que se han ido produciendo a través del tiempo. De todas formas, en un comentario que publicaré en este post, cuando ya hayáis leído algunas páginas y os hayáis familiarizado con los personajes, os haré una sinopsis de las dos novelas anteriores. Yo no las he leído y he podido entender perfectamente ésta. Otra indicación que os quiero hacer es que no temáis perderos entre los datos históricos de un país que seguramente no conozcáis. Puede ocurrir que no sepáis alguna vez de qué están hablando (y ahí es ya cosa de cada uno si quiere informarse de la situación del país en esa época) pero no me perece lo más importante de la novela ya que lo realmente significativo, entre tanto nombre árabe y hechos políticos, son las ideas que quiere transmitir el autor (universales), las luchas internas de cada uno, las vicisitudes de la vida cotidiana, la personalidad de cada personaje, sus dudas, sus actos…
Mención aparte merece el personaje de Kamal, el hijo menor del patriarca Ahmad Abd el-Gawwad. Es un personaje importantísimo en la novela y tiene mucho protagonismo. Podemos decir que es el personaje más completo y más complejo. En La azucarera comienza con veintisiete años y termina con treinta y seis. Soltero, profesor de inglés en una escuela primaria, escribe artículos de filosofía para una revista y se pasa las horas libres encerrado en su habitación de la casa paterna leyendo y escribiendo. Está muy influenciado, aunque no sólo, por las lecturas de la literatura y la filosofía occidental. Es un solitario pero también acude a los cafés con sus amigos íntimos a hablar de política y de sus dudas, que son muchas. Kamal es un trasunto del autor, dicho por el mismo Mahfuz: Yo soy Kamal Abd el-Gawwad en la Trilogía y añade Kamal refleja mi crisis ideológica, que es, según creo, la crisis de una generación. Kamal representa el escepticismo como postura ideológica. Es un intelectual que no pasa a la acción después de vivir una crisis (en la segunda novela) muy profunda en la que se cuestiona todo. Ya tendremos tiempo de hablar de él pero a mí me ha cautivado completamente. Todas sus dudas, sus opiniones, sus actos… Es muy imperfecto pero a la vez muy humano y refleja, en mi opinión, muy bien, curiosamente, el espíritu de nuestra época por lo que yo lo siento muy cercano.
Naguib Mahfuz leyó siempre, además de la literatura árabe contemporánea, a muchos autores occidentales, especialmente a los grandes novelistas del siglo XIX, pero también a los del XX: Balzac, Zola, Flaubert, Tolstoi, Dostoievski, Chejov, Pérez Galdós, Ibsen, Mann, Proust, Joyce, Woolf, Kafka, Faulkner, Camus…, por lo que está muy influenciado por ellos, sobre todo en la técnica. Pero sobre todo amaba a Shakespeare (sucumbí al encanto de Shakespeare, su ironía, su énfasis. Entre él y yo se estableció una complicidad íntima, la que une a los amigos). Fue uno de los escritores árabes más abiertos a la civilización y a la literatura occidental sin abandonar en ningún momento sus profundas raíces árabes y fundamentalmente egipcias (para él Egipto fue el fundador de la civilización). Tampoco hay que olvidar que para construir sus personajes se basa en personas que conoció en las calles y en los cafés de su amado Cairo y en situaciones vividas por éstas en la vida real. Partiendo de esto, quiero comentar que un aspecto muy importante de las novelas de Mahfuz, y por lo tanto de su Trilogía, es la lucha entre el mundo tradicional y conservador, religioso, fiel seguidor del Corán y el que les llega por influjo de Occidente mucho más relajado en sus costumbres ( ahí tienen un papel clave los ingleses colonialistas que además de imponérseles políticamente trajeron consigo sus costumbres, sus ideas, su literatura…), pero sobre todo el del individuo libre que ha perdido la fe y trata de buscar la verdad por medio de la razón y la ciencia. El intelectual perdido entre tradición y modernidad. Kamal será el máximo exponente de esta lucha en la que parece que triunfa el individualismo de corte occidental frente al sentir colectivo del Islam.
La novela está escrita en 3ª persona omnisciente y en pasado. Hay que destacar la presencia de numerosos monólogos interiores fundamentalmente masculinos en los que el autor deja que fluyan libremente los pensamientos del personaje (influjo seguramente de sus lecturas occidentales). En la estructura de la novela vemos cómo en cada capítulo se van alternando los personajes, unos más protagonistas que otros. El desarrollo de los hechos es lineal, cronológico, propio de la novela realista en el que no se producen distorsiones ni rupturas graves, con saltos pequeños en el tiempo y algún flashback o analepsis. El ritmo es pausado. Su prosa es directa y versátil, sencilla pero elaborada (hay mucho trabajo detrás).
Se ha hablado mucho del papel que ocupa el tiempo en la Trilogía y se ha dicho que quizá el verdadero protagonista de ésta sea él ya que hay pocos acontecimientos propiamente dichos. Un suceder en el tiempo. El devenir de unos personajes en un contexto realista y social.
Respecto al espacio hay que diferenciar el interior del exterior. El primero se personifica en las casas donde la mujer es la principal protagonista. Muchas escenas se suceden en ellas con la familia hablando alrededor de la radio o el brasero. Y el exterior serían fundamentalmente los cafés y las calles: el mundo del hombre, de los negocios, de la política, de las diversiones. Podríamos decir que simbólicamente el interior es lo psicológico, la vida íntima y lo exterior, la política, lo social y el devenir histórico.
Habría mucho de qué hablar sobre el papel de la mujer en esta novela. Estamos en los años treinta y en un país árabe. Por un lado está la familia árabe tradicional en cuyo contexto las mujeres son sumisas, están la mayoría del tiempo en casa, dejan de estudiar en la primaria, su objetivo cuando crecen (pero muy jóvenes, con catorce o quince años) es el matrimonio, concertado por los padres. Por otro lado están las prostitutas y las bailarinas con las que se divierten los hombres y mantienen una relación de gran camaradería y confianza, incluso de amor (con algunas hasta se pueden llegar a casar). También es costumbre en los hombres divorciarse y volverse a casar. Pero en esta novela empieza a asomar tímidamente otro tipo de mujeres que se van emancipando: estudian en la universidad, participan de la lucha política, visten más occidentales… Ya hablaremos del papel de la mujer a lo largo de la lectura. Da para mucho. Y en la novela se observa un predominio de los hombres, sobre todo en la vida más activa. Asimismo, los personajes más sobresalientes de la novela son masculinos.
Pero Naguib Mahfuz no juzga. Sólo expone. Es objetivo, imparcial. Refleja una época sin tomar partido. Siempre muestra cariño y ternura hacia los personajes y hacia las situaciones vitales por las que estos pasan. No intenta, tampoco, disfrazar o disculpar miserias y mezquindades, ni tampoco se lamenta de ellas ni las ensalza. Son lo que son.
Para terminar esta introducción quisiera resaltar el carácter humano de la literatura de este autor. Mahfuz profundiza en el ser, en el hombre. Cala hondo en la condición humana. Penetra en el conocimiento de lo humano como quizás ningún otro escritor.
Os dejo una serie de enlaces para que podáis leer algunas de las entrevistas realizadas al autor. No es fácil encontrar mucho material en la red. Desconozco el porqué tratándose como se trata de un Premio Nobel de Literatura. Una es una entrevista realizada por Volkhard Windfuhr para el suplemento Babelia de El País en marzo de 2006. Otra fue realizada para la revista Intramuros en el verano de 2008 por Gamal Yusuf Zaky y, por último, la que fue la última entrevista concedida por Mahfuz en marzo de 2006 a Xavi Ayén.
Plazos
Vamos a dividir la lectura en tres partes debido a su extensión (299 págs.) y a su densidad. La primera, que leeremos a lo largo de una semana, nos llevará hasta el final del capítulo 16 (pág.107). Respecto al número de la página yo me baso en el ejemplar de Ediciones Martínez Roca. Si tenéis un ejemplar de otra editorial sólo tenéis que guiaros por los capítulos. Ya que hay muchos miembros nuevos, os reitero lo de siempre: escribir en este post, mientras vais leyendo a lo largo de esa semana, sólo vuestras impresiones iniciales sobre la lectura o sobre lo aquí escrito o sobre el contenido de las entrevistas… Pero no la comentéis en su totalidad. Cuando publique el post de análisis correspondiente a esta primera parte dentro de una semana, y todos ya hayáis leído dicha parte, entonces podréis explayaros ampliamente en vuestros comentarios sobre ella. ¡Buena lectura!
Etiquetas: Egipto, El Cairo, La azucarera, literatura egipcia, Naguib Mahfuz, situación política Egipto primera mitad del s. XX, tradición-modernidad, Trilogía del Cairo
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