Archivo | febrero, 2015

Los mares del Sur: metáfora de la huida al paraíso

26 Feb

Según cómo se mire, ésta es la tercera o la cuarta novela de la saga dedicada por Manuel Vázquez Montalbán al detective Pepe Carvalho. Y digo esto porque en Yo maté a Kennedy (1972) Carvalho, agente de la CIA en aquel momento, aparece por primera vez como personaje secundario. Será con la siguiente, Tatuaje (1975), con la que se inicie la saga realmente dicha y en la que el ya detective es el protagonista. A continuación vendrán La soledad del mánager (1977) y Los mares del Sur (1979), la novela que vamos a leer. Vázquez Montalbán le dedicó a su personaje un total de 16 novelas, las dos últimas póstumas.

Con Los mares del Sur, Vázquez Montalbán conseguirá premios, fama y muchos lectores. Es quizás la novela más leída y más traducida de la saga Carvalho. A partir de su publicación, Montalbán se convertirá en un escritor muy popular en España y fuera de ella. Periodista desde sus inicios, Vázquez Montalbán, fue un intelectual y escritor muy reconocido en todo el mundo.

La acción de la novela se desarrolla en el mismo tiempo en que está escrita: los tiempos de la Transición en España y, más concretamente, en 1979, en las vísperas de las primeras elecciones municipales de la democracia. La Transición que nos muestra Vázquez Montalbán en esta novela es una época difícil, heredera del franquismo, en la que la crisis económica y social campea a sus anchas así como la especulación, sobre todo del ladrillo, y la corrupción, más oculta que en los tiempos actuales en que vivimos. Los empresarios en aquellos momentos se enriquecieron impunemente construyendo barrios periféricos para las clases obreras con materiales baratos y sin estar dotados apenas de las infraestructuras más básicas. El autor ya supo ver desde los inicios de la democracia el desencanto que se avecinaba ante las grandes expectativas creadas por el fin de la dictadura. Es curioso comprobar, al leer la novela, cómo no ha cambiado tanto la sociedad española. Treinta y seis años después seguimos casi igual. La novela resulta muy actual. Resiste muy bien el paso del tiempo.

Podríamos decir que las novelas protagonizadas por Carvalho son novelas negras o detectivescas, aunque su autor siempre prefirió llamarlas novelas a secas, sin etiquetas. Y es que van más allá de novelas donde se resuelve un crimen, tanto por la trama como por lo que la rodea. En estas novelas hay un gran componente social y político no exento de crítica, hay cultura, literatura, reflexiones sobre la vida casi filosóficas y hay comida, mucha, y bebida, también mucha. Y un gran componente moral.

Los mares del Sur es una novela de personajes y de acción. Junto al verdadero protagonista, Carvalho, aparece una Barcelona que se convierte en personaje importantísimo: sus calles, sus bares, sus restaurantes, sus tiendas, sus barrios… Hay una plasmación perfecta de la ciudad y de su estratificación social. En la novela se nos van a mostrar tres clases sociales muy diferentes: la clase alta, la clase obrera y el mundo marginal, con sus diferentes barrios, sus diferentes costumbres y su diferente lenguaje. Toda una galería de personajes y ambientes muy bien definidos que retratan brillantemente la sociedad de finales de los setenta en Barcelona y por extensión en España.

Sobre el detective Pepe Carvalho se ha escrito mucho, incluso el propio autor escribió un artículo titulado: Carvalho y yo: ¿quién es el asesino? a los veinticinco años de la creación de su personaje. En él afirma: las novelas de Carvalho, más allá de la transición española, trazan el viaje desde la edad de la inocencia de la década de los sesenta a la edad de todos los empleos precarios y desempleos estables, esta globalizada edad de la desesperanza. Trasunto del autor, Carvalho le sirve a Montalbán para retratarse y retratar lo que le rodea. Ex-comunista, ex-agente de la CIA, detective privado después en un despacho de 30 metros en el corazón de las Ramblas, investiga todo tipo de delitos junto a su fiel ayudante y cocinero Biscuter, su Watson particular. Vive en una pequeña villa alquilada en Vallvidrera, a las afueras de Barcelona lo que le concede un excepcional punto de vista para la evaluación crítica de una sociedad descompuesta. Está dentro, pues conoce el Barrio Chino y las Ramblas, y sus personajes (como su confidente el limpiabotas Bromuro), al dedillo, y está fuera cuando se retira a su casa desde donde puede poner la distancia necesaria para sus análisis y reflexiones. Carvalho, calificado por Montalbán como un “outsider”, es un hombre solitario, complejo, contradictorio, irónico, llegando en ocasiones a ser sarcástico, crítico, pesimista, escéptico, hedonista y sibarita, tierno y sentimental cuando lo requiere la ocasión… En Los mares del Sur lo encontraremos sumido en una crisis existencial que intenta paliar a través del sexo y la comida. Ambas cosas le atenúan el escepticismo y le ayudan a vivir. Al principio de la novela se comprará una perra, Bleda, en un intento de humanizarse. Además de Biscuter, está Charo (que en esta novela sale poco), una prostituta con la que mantiene una relación intermitente y no exclusiva. Carvalho posee la extraña y conocida afición de quemar su inmensa biblioteca en la chimenea. Cada noche un libro cuidadosamente escogido. En Asesinato en el Comité Central afirma que su etapa de comprador de libros terminó a principios de los años 70 cuando se sorprendió a sí mismo esclavo de una cultura que le había separado de la vida. En esta novela hay mucha crítica en la que ridiculiza al mundillo cultural y literario en particular. Asimismo, al ser un buen gourmet, hay una exaltación del placer de comer los más diversos platos (con recetas incluidas) desde lo más exquisito a lo más popular, como la paella valenciana. Comidas regadas con abundante vino. Hay mucho alcohol también en el mundo de Carvalho.

El personaje del detective se basa en los detectives norteamericanos (Philip Marlowe, Sam Spade…) creados por Raymond Chandler, Dashiell Hammett, Chester Hymes y Ross McDonald, los padres de la novela negra estadounidense: duros, cínicos, solitarios… pero Montalbán lo hace, a la vez, muy nuestro: su crisis, su vasta cultura, su condición de gourmet, su quema de libros, su ironía, su sarcasmo, las múltiples referencias literarias, culturales y políticas, el reflejo de la realidad social, el sexo muy presente en su vida que muestra con un lenguaje erótico muy crudo… y sobre todo su carácter contradictorio que lo humaniza.

Del argumento no voy a adelantar mucho pues hay demasiado misterio que no conviene desvelar: un importante y rico hombre de negocios, Carlos Stuart Pedrell, aparece muerto a navajazos en un barrio extremo de la ciudad cuando desde hace un año todo el mundo lo suponía haciendo un viaje por la Polinesia. Su abogado y su viuda le encargan a Carvalho que investigue qué es lo que hizo durante ese año. No les interesa tanto quién lo mató (no quieren escándalos) sino lo que pudo hacer y cómo esto pudo influir en sus prósperos negocios. Carvalho se lanza a entrevistar a toda la gente de su entorno y va descubriendo la personalidad de Stuart Pedrell: cincuentón en crisis, avispado hombre de negocios pero, a la vez, muy interesado por el arte y la cultura en general, se rodea de intelectuales, artistas y escritores. Es un hombre culto y refinado, narcisista y mujeriego, que se obsesiona con el pintor Gauguin, un banquero francés que abandonó su carrera financiera para establecerse como pintor en la Polinesia. Parece que decide seguir sus pasos en pos de ese Sur mítico (tan presente en la literatura símbolo de la verdadera vida) que le puede salvar. Decide cambiar de vida perseguido también por su sentimiento de culpa. Es un personaje complejo, contradictorio, que vive varias vidas a la vez. Pero ¿realmente se fue a los mares del Sur? ¿Cómo, entonces, pudo aparecer muerto en la misma Barcelona? ¿Qué hizo ese año? Ahí está el misterio que tiene que desvelar Carvalho.

Los mares del Sur está escrita en tercera persona pero focalizada en el punto de vista de Carvalho. El estilo está impregnado de una ironía muy sutil que, a veces, es simple y puro sarcasmo, es directa, legible, realista pero con tintes poéticos, sobre todo en las descripciones (no olvidemos que Montalbán fue también un gran poeta). Es una novela escrita tanto para el gran público como para lectores más selectos y exigentes. La novela posee múltiples lecturas, depende de si queremos quedarnos en la superficie o ahondar en las múltiples referencias de la que está plagada. Nosotros en nuestra lectura intentaremos esto último.

Como es lógico, dada la talla del escritor, hay numerosos documentos en la red a los que podemos acceder. Yo he hecho una selección. Primero destacar la entrevista perteneciente al programa Epílogo, que si recordáis consistía en amplias entrevistas realizadas a personas importantes que se emitían después de su muerte. En este caso la entrevista a Manuel Vázquez Montalbán se emitió el 18 de octubre de 2003 y dura algo más de cincuenta minutos. Merece la pena. Incluyo también una entrevista al escritor realizada por Canal Sur en 1998 para conmemorar los veinticinco años de la creación del personaje de Carvalho. Respecto a documentos escritos os dejo aquí el enlace a la página oficial de Club Cultura, muy completa, dedicada a Vázquez Montalbán y a su obra (incluye el artículo que os mencionado sobre Carvalho y yo). Asimismo, incluyo un perfil del autor realizado por el escritor y periodista Manuel Vicent en el diario El País. Como curiosidad, deciros que en 1989 se realizó una versión cinematográfica de Los mares del Sur dirigida por Manuel Esteban con Juan Luis Galiardo en el papel de Carvalho.

Y para terminar os dejo con las palabras de otro escritor español de novela negra, Juan Madrid: La serie Carvalho es una serie mayor en la historia de la literatura contemporánea en lengua española.

Plazos
Dividiremos la lectura en dos partes. La primera nos llevará hasta la página 141. A lo largo de una semana más o menos leeremos esta parte y podremos ir dejando comentarios generales sobre lo que nos va sugiriendo la lectura. Cuando publique, al cabo de esa semana, el post de análisis de esta primera parte ya nos explayaremos más en los comentarios sobre ella. Asimismo, en este post podéis dejar vuestros comentarios sobre este análisis general que he realizado o sobre los links que aporto o sobre el escritor, el personaje…ya que son tan populares. ¡Buena lectura!

Nuestro próximo libro: Los mares del sur de Manuel Vázquez Moltalbán

18 Feb

Nos venimos a España de la mano de uno de los escritores más completos y dotados del siglo XX. Para mí es un placer leer con vosotros un libro de Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona 1939 – Bangkok, 2003). Poeta, novelista, ensayista y periodista, Vázquez Montalbán forma parte del grupo de intelectuales indispensables para entender la segunda mitad del siglo XX en nuestro país. Fue una pena que nos dejara tan pronto. Se le echa de menos tanto como escritor como por analista de la situación política y social de nuestro país.

La obra que vamos a leer es Los mares del Sur (1979), la novela que le dio la fama al ganar con ella el Premio Planeta de ese año así como el Prix International de Littérature Policière. Pertenece a la numerosa serie de novelas negras que escribió protagonizadas por su famoso y singular detective privado Pepe Carvalho y es una de las más emblemáticas. Fue incluida en la lista, realizada por el periódico El Mundo, de las 100 mejores novelas en español del siglo XX, en la que participaron para su elaboración, además de numerosos y prestigiosos críticos, más de 20.000 lectores. Los mares del Sur ha sido traducida a más de veinte idiomas.

El detective Carvalho es uno de los personajes más universales y leídos de nuestras letras, seguramente muchos de vosotros, sobre todo si os gusta la novela negra, hayáis leído alguna de estas novelas que van mucho más allá del género policiaco siendo, a la vez, novelas sociales, políticas e incluso gastronómicas.

En este caso nos vamos a la Barcelona de la Transición con la democracia recién estrenada. Un importante hombre de negocios, al que se le suponía de viaje por los mares del Sur desde hacía un año, aparece asesinado en un solar abandonado de un barrio periférico de la ciudad…

La edición que vais a leer los que recojáis la novela en la Biblioteca Fórum es una edición que se publicó en 2009 conmemorando el 30 aniversario de la obra. Contiene un prólogo y una entrevista a Vázquez Montalbán realizada en 1995 por Quim Aranda, así como fotografías y citas del propio autor.

A partir de mañana jueves podéis pasar a recoger vuestro ejemplar en la Biblioteca Fórum. Los que vivís fuera de Coruña disponéis de más o menos una semana para conseguir el libro editado por Planeta.

No os olvidéis de devolver vuestro ejemplar de Un árbol crece en Brooklyn. Gracias.

Nos encontraremos aquí en una semana para empezar a leer esta interesantísima novela. Mientras, podéis continuar dejando vuestros comentarios finales sobre Un árbol crece en Brooklyn.

A ti te sostiene tu propia fuerza, como a mí

12 Feb

Alianto (Ailanthus altissima) o árbol del cielo. Foto en flickr de Wendy Cutler. Algunos derechos reservados.

Comenzamos esta tercera y última parte de la novela con la llegada al mundo de Annie Laurie nacida el 28 de mayo de 1916 cinco meses después del fallecimiento de su padre Johnny. De nuevo las diferencias entre los hombres y las mujeres a través de las reflexiones que hace la autora sobre los dolores del parto. Frases como era lo único que las mujeres tenían en común: la certeza de los dolores que acompañan al parto / Los hombres se llevan el placer y las mujeres el sufrimiento / Parecen querer vengarse de Dios por haberlas hecho mujeres. Se percibe en la autora un sentimiento contradictorio y doloroso por su condición de ser mujer ¿no creéis? Según su punto de vista parece que las mujeres sólo pueden ser solidarias entre ellas en el dolor que se sufre en el parto (o sea en la peor parte). Yo percibo una gran individualidad en Betty Smith que transmite a sus protagonistas femeninas. Su concepción del universo femenino no está exenta de crítica.

El mundo cambia muy aprisa en aquellos años. A través de las conversaciones oídas al vuelo por Francie en el bar de McGarrity asistimos a los cambios y avances de la época: se avecina la ley seca, el voto de las mujeres, los automóviles e incluso los aviones. El cine ya es un hecho que desplaza al teatro, como el telégrafo, la electricidad en las casas, las máquinas y la inminencia de la entrada de EEUU en la I Guerra Mundial. Y Francie, apoyada en su escoba para escuchar, trataba de dar sentido a lo que oía y se esforzaba por entender un mundo que giraba en veloz confusión.

Francie termina su escuela primaria con una mala nota en inglés debido a su renuncia a escribir redacciones después de la crítica a su escritura por parte de la profesora (pero volverá a escribir). La joven Nolan tiene ya quince años y está convirtiéndose en una mujer con todo lo que eso conlleva: llora, se enternece con el recuerdo de su padre (¡papá! ¡papá! Esta invocación, que expresa su amor y su necesidad de él, aparecerá cada vez que Francie eche de menos a su padre y son muchas las veces), discute con su madre, echa de menos algo parecido a un abrazo, un entendimiento, una necesidad que no sea la de la familia: necesito a alguien a quien amar con otra clase de amor… Se da cuenta de que va a tenerse que poner a trabajar, y posponer sus estudios, como así ocurre primero en una fábrica y luego en una agencia de noticias como lectora en Nueva York (¡por fin logra cruzar el puente de Brooklyn!). Como es inteligente y despierta, gana un dinero que nunca imaginó ganar y sabe que ese dinero es necesario para proporcionar un mayor bienestar a su familia, y, en consecuencia, se sacrifica por ello: tengo miedo porque dependen de mi dinero […] ¡adiós instituto! ¡Adiós todos mis proyectos! Como siempre, es diligente también con el trabajo pero Francie no es feliz. Nueva York no le gusta (prefiere el misterio y el sueño que contiene su amado Brooklyn a ese hormiguero humano), el trabajo, aunque sea leer, con lo que tanto disfruta, no le llena (se sentía impelida hacia una norma de vida para la que ya no estaba capacitada)… Francie está viviendo la difícil adolescencia entrando de lleno en el mundo adulto del trabajo y la responsabilidad y está tan sola como siempre, más incluso ahora que comienza a despertarse al amor y hay algo que la aferra a su infancia feliz (¡Oh! Cómo desearía volver a ser niña, cuando todo era tan maravilloso), a su casa, a su barrio, a su padre al que tanto echa de menos (Si estuviese tu padre aquí… Te comprendería mucho mejor que yo)… No le gusta lo que descubre en el mundo exterior (como Alejandro Magno, Francie se afligía convencida de que no existían mundos nuevos para conquistar) y, a la vez, la renuncia a los estudios la han hecho perder, además de las promesas de un mundo mejor, algo que llenaba su vida (Yo deseo volver a estudiar más que cualquier otra cosa en mi vida).

Asimismo, Francie contempla cómo su familia se va transformando, distanciando unos de otros: Nuestra familia era como una taza fuerte. Entera y firme, sujetaba bien las cosas. Cuando murió papá apareció la primera grieta. Y la discusión de hoy producirá otra grieta. Pronto habrá tantas que la taza se romperá y sólo seremos pedazos, en vez de formar un conjunto homogéneo. No quiero que esto suceda, aunque sé que estoy produciendo una nueva grieta. Se distancia de su madre porque son iguales y chocan en lo mismo: Y esa es la raíz del mal. Somos demasiado parecidas para comprendernos mutuamente, ni siquiera nos comprendemos a nosotras mismas. Papá y yo éramos muy diferentes y nos entendíamos. Mamá comprende a Neeley porque es distinto. Ojalá fuera diferente, como Neeley. Pero no lo es y sufre por ello: en el fondo de sus corazones, cada una sabía que la amargura perduraría y jamás sería extirpada.

Y por fin entran en guerra el seis de abril de 1917 aunque ésta no va a afectar demasiado a la familia Nolan. Francie quiere recordar cada hecho importante de su vida para retenerlos siempre. ¡Está tan llena de vida! Y, a la vez, está tan sola… pero la vida gana siempre en ella, como transmite este maravilloso párrafo: Dios amado -suplicó-, permíteme ser algo cada minuto de cada hora de mi vida. Permíteme ser alegre. Permíteme ser triste. Que tenga frío. Que esté abrigada. Que tenga hambre, que tenga demasiado para comer. Permíteme andar andrajosa o bien vestida. Que sea sincera o falsa. Que sea franca o mentirosa. Honorable o pecadora. Pero permíteme soñar todo el tiempo para que no se malgaste la más mínima porción de vida.

Y Francie, finalmente, se las ingenia para volver a estudiar a través de unos cursos de verano en la Universidad que compagina con el trabajo. De nuevo es feliz, tanto que se marea: Mis abuelos nunca supieron leer ni escribir. Sus antepasados tampoco. La hermana de mi madre no sabe leer ni escribir. Mis padres no terminaron la escuela primaria. Yo no he ido al instituto. Sin embargo, yo, M. Frances K. Nolan, estoy en la universidad. ¿Oyes eso, Francie? ¡Estás en la Universidad! Pero, ¡caramba!, qué mareo. Se entrega de lleno a los estudios y además conoce a un chico, Ben Blake, que se convierte en su ángel de la guarda y del que cae totalmente enamorada, o eso cree ella (es el primer chico que conoce y ¡está tan deseosa de amar!). Ben es casi perfecto y a los diecinueve años ya tenía proyectada su vida por un camino sin desvíos. Quiere llegar a ser gobernador en una carrera profesional planificada al milímetro por lo que, aunque Francie le gusta, no tiene tiempo para las mujeres y así se lo hace saber. Al finalizar el verano, y los cursos, se despiden hasta el próximo verano: Pensaré en ti. Te escribiré cuando tenga un momento libre. – Había apenas media hora de viaje entre sus domicilios-. Si alguna vez me necesitas (siempre que no sea una bagatela, por supuesto), me escribes unas líneas y me las arreglaré para verte. Francie está triste: otra vez las noches solitarias. Francie paseaba por las calles de Brooklyn en aquellas hermosas noches de otoño y recordaba a Ben. Sí. Le necesitaba. Pero estaba segura de que él jamás iría si ella escribía: “me siento sola. Ven a pasear conmigo y a conversar”. En el ya firme esquema de su futuro, Ben no había incluido el capítulo soledad. Francie lo que más necesita es compañía, sentirse necesitada, compartir su soledad pero este chico, Ben, no sé, no me acaba de convencer en su extrema perfección y planificación de su vida. Es un poco sobrado y rechina un poco, ¿no creéis?

La tía Sissy por fin consigue tener un hijo propio y todo gracias a los avances también en la medicina. En vez de dar a luz ayudada por una comadrona, Sissy decide ir al hospital y ser atendida por un médico, judío para más señas, lo que escandaliza a sus hermanas, pero Sissy es una mujer moderna y sabe que el hospital es la mejor opción y los médicos judíos los más expertos. Será un niño y se llamará Stephen Aaron. Además, Sissy vuelve a sacar de un bajón, a través de su cariño y comprensión, a uno de los hombres de la familia, esta vez le toca el turno al tío Flittman que no sólo se recupera sino que además se convierte en una especie de hombre orquesta (ya sabemos: la vena artística de los maridos de las hermanas Rommely). La familia está feliz ya que todo va mejorando en sus vidas.

En la primavera de 1918, Francie, que ya tiene dieciséis años, se enamora perdidamente de un soldado que está a punto de partir hacia Europa. Lee Rhynor está de permiso unos días en Nueva York y tiene veintidós años. Está comprometido con una muchacha de Pensilvania pero le confiesa a Francie que no la quiere. Todo sucede muy deprisa, no hay tiempo, la guerra espera y quizás, con ella, la muerte. Se cuentan sus vidas y en la primera cita Lee la besa. Al día siguiente van a bailar y él le dice que la ama. Francie es inmensamente feliz y llega a una conclusión sobre lo que significa la felicidad: la gente siempre cree que la felicidad es algo que se pierde en la distancia, una cosa complicada y difícil de conseguir. Sin embargo, ¡qué pequeñas son las cosas que contribuyen a ella! Un lugar para refugiarse cuando llueve, una taza de café fuerte cuando una está abatida, un cigarrillo que alegre a los hombres, un libro para leer cuando una se encuentra sola, estar con alguien a quien se ama. Ésas son las cosas que hacen la felicidad. Francie también le confiesa su amor y, ante su requerimiento de boda, ella le promete me casaré contigo cuando regreses, Lee. Pero todo termina mal. El soldado va a su pueblo a despedirse de su madre y allí se casa con su prometida antes de ir a la guerra. Francie se entera de todo a través de una carta que le envía la ya esposa de Lee. Francie le había escrito previamente confesándole todo lo que sentía por él (él se lo había pedido). El tal Lee resulta ser un cobarde de tomo y lomo y Francie sufre su primera decepción amorosa ya que el amor que ha sentido por Lee, correspondido un par de días, sí es amor y no el que creyó sentir por Ben.

Desesperada se confiesa a su madre y Kate, de nuevo, hace gala, no sólo de su sensatez y su amor (ha llegado ya la hora en que no puedo evitar el sufrimiento a mis hijos […] Estaba dispuesta a matar a cualquiera que tratase de hacerles daño. Y ahora, en un brillante día de sol salen con toda su inocencia y tropiezan con el dolor que una daría su vida por ahorrarles) sino también de ser una mujer muy adelantada para su tiempo. Ya previamente le había dicho a su hija: La vida es demasiado corta. Si alguna vez te enamoras de un hombre, no pierdas el tiempo bajando la mirada y haciendo muecas. Dile con franqueza: “¡Te amo! ¿Por qué no nos casamos?”, lo cual es increíble para la época pero, incluso va más allá: hay dos verdades. Como madre te diré que habría sido terrible que te acostaras con un extraño, un hombre que conocías desde hacía sólo dieciocho horas. Te habrían podido pasar cosas horribles. Tu vida entera habría podido destruirse. Como madre, te digo la verdad. Pero, como mujer… te diré que habría sido maravilloso. Porque sólo una vez se quiere de esa manera. Francie se recupera relativamente pronto, la herida no parece ser demasiado grande y la conclusión a la que llega es que no quiere necesitar a nadie sino que alguien la necesita a ella.

Y llega el final feliz para todo el mundo gracias al matrimonio entre el señor McShane y Kate. Este hombre lleva mucho tiempo perdidamente enamorado de Kate y, una vez viudo, decide dar el paso. Kate acepta porque sabe que un hombre bueno. Pero además McShane tiene dinero y un futuro como político muy prometedor por lo cual, Francie podrá dejar de trabajar y estudiar en una Universidad. Su sueño. Pero a Francie siempre le ha parecido todo un sueño: Todo era efecto de los sueños. ¿O sería todo real y verdadero, y era ella, Francie, la soñadora? Francie irá a estudiar a Michigan y piensa que si persistía esa condición soñadora en Michigan, Francie sabría que la soñadora era ella. Ben ha vuelto a su vida, le ha ayudado a pasar con éxito los exámenes de ingreso a la universidad. Toda la familia piensa que es bueno que se aleje y se adapte a un nuevo ambiente. Es Ben el que ha elegido Michigan. Ahora, con veinte años, le ha regalado un anillo y le ha dicho que tendrán que pasar cinco años para que se puedan casar. Así ella podrá estar segura de sí misma. A Francie no le pesa gran cosa esperar ya que todavía piensa en Lee aunque sabe que Ben es un hombre decente, honorable y brillante […] Le gustaba Ben. Le gustaba muchísimo. Deseaba poder amarle. Si por lo menos él no estuviese siempre tan seguro de sí mismo. Si vacilara alguna vez, aunque sólo fuera una. Si la necesitara, aunque fuese sólo un poco. En fin, tenía cinco años para decidirse.

Kate y McShane se casan y después de la boda, Francie se va despidiendo de todo lo que ha sido su vida hasta entonces. Incluso va al baratillo de Charlie para comprarle, en un acto de justicia poética, todos los números de la tómbola. Francie se despide de su infancia en este acto simbólico. Sabe que su barrio desaparecerá más pronto o más tarde. Y también hay un recuerdo para su adorado padre (Papá… ¡Papá!). La novela termina casi como empezó: Francie se asoma a la ventana y observa a una chiquilla sentada en la escalera de incendios mientras lee y come caramelos. Pero, sobre todo, está el árbol. Lo habían cortado pero un nuevo árbol había nacido del tocón […] aquel árbol del patio que los hombres maltrataban, aquel árbol alrededor del cual habían prendido fogatas para quemar su tocón, aquél árbol aún vivía. ¡Vivía! Y no había nada que pudiese destruirlo. Adiós, Francie. A ti, tampoco nadie podrá destruirte.

Plazos
Terminada esta hermosa novela que es una gran lección de vida es la hora de vuestros comentarios sobre esta última parte y sobre la novela en general. Disponéis de una semana más o menos para ello. Yo creo que vamos a echar de menos a los Nolan ¿no os parece? Así que, prolonguemos algo más nuestra convivencia con ellos a través de todo aquello que queráis opinar, reflexionar…

Recital de Marta Dacosta y Ana Luísa Amaral dentro del ciclo Poetas Di(n)versos

6 Feb

La próxima cita de Poetas Di(n)versos será en femenino. El lunes 9 de febrero a las 20.30 horas en el Centro Ágora se darán la mano dos poéticas intimistas, profundamente honestas y marcadas por un trazo de género: la viguesa Marta Dacosta y la portuguesa Ana Luísa Amaral.

Da tribo das sereas eu son, / e trouxéronme os ollos do mar, / e escamas brillantes / con que adorno esta pel de sal. / Da tribo das sereas, / das mulleres que berran o peixe eu son, / das que afunden as mans no xeo do amencer. / Das mulleres que alisten palangres eu son, / das que reparan e constrúen as redes / como unha firme laxe para soster o mundo. / Das mulleres que aman eu son / e con ese mesmo amor reparto a miña angueira, / como ela, pequena e enloitada, / fulcro da miña estirpe, / e que rachou as liñas que marcaban / a teimosa historia do seu mundo.

MARTA DACOSTA

…………..

AS DISJUNÇÔES PERFEITAS

O homem que dizem na minha rua / ter ligeira disfunçâo mental / disse-me hoje de manhâ «bom dia», / com um sorriso rasgado de malmequer, / ou papoila fresca, ou plátano fresco / (ou qualquer coisa bela de mundo vegetal) / E, como eu comentava sobre o dia / (azul, de primavera) acrescentou: / «Deus é assim. É pródigo» / ah! infinito tudo, admirável mundo / que, enfim, / de lado a lado se ilumina: / de som, de fino pólen, de tâo puro / neurónio / em disjunçâo divina

ANA LUÍSA AMARAL

La educación los colocaría por encima de la miseria y la inmundicia

2 Feb

Brooklyn bridge. Foto en flickr de Tim_Dawks. Algunos derechos reservados.

Continuamos con las vicisitudes de los Nolan. Hemos dejado a Francie en la escuela, en la terrible escuela donde la diferencia entre los menos pobres y los pobres de solemnidad es muy grande. Ante tanta crueldad, Francie se hace fuerte, ha heredado la fortaleza de su madre: Francie, claro está, se convirtió en una niña arisca […] pero ya se había acostumbrado a su soledad. Estaba habituada a andar sola y a que la considerasen diferente. A decir verdad, no sufría gran cosa por ello. Además, los Nolan son muy individualistas, diferentes: no se ataban a nada, excepto a lo indispensable para poder vivir en su mundo. Seguían su propia norma de vida. No formaban parte de ningún grupo social. Pero en la escuela no todo es malo, hay dos profesores maravillosos que aman a los niños y les transmiten alegría, vida y amor por la belleza: el señor Morton y la señorita Bernstone. No es casual que ambos sean profesores de materias artísticas: música y dibujo. Los dos aman a la vasta horda de niños sucios e indeseables más que a los privilegiados. Pero la autora opina, como la madre de Kate, que no todo debe ser bueno en la vida: debe haber aguas turbias y oscuras para que el sol tenga algo que enmarque su deslumbrante gloria. El capítulo dedicado al momento en que Francie aprende a leer (XXII) es muy hermoso. En él constatamos el amor desmesurado que se le despierta a esta niña por las letras y la imaginación desbordante que aplica a la aritmética. Francie no tiene amigos pero ahora los necesita todavía menos que antes porque adquiere dos tesoros preciados: la lectura y la imaginación, ambas la conducirán a la escritura en muy poco tiempo.

Francie se las ingenia, con ayuda de su amado padre, para cambiarse a un colegio mucho más bonito y amable. El padre, a regañadientes de la madre, ingenia una no muy legal manera de cambiarla (algo que estaba prohibido). Como Johnny dice es un mal para conseguir un bien mayor. ¡Me encanta este padre! Gracias a él la vida de Francie cambia a mejor y eso la hace inmensamente feliz. La imagen de ambos caminando por las calles camino a esa escuela es pura poesía y amor mutuo.

A continuación hay un capítulo dedicado a las elecciones y a la política en aquella época. Johnny es demócrata y a Katie no le interesa el tema pero lo critica con sabiduría en las conversaciones con su marido. Entonces ya existían el amiguismo, el poder de las influencias y la corrupción, que es lo que Katie critica: Por lo que Tammany da al pueblo, le saca el doble. Espera a que voten las mujeres…

Johhny sigue bebiendo: Johhny era de esos que se obsesionan. Solía obsesionarle la idea de que la vida era imposible y entonces bebía más que nunca para olvidar. Pero es un borracho pacífico y pensativo. A Francie no le gusta nada ver a su padre así porque le resulta un desconocido. Curiosamente es cuando no bebe cuando es alegre, cantarín y comunicativo. Cuando no bebe se desvive con sus hijos, intentándoles enseñar todo lo que sabe para que se conviertan en personas inteligentes. Incluso, un día les lleva a conocer el gran océano que bañaba las playas de Brooklyn en un episodio cómico y amable que nos hace sonreír.

En aquella época Francie dijo su primera mentira deliberada. Fue descubierta y decidió convertirse en escritora. La niña miente a la maestra y esta le da un consejo que no olvidará jamás: cuando suceda algo, cuente lo sucedido exactamente, pero escriba para usted lo que crea que debería haber sucedido. Diga la verdad y escriba el cuento. Así no tendrá problemas. La maestra le enseña a diferenciar una mentira de un cuento: una mentira es lo que se dice por maldad o cobardía, un cuento es lo que uno inventa respecto de algo que pudo haber sucedido; en el cuento uno no relata las cosas como han sucedido, sino tal como uno cree que debiera haber ocurrido. Aquí tenemos casi las mismas palabras que Betty Smith dijo a los periodistas cuando le preguntaron acerca de si Un árbol crece en Brooklyn era autobiográfico. Aquí está el quid de la cuestión sobre lo que la autora piensa de lo que debe ser la literatura. ¿Qué opináis vosotros?

Asimismo, en este capítulo clave se nos ofrece otra explicación importante acerca de porqué esta novela es tan amable con la vida. Francie no se atiene a la realidad, necesita darle colorido, dramatismo, tenía que engalanarla con algo de su cosecha. Katie la reprende continuamente recomendándola que suprima la fantasía. Pero es que Francie ha aprendido esto de sus propios padres: aunque Katie tenía esa misma propensión a mejorar los hechos y el mismo Johnny vivía en un mundo de ensueños, los dos trataban de combatir esa tendencia en su hija. Tal vez tuviesen un buen motivo para hacerlo. Tal vez su propio don imaginativo teñía de rosa la realidad de sus vidas cargadas de miseria y pobreza y eso fuese la causa de su conformidad. Quizá Katie pensaba que sin aquella facultad tendrían una visión más clara y precisa de las cosas, las verían tal como eran realmente y ante su vista podrían detestarlas y encontrar la forma de mejorarlas. Pero, a la vez, estas palabras contienen una crítica (¿autocrítica?) a esa visión amable de las cosas. No pueden remediar ser así pero se dan cuenta de que eso conlleva un conformismo que no es bueno y desean enseñarle a su hija la manera de mejorar la realidad que le ha tocado vivir. Y dejar la fantasía para la literatura (que es lo que es este libro). Muy interesante. Espero vuestros comentarios sobre este aspecto, creo yo que clave en la novela.

La inteligencia y la sensatez de Katie se manifiesta en sus pensamientos ante la alegría que siente la familia por haber conseguido un árbol de navidad gratis. Se interroga a sí misma sobre cómo conseguir que sus hijos salgan de esa miseria que no quieren ver: ¿el dinero? No, lo que ella quiere conseguir en sus hijos no lo da el dinero. ¿La educación? ¡Exacto! Esa es la respuesta. Sus hijos tienen que estudiar para salir de ese lugar que no les conducirá a ninguna parte. Sabe que su hija es inteligente y que llegará a ser alguien aunque esto no lo es todo ya que llegará a saber demasiado para su propia felicidad. Quiere que su hijo, al que claramente prefiere, sea médico y luchará con todas sus fuerza para que no se parezca a su padre, y sabe que su marido no estará con nosotros mucho tiempo. ¡Dios mío! Tanto que le quise. Y a veces le quiero aún. Pero es indigno… es indigno, y que Dios me perdone por haberlo descubierto. Katie, aun siendo dura, conoce muy bien el suelo que pisa, ¿no creéis?

Hay en el libro una continua referencia al orgullo y la dignidad de los pobres. Ninguno quiere reconocer que lo es, callan su condición ante ofrecimientos de caridad. Katie quisiera estar antes muerta que aceptar ayuda de los que más tienen. Quiere bastarse con su trabajo, y lo veremos más adelante cuando Johnny no esté y apenas puedan seguir adelante. Sólo Francie a veces cede ante esos ofrecimientos. Es una niña, pero eso no le impide ver lo que de obsceno hay en esa inquina a la hora de señalar que son pobres: ¿Por qué?- pensó con amargura -. ¿Por qué no lo ha podido regalar sin decir que soy pobre y ella rica? ¿Por qué no la ha podido regalar sin que se hablara de ello? Pero es más fuerte en ella poder tener una muñeca por primera (y última) vez y cede y miente y busca sus propios arreglos para no sentirse miserable ante su propia debilidad.

Francie va creciendo y descubriendo el mundo y sus verdades. Comprueba cómo las mujeres son crueles con otras mujeres y por eso no le gustan, como a su madre. Ella es una niña generosa, sensible y con un gran sentido de la justicia lo que le hace apoyar a la pobre Joanna que con diecisiete años es madre soltera. Constata que las mujeres se critican mucho entre ellas y, en cambio, los hombres poseen una mayor solidaridad entre ellos. ¿Misoginia de la autora? No lo creo, pues algo de verdad hay en lo que dice, y, además, hay otras mujeres en la novela que son maravillosas como las hermanas de Katie, la propia Katie, las hermanas profesoras de piano… Yo creo que lo que quiere criticar la autora es a esas mujeres que no gozan con la vida. Algo de lo que ellas no tienen la culpa. Más bien es la sociedad patriarcal en la que viven la culpable de sus frustraciones y odios. ¿Qué opináis vosotros?

En 1914, el año en que comienza la I Guerra Mundial, Francie se hace mujer y su padre se muere. Antes de esto sufre un conato de abuso sexual que no va a más gracias a la sangre fría de Katie que le dispara un tiro al agresor. Afortunadamente, Francie saldrá indemne de este episodio, ayudada fundamentalmente por el cariño de su padre y al buen hacer de un médico. Asimismo, aparece en escena un buen hombre, el Sargento McShane que se siente atraído por Kate y piensa que un día será su esposa. Katie se da cuenta de esto y calla. Veremos qué pasa más adelante. También Sissy consigue, por fin, ser madre. Intenta hacer creer a todos que está embarazada, lo cual no es cierto y nadie, excepto su crédulo marido, lo cree. En realidad lo que ha ocurrido es que ha adoptado, de una manera muy sui generis, típico de la excéntrica Sissy, a una niña. Convertirse en madre le hace cambiar, serenarse y dejar de buscar a los hombres. Es feliz con su John de turno y cuidando a su madre anciana así como a su pequeña.

Katie se queda de nuevo embarazada mientras Johnny se muere sin remedio. Fallece a los treinta y cuatro años el día de Navidad de pulmonía y como consecuencia de su alcoholismo. Le encuentran en la calle muerto. Todos reaccionan con gran serenidad y madurez. Francie, de alguna manera, no se lo puede creer pero asiste al sepelio con su familia y sólo, después, en un paseo con su hermano podrá llorar todo lo que no ha podido antes. Su madre les dice a partir de hoy seré madre y padre para vosotros. Pero las penurias económicas aumentan y Katie no quiere que sus hijos se pongan a trabajar, pero tampoco puede hacerlo ella como antes por su avanzado estado de gestación. Desesperada le pide ayuda a su Johnny muerto y éste a través de McGarrity, el propietario del bar que frecuentaba Johnny, viene en su auxilio. Los niños ayudarán unas horas y temporalmente (lo que no les impedirá seguir yendo a la escuela) a este hombre en el bar y en la casa. McGarrity tiene dinero y busca llenar el hueco que le ha dejado la ausencia de su amigo Johnny. La historia del dueño del bar es muy conmovedora y os la dejo a vosotros para que la comentéis.

Francie comienza a escribir sobre su padre (la realidad) en las redacciones para la escuela. Antes lo hacía sobre pájaros, árboles… Increíblemente, la profesora la critica diciéndole que la pobreza, el hambre y la embriaguez son temas desagradables y le aconseja que queme esas redacciones. La niña no está de acuerdo y aprende otra nueva lección sobre la vida y la literatura. Finalmente prevalece su criterio y quema, no las redacciones sobre su padre sino todas las anteriores en las que había sido una buena mentirosa. Francie ha crecido y va camino de convertirse en una gran mujer.

Plazos
Es hora de vuestros comentarios sobre esta segunda parte de la lectura. Espero que sean tan numerosos, o más, que en la anterior. Disponéis de una semana más o menos para ello. Al mismo tiempo, continuaremos con la lectura que nos llevará desde el capítulo XL (pág. 345) hasta el final de la novela.