Archivo | octubre, 2014

La nieta del señor Linh: un canto universal a la amistad y a la tolerancia

30 Oct

«A Longing For The Old Days». Foto en flickr de tarotastic. Algunos derechos reservados.

Esta “nouvelle” fue recibida con gran entusiasmo en Francia donde, desde su publicación en 2005, se han vendido más de 600 mil ejemplares, siendo traducida a veinticinco idiomas. Philippe Claudel ya había tenido un enorme éxito con Almas grises, su quinta novela, que ganó el prestigioso premio Renaudot y le dio la consiguiente fama. La nieta del señor Linh es su sexta novela y es mucho más corta y sencilla que la precedente. Su estilo es extremadamente depurado, limpio, directo y se lee muy fácilmente. Pero también posee una impronta poética y muchos silencios lo cual eleva su talla literaria.

La nieta del señor Linh nos narra el drama del anciano Linh que tiene que abandonar su país, devastado por una guerra que ha matado a su familia y en la que lo ha perdido prácticamente todo. Todo, excepto su nieta, un bebé de seis semanas llamado Sang Diu, que en su idioma significa “Mañana dulce”. Para salvar la vida de la niña decide marcharse lejos pues el único afán que le queda ya en la vida es proteger a su nieta por encima de todo y lograr que pueda crecer en paz. Atrás queda su aldea destruida, un idílico paisaje de arrozales donde este hombre fue feliz un día y en el que ahora sólo quedan desolación y cadáveres. Después de seis semanas de un doloroso viaje en barco que le aleja quizá para siempre de sus raíces, el señor Linh y su nieta llegan, una fría mañana de noviembre, a un país donde no conocen a nadie y cuya lengua ignoran. Nunca se nos dice en el libro cuál es su país y cuál es su guerra, tampoco cuál es el país de acogida. Pero no importa ya que la esencia de esta novela está más allá de países y de fronteras. Philippe Claudel en una entrevista concedida a Europa Press afirmó que la novela es un canto universal a la tolerancia y, por ello, ha preferido que los lugares queden imprecisos. Lo que está claro es que Linh viene de algún país del tercer mundo, en este caso asiático, y llega a otro que pertenece al primer mundo. Un tema candente en nuestros días (ahí tenemos, sin ir más lejos, la valla de Melilla). El drama de la inmigración, en esta caso más concretamente de los refugiados, es la columna vertebral de esta historia con todo lo que conlleva de dolor, desarraigo, lucha por preservar la identidad, soledad, extrañamiento… Lo que realmente importa en esta historia no es el dónde ni el cuándo sino el qué.

La sinopsis de la novela, sencilla pero muy intensa, la tenéis ampliamente detallada en la contraportada así que no me paro a contárosla. La verdad es que casi nos cuenta toda la historia excepto el final, emocionante y conmovedor, que contiene el único gran giro que posee la novela. Ya habrá tiempo de comentar tanto el argumento como el final en el post de análisis de la novela.

La nieta del señor Linh tiene pocos protagonistas. Sólo tres merecen tener nombre propio: el señor Linh, su nieta Sang Diu y el señor Bark. El resto de los personajes son nombrados como “la mujer del muelle”, “la joven intérprete”, “el taxista”, “la mujer de blanco”, “el médico”… No son importantes en la historia y además estas denominaciones contribuyen a aumentar la sensación de que todos, excepto los tres protagonistas, son extraños en un mundo extraño. Incluso el señor Bark, que pertenece a ese primer mundo, se siente poco identificado con él. El señor Linh y el señor Bark simbolizan la fuerza de la amistad, así como la bondad, y Sang Diu, en palabras del autor, la esperanza y la resurrección (la tabla de salvación de todos los desheredados de este mundo).

Linh y Bark son ya ancianos pero con una gran fuerza y deseos de vivir. Han tenido, sobre todo Linh, una vida dura pero eso no les ha convertido en personas amargadas o con rencor. El señor Linh, además, simboliza el deseo, tan propio de aquellos que han sido arrancados de su lugar de origen, de no olvidar aquello que fue y aquello que vivió, su país, sus costumbres, su memoria a fin de cuentas, y, para ello, la nieta se convierte en el único vínculo con su pasado y, a la vez, en la proyección hacia el futuro en una nueva tierra, tan diferente.

La tolerancia es el leitmotiv de esta novela. Como señala Philippe Claudel nuestro deber, como ciudadanos de países democráticos y ricos, es acoger a otros que pasan hambruna o epidemias. Es nuestro deber como humanos, pero tenemos una tendencia a no hacerlo. Toda la novela está traspasada por el “deber” de ser tolerantes. Incluso los personajes secundarios que pertenecen al primer mundo son amables, no así la familia de refugiados con los que convive al principio el anciano que se muestran hostiles con él. El autor ha señalado que quería, con esto, romper el mito de la solidaridad entre los refugiados evidenciando “las situaciones difíciles que se producen en los grupos”. Este es un tema que podremos comentar con más detalle en el análisis posterior.

El choque de culturas está continuamente presente en la novela a través de los contrastes tan fuertes que se detallan entre el lugar de donde viene el anciano, rememorado en numerosas ocasiones, y la ciudad fría, sin olores, llena de ruidos, de mucha gente que camina rápido (¿adónde irán? Se pregunta Linh) y sin mirarse. Linh se siente completamente perdido y solo sin entender nada, ni el idioma tan necesario, hasta que aparece Bark y le tiende una mano amiga. Ambos se entienden a través de las miradas, los gestos, el tono de voz,  produciéndose el milagro de la amistad más pura y auténtica.

La nieta del señor Linh está narrada en tercera persona omnisciente y, como ya hemos dicho, el tiempo y el espacio quedan indeterminados. El punto de vista es el del señor Linh excepto en algunos momentos en el que es sustituido por el del señor Bark. Está narrada en presente lo que le da una gran inmediatez y atemporalidad. Prima la narración sobre la descripción que, cuando aparece, es concreta y somera utilizando para ello hermosos y poéticos adjetivos.

Esta novela nos pone en la piel de los que tienen que huir de su tierra permitiéndonos conocer mejor a aquellos que nos cruzamos a diario por las calles de nuestra ciudad y con los que raramente hablamos. No los conocemos aunque cada vez son más y la mayoría de las veces no tenemos ningún interés en hacerlo. Los ignoramos e incluso, muchos, los desprecian o prejuzgan. El autor nos permite saber cómo se sienten y qué piensan tendiendo un puente hacia ellos para poderlos comprender y aceptar. Al fin y al cabo todos somos seres humanos y pertenecemos al mismo mundo.

Plazos

Como la novela es muy corta, 126 páginas, vamos a leerla entera a lo largo de una semana. Os pido que en este post sólo vayáis dejando vuestras primeras impresiones sobre la lectura (¡y no desveléis nada!) para que, cuando, una vez leída, publique el post de análisis de ella, nos dediquemos a comentarla en profundidad, incluido su conmovedor final.

Nuestro próximo libro: LA NIETA DEL SEÑOR LINH de PHILIPPE CLAUDEL

22 Oct

Cambiamos completamente de tema y para descansar de tanta guerra vamos a leer una exquisita fábula sobre el exilio, la soledad, la amistad y la lucha por preservar la identidad escrita por el francés Philippe Claudel (Nancy, 1962). La nieta del señor Linh permaneció, desde su publicación en Francia en 2005, en las listas de los libros más vendidos.

A partir del viernes 24 podéis pasar a recoger vuestro ejemplar en la Biblioteca Forum. Los que vivís fuera de Coruña disponéis de más o menos una semana para conseguir el libro editado por Salamandra.

No os olvidéis de devolver vuestro ejemplar de La hija del Este. Gracias.

Hasta que comencemos a leer La nieta del señor Linh podéis continuar dejando vuestros comentarios finales sobre La hija del Este.

Nos encontraremos aquí en una semana para empezar a leer este hermoso libro.

Dos citas literarias en A Coruña: Poetas di(n)versos y Libros en directo

15 Oct

El próximo lunes 20 de octubre, a las 20.30 horas en el Centro Ágora, habrá, dentro del ciclo Poetas di(n)versos, una nueva cita con dos poetas: Alvin Pang y Berta Dávila. Dos poéticas hondamente intimistas que se tienden la mano desde Santiago y Singapur. Este ciclo siempre es una buena ocasión para conocer nuevas voces de la poesía actual.

Y el miércoles 22, a las 20 horas también en el Centro Ágora y dentro del ciclo Libros en directo, podremos acercarnos a la obra del escritor José María Merino, y más concretamente a su último libro de cuentos La trama oculta. El escritor y académico coruñés publica un nuevo libro donde mezcla cuentos y microcuentos realistas, fantásticos e incluso futuristas. En palabras del autor: el papel de la literatura es descifrarnos o revelarnos o, como poco, hacernos sospechar lo que a primera vista no es visible, lo que no está en la apariencia más roma o más externa de las cosas.

La entrada a ambos actos es libre hasta completar aforo.

No podemos elegir a nuestros padres ni los tiempos ni el pueblo con el que vamos a vivir

15 Oct

Foto en flickr de The Advocacy Project. Allgunos derechos reservados.

La historia está escrita por los vencedores. El pueblo teje leyendas. Los escritores desarrollan su imaginación. Sólo la muerte es incuestionable. Con esta afirmación del escritor yugoslavo Danilo Kis se cierra La hija del Este. Creo que resumen perfectamente el espíritu de esta novela y la intención con la que fue escrita por su autora, Clara Usón. Un poco antes, el narrador Danilo Papo nos dice: quien esto escribe un día se tropezó con la noticia de la trágica muerte de Ana Mladic. Sintió curiosidad, indagó, investigó, buscó respuestas, aquilató rumores, compulsó datos y con todo ello fabuló una explicación, de la que yo formo parte. De nuevo palabras aclaradoras que descubren el verdadero motivo que llevó a Clara Usón a escribir La hija del Este y a crear, para ello, al personaje de Danilo Papo: narrador de toda la novela, no sólo de la “Galería de héroes”, y protagonista a la vez de gran parte de ella. Me parece un gran logro por parte de la autora la creación de este personaje-narrador que mantiene oculto hasta la mitad de la novela y a partir de la cual cobra gran protagonismo. Un punto de vista de alguien joven, mezcla, como la mayoría, de todos los pueblos que habitan los Balcanes y que vive esa guerra con escepticismo e ironía hasta que finalmente se ve involucrado en ella y eso le hace cambiar. Además la autora lo convierte en amigo de Ana durante sus últimos años.

Esta última parte de la novela comprende dos capítulos dedicados a la “Galería de héroes”, uno explica por qué Danilo se incluye en ellos (se convierte en un Hamlet que quiere vengar la muerte de su padre y, al igual que Hamlet, actué sin pensar, me dejé llevar por el arrebato. El destino le pone en las manos ejecutar su venganza y es por ese motivo que se convierte en héroe) y el otro nos narra con gran maestría el horror de la matanza de Srbrenica. Es tristísimo y terrible lo que allí ocurrió y lo he leído sobrecogida y a punto del llanto pero también con gran impotencia ante la manera en que se exterminó a 8.000 bosniacos y comprobar cómo Occidente y sus cascos azules allí desplegados no hicieron nada para impedirlo. Fue una matanza muy anunciada (fue un guerra filmada hasta la extenuación) y se podría haber evitado. ¿Qué opináis? La autora no duda en denunciar la pasividad de Europa y EEUU con frases como esta gente lleva quinientos años peleándose entre ellos, recordó el presidente Clinton (o puede que fuera Bush) / una intervención exterior no hará sino empeorar las cosas, convinieron franceses, alemanes, ingleses, rusos y norteamericanos; que se zurren lo que tengan que zurrarse y cuando todo haya terminado, ya pondremos orden / habría que darles de comer, dijo la opinión pública, y los gobernantes aplaudieron la propuesta con entusiasmo. ¡Sí, eso es, vamos a alimentarlos! Es una acción humanitaria que nos compromete poco. Y enviaron a las fuerzas neutrales: la única misión de los cascos azules era asegurar que la ayuda humanitaria llegara a su destino, como si una guerra fuera una catástrofe natural, un nuevo tipo de inundación o de huracán. Y celebraron numerosas conferencias de paz que no sirvieron para nada mientras Milosevic y Karadzic disfrutaban de sus estancias en esas rutilantes ciudades extranjeras: se compraban ropa de marca, adquirían souvenirs para la familia, comparaban hoteles. Y el conflicto continuaba sin resolverse. No conseguían ponerse de acuerdo en nada, salvo en la necesidad de celebrar, en breve, otra conferencia. “¿Podría ser en Montecarlo? – sugería Karadzic-. Tiene mar y unos casinos fabulosos. A mi mujer le encanta la playa. Es tan terrible que sobran los comentarios.

Los otros dos capítulos, alternos como en toda la novela, están dedicados a los últimos días de Ana. Ésta vuelve a Belgrado y se siente mal: dolores de cabeza, angustia, tristeza, insomnio… recuerda, de nuevo, vivencias con su padre y, sobre todo, una lectura que la marcará por la similitud con su vida: un cuento de Tolstoi, Después del baile. Aquel relato la desazonó en su momento y ahora piensa que fue como una señal, una premonición. Ana siente lástima, desesperación y una gran autocompasión, todo para tapar la realidad que acaba de descubrir y que se siente incapaz de asumir. Aun así recuerda el día en que ayudó a su padre a cargar los morteros y piensa por primera vez en las víctimas, las imagina, las pone cara. De esa manera comienza su toma de conciencia en una lucha consigo misma. Sabe y no quiere saber. Ella era feliz en su ignorancia y todavía necesita a su padre para que la guíe, para que la calme con su verdad. Yo nunca te he mentido ni te mentiré, le dice siempre su padre. Pero ella empieza a dudar y, a pesar de su alegría ante la vuelta de su padre del frente de Bosnia y el amor que siente por ella tan inmenso, el declive de Ana ha comenzado y ya no parará. Buscando una salida, pero en realidad buscando la verdad, se cita con Danilo, que acude a regañadientes pues ya no es el que era después de volver de Pale, para explicarle que ella no tuvo nada que ver con la muerte de Dragan, pero Danilo le cuenta la verdad sin tapujos: su padre fue el culpable de su muerte, pero tal vez no me creas, puede que no te convenga. Ella no quiere creerle. Pero, al regresar a casa, lee las libretas de su padre donde éste escribe todo lo que pasa en el frente. Busca algo que la aclare pero lo que encuentra no le gusta: leyó entradas que la perturbaron. Recuerda sus fantasías de un futuro feliz con una familia feliz en un entorno feliz. Ahora ya no le valen. Da un último paseo con sus perros y se despide de ese futuro feliz. Ana decide, finalmente, matar a su padre y suicidarse después. Se acabarían los dos y se acabaría la guerra. Pero se da cuenta de que nunca podría enfrentarse a un hombre que la quería tanto. Ana se suicida con la Zastava y no deja ni una carta. El padre enloquece y se entrega a un espiral de muerte y destrucción aún mayor que desemboca en la salvaje matanza de Srbrenica. La muerte de Ana no ha servido para nada.

La novela termina con un epílogo en el que Danilo, el narrador, nos cuenta lo que ha sido de todos los protagonistas que han desfilado por esta historia y la paz tensa y rencorosa que se instauró en los territorios de la antigua Yugoslavia. Y nos explica por qué la ha escrito: por un instante, aquella tarde en Pale me creí Hamlet, pero yo siempre he sido Horacio, aquel cuya misión es contar al mundo todo cuanto sucedió. Respecto al suicidio de Ana, sigue, como todos, lleno de dudas: Y Ana Mladic ¿se ahogó en defensa propia, como Ofelia? ¿Se quitó la vida porque no soportaba el peso de los crímenes de su padre? ¿Era ella la conciencia de la que carece Mladic? “Morir, dormir, nada más”. Dejar de ser quien era, ya que no podía ser otra… ¿O fue su muerte un sacrificio? Esta novela ha intentado, ayudándose de la ficción, buscar una respuesta al suicidio de la hija de Ratko Mladic, el carnicero de Srbrenica. Y, a la vez, ha intentado buscar respuestas a esa guerra genocida y terrible que asoló a la antigua Yugoslavia a finales del siglo XX. La documentación aportada es ingente, es toda una lección de historia, pero como dice la cita de Hegel al inicio de la novela: la historia nos enseña que los pueblos y sus gobernantes nunca han aprendido nada de ella.

Para terminar os dejo con unas sabias palabras de la Premio Nobel de Medicina, Rita Levi Montalcini, una gran pensadora además de una gran investigadora. Palabras que nos pueden ayudar a entender el horror: el cerebro tiene dos hemisferios, uno arcaico que gobierna nuestros instintos y emociones y otro más joven en el que reside nuestra capacidad de razonar. Hoy el arcaico domina y es la zona a la que apelan los dictadores para que las masas les sigan. Es la causa de todas las tragedias que ocurren, como el Holocausto.

Plazos
Es hora de vuestros comentarios sobre esta última parte y sobre la novela en general. Os animo a que dejéis, a lo largo de una semana, vuestras opiniones, críticas, frases que os hayan impactado y todo aquello que os parezca interesante comentar.

Mi padre repetía que no sabemos quiénes somos hasta que las circunstancias nos ponen a prueba

4 Oct

Sarajevo, Bosnia. Foto en flickr de Kashklick. Algunos derechos reservados.

En esta segunda parte seguimos con los capítulos intercalados. Los pares, 8, 10 y 12, continúan con la “Galería de héroes” y los impares, 9 y 11, nos siguen narrando la historia de Ana a la que dejamos en Moscú aferrada a sus firmes convicciones nacionalistas.

El capítulo 8 está dedicado a Radovan Karadzic, presidente de la República de Srpska, sobre el que Francisco nos acaba de comunicar una reciente noticia publicada en prensa cuyo titular es: “Karadzic fue el “motor” de la limpieza étnica en Bosnia, según el TPIY (Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia)”. Todavía está su juicio pendiente en el que este genocida luchará por evitar la cadena perpetua. Así de recientes son los hechos que estamos leyendo por los que los culpables todavía están siendo juzgados.

La historia de Karadzic comienza en 2005 convertido en Dragan Dabic, un excéntrico experto en terapias alternativas (que florecieron junto al nacionalismo cuando el comunismo desapareció). Es hilarante que el criminal de guerra más buscado en el mundo es esos momentos se haya convertido en un cantamañanas y pueda vivir sin problemas en el marco de la nueva Serbia. Pero así fue esta guerra y los responsables de tal masacre tardaron bastantes años en ser detenidos, amparados por gran cantidad de serbios, y por el propio gobierno, que todavía continuaban creyendo en ellos. Pueblerino hortera, fanfarrón, simpático, soplón en los tiempos de Tito, vago, ególatra, mentiroso, mediocre, tramposo, cobarde… los calificativos que despliega, siempre con ironía, el narrador son de este calibre. Convertido en psiquiatra y poeta bohemio, no descolló en ninguno de estos campos, lo único que le movía era el dinero. Intentó ganarlo, de manera fallida, por varios medios hasta que descubrió la política donde sí le fue bien para conseguir su propósito. Y como corrían vientos nacionalistas a principios de los noventa se unió a Milosevic y acabó convertido en un fanático nacionalista serbio consiguiendo en 1992 ser presidente de la recién constituida República de Srpska. En este capítulo se nos narra los orígenes de la guerra de Bosnia y quienes eran los bosniacos. Esta guerra duró tres años y no lograron ganarla los serbios a pesar del cerco de Sarajevo y la cantidad de matanzas que realizaron en su intento de exterminar a los bosnios. Karadzic, como ahora sabemos, fue el motor de esta limpieza étnica. Y los que le rodeaban, de los que también nos habla el narrador, eran incluso peor que él, y, curiosamente, todos procedían de medios académicos e intelectuales. ¿No os parece increíble?

A medida que avanza esta “Galería de héroes”, el narrador se va desvelando cada vez más: nace en 1970 en Sarajevo de padre judío y madre serbia con antepasados procedentes de las otras etnias: croatas y musulmanes. Un buen ejemplo de lo que eran entonces los Balcanes (sobre todo la ciudad de Sarajevo), donde todos estaban mezclados y aparentemente convivían en paz. Predomina la figura de su padre, un profesor intelectual cuyo escepticismo hereda su hijo. Hay numerosas reflexiones de este padre sobre las cuestiones más esenciales que mueven al ser humano: la verdad, el bien, el mal, la existencia de Dios… todas vistas desde un relativismo individualista y descreído. El hijo es un fiel reflejo del padre. Me gustaría comentar estas reflexiones pero la novela está tan llena de información y acontecimientos que es imposible extenderse tanto. Si queréis, en los comentarios lo podéis hacer vosotros. El narrador nos da una clave de unos de los posibles orígenes del conflicto cuando nos cuenta que en Sarajevo y en casi todas las ciudades de Bosnia-Herzegovina, la población más culta y acomodada era la musulmana […] y eso causaba cierto resentimiento en los rudos aldeanos serbios o croatas de las montañas. ¿No os recuerda a la situación de los judíos en la Alemania nazi o la de los armenios en Turquía? La historia se repite.

El siguiente “héroe” de la galería es Ratko Mladic. El capítulo tiene un brillante arranque que nos mantiene expectantes pues nos habla de dos generales opuestos que acaban convirtiéndose en el mismo: Mladic. Las dos caras de la misma moneda. Doble personalidad (¿esquizofrenia?): bueno que hace el bien, malo que hace el mal. La misma dicotomía a la que tendrá que enfrentarse su hija cuando descubra quien es verdaderamente su padre. Destaco una serie de significativas frases de este hombre: allí donde un soldado serbio haya derramado su sangre, es tierra serbia. / ¡Cuántos hay! Va a ser un banquete. La sangre nos llegará hasta las rodillas. / Cada vez que veo a un enemigo muerto, me dan ganas de volver a matarlo. / Que trabajen los francotiradores. ¡A por ellos! ¡Qué disparen a la carne, sólo a la carne! / Prefiero que el enemigo me tema a que me coja cariño. Sin comentarios. Para que conozcáis más a este personaje, os recomiendo que leáis, si no lo habéis hecho aún, el artículo del que os puse el enlace en el post inicial en el que Clara Usón asiste al juicio de Mladic en La Haya.

Mladic provenía de un pueblo muy pobre de Bosnia-Herzegovina lleno de resentimiento hacia los ustachas y los chetniks, pertenecía a una familia campesina y desde niño tuvo que trabajar. Era responsable, valiente y decidido, un niño aplicado que se convirtió en un militar seguro de sí mismo y en padre y esposo ejemplar. Ratko Mladic perdió la guerra pero si hubiera ganado la guerra de Bosnia, la historia oficial se hubiera encargado de borrar o negar ciertos crímenes, ciertos abusos, procurando que en sus retratos, estatuas y biografías sólo fuera resaltado el perfil bueno; el otro, el del asesino, habría permanecido para siempre en la penumbra.

Y, por fin, llegamos al capítulo 12 en el que se nos va desvelar quién es el narrador: el último bogomil. Con la ironía que le caracteriza nos va a hablar de sí mismo como héroe. Aunque no sabremos exactamente porqué hasta la tercera parte, nos adelanta algo: cuando veo un héroe, echo a correr. En cierta ocasión, las circunstancias de la vida me pusieron a prueba y para mi disgusto me comporté como un héroe, por eso me incluyo aquí. Este descubrimiento es clave en la estructura de la novela pues por fin aparece uno de los personajes más relevantes de La hija del Este, que cobrará importancia a partir de aquí. Personaje de ficción (del que la autora dice que se basó para su creación en muchas de las personas que conoció cuando estuvo allí documentándose para lo novela), Danilo Papo es un joven, amigo de Ana, Petar, Marko… Enamorado de Ana pero sin conseguir ser correspondido, se convierte en amigo íntimo de ella. Mezcla de razas, de Sarajevo pero que termina viviendo en Belgrado con su madre cuando sus padres se separan, antinacionalista, escéptico, irónico, el chistoso oficial, un payaso, un bufón que a todos hace reír. En medio de este capítulo se nos habla de quienes son los bogomiles y cómo visita con su padre las tumbas bogomilas, algo que hacen a escondidas y que les une. Es una hermosa historia y son asimismo hermosísimos los epitafios, algunos de los cuales se reproducen, que encuentran en esta tumbas. ¡Eran unos sabios! Los bogomilos no creían en Dios, ni en el más allá, afirma el padre cuando se encuentran con este epitafio: El Cielo existe sólo para que puedas arrojarte con más facilidad a la nada, creyendo que accedes a la eternidad.

Después de este paréntesis poético, Danilo nos cuenta cómo conoció a Ana y cómo se hicieron amigos. Ella le habla de su padre como un ser maravilloso por lo que, cuando Danilo lo conoce, creyéndose que se va a encontrar con un hombre único, con lo que se encuentra realmente es con “una bestia”. También nos habla de cómo su cuñado, el de Danilo, se convierte en un político ultranacionalista, paradigma de los trepas, lo que utiliza, con ironía y burla, para descalificar a esta clase política ascendente y depredadora. Danilo es un escéptico como todos sus amigos y, por eso, se salvan de la fiebre de patriotismo que impera en Belgrado. No tiene bandera, no quiere identificarse como nada. Es un extranjero en su propia tierra, no es “nada” porque es mezcla de todo. También nos habla de cómo durante la guerra serbocroata hay un éxodo de los serbios de Belgrado porque los que van a la guerra son los de los pueblos, los habitantes de la Serbia profunda. Él aprovecha para ir a todas las manifestaciones en contra de la guerra y pasárselo bien. A pesar de que su madre le dice que se vaya, él todavía no quiere irse porque, a su edad, está ávido de emociones. Visita a su padre alguna vez en Sarajevo. A pesar de que Danilo le intenta convencer para que escape de allí, el padre piensa que no va a pasar nada porque en Sarajevo todas las etnias están emparentadas y se llevan muy bien. Conoce a la nueva novia de su padre, Aída, y se enamora de ella, viviendo un episodio cómico de intento de seducción que acaba fatal y con un alejamiento de su padre por su sentimiento de culpa. Finalmente Aída deja a su padre y éste se hunde más en el alcohol, pero cuando finalmente empieza la guerra de Bosnia, el padre se involucra en trabajos con la comunidad judía aunque sigue pensando que no va a pasar nada. El capítulo termina con la ascensión a general de Ratko Mladic ya que va a dirigir las tropas serbias en la guerra de Bosnia.

Los dos capítulos impares de esta parte, 9 y 11, se ocupan de Ana Mladic. En ellos van a ocurrir cosas claves que serán el principio del fin de Ana. Ésta va al encuentro con Sasha en un intento de seducirlo. El interés es mutuo y ambos, durante una comida, se van conociendo. Sasha le habla de la coincidencia de su nombre con el de Ana Karenina de Tolstoi. Discuten sobre el sentido del suicidio. Ana piensa que quien se suicida es un cobarde que no quiere enfrentarse a sus problemas. Sasha no opina igual. El periodista la invita a su casa con la intención clara de acostarse con ella. Ana, presa de fantasías adolescentes, siente que se está enamorando pero lo que encuentra en su casa no es el amor sino a dos extranjeros amigos de Sasha, un fotógrafo canadiense y una periodista bosnia que le hablan de la guerra de los Balcanes. Hablan claro. Le enseñan fotos, insultan a Mladic de una manera contundente llamándolo asesino. Le cuentan todo lo que está pasando. Ana, que se ha hecho pasar por andorrana, disimula pero está espantada. Finalmente el fotógrafo le quiere enseñar un vídeo donde se ve quien es verdaderamente Mladic. Ante las protestas de Sasha, que ve cómo se aleja su plan de seducción, Ana se sorprende a sí misma diciendo que quiere verlo. Es, quizás, el primer síntoma del cambio que se va a operar en ella. Cuando se quedan solos, Ana le confiesa a Sasha quién es realmente y le dice que Mladic es un gran héroe serbio. Pero Ana ha reconocido la voz de su padre aunque se resiste a creer lo que ha visto y oído. Es imposible que, en un principio, Ana lo crea pues toda su vida, toda la estructura que la sostiene se caería en pedazos (que es lo que va a pasar más adelante). Para evitarlo recuerda todo lo bueno que ha hecho su padre y todo lo vivido con él (todo mentiras por ella creídas). Es su último intento de agarrarse a algo.

Sasha queda horrorizado y ella recuerda cómo todos los que la rodean la desprecian u odian o evitan, le hacen el vacío en la facultad… ¿y por qué? Por quien es su padre. Ana es una joven superingenua que creer a pies juntillas en su padre y que incluso cuando un día su madre y ella le visitan en el frente, terminan ayudándole a cargar los morteros que matarán a los “terroristas musulmanes”. Ana cree estar haciendo una gran labor y no piensa, ni por un momento, en las víctimas de esas bombas. Más tarde sí lo hará.

Al final del capítulo 11, Ana, para terminar con todos sus sueños, asiste, sin ser vista, a una conversación de sus amigos sobre ella y su padre. La acusan de chetnik, de saber quién es realmente su padre y de cómo ambos enviaron al frente a Dragan, su exnovio, para vengarse de él. Más decepciones, más verdades insoportables… pero Ana sigue en sus trece: “mi padre es un héroe”.

Plazos
Me he extendido muchísimo pero es que la novela es densa y está llena de información y acontecimientos. Es la hora de vuestros comentarios. Espero que sean numerosos y comentéis lo que yo no he podido, o lo que queráis, claro. A lo largo de una semana más o menos comentaremos esta parte y continuaremos con la lectura que irá desde el capítulo 13 (pág. 299) hasta el final de la novela.