Los platos más picantes de la cocina tártara arranca con una cita sobre las palabrotas y maldiciones en tártaro que está cargada de simbolismo sobre lo que nos vamos a encontrar en esta novela: las siguientes palabras no están por tanto pensadas para uso propio, sino simplemente para la comprensión de una situación. Diccionario tártaro (alusión directa, ya desde el título también, a este pueblo que es el origen tanto de la autora como de la protagonista y cuya idiosincrasia, adivinamos, configura la personalidad de Rosalinda). Comprensión de una situación: toda una invitación a comprender a la mujer que es el alma de esta historia. ¿Alguna opinión diferente por vuestra parte sobre esta cita?
La acción comienza en 1978 en algún lugar de Rusia. Rosalinda, mujer de mediana edad pero que se conserva todavía muy bien, nos narra la historia. Ella es un dechado de saber estar y de manejarse en el mundo, no así su hija única, Sulfia, que no se le parece en nada, (no escatima adjetivos negativos para describirla), y que se acaba de quedar embarazada con 17 años porque una noche había soñado con un hombre. No hay padre, no se sabe qué ha pasado. Ambas y su marido, Kalgánov, viven en un piso comunal (propio de la época soviética) con “la bruja” de Klavdia, una supuesta comadrona a la que Rosalinda pide inmediatamente ayuda para hacer que Sulfia aborte. Después de diversos intentos, a cual más delirante, Sulfia aborta pero meses después, cuando ya es demasiado tarde, comprueban que abortó un feto pero que había otro. Así que nace una niña a la que Rosalinda pone el nombre de su abuela: Aminat, otro nombre, como todos, tártaro y, por tanto, de origen árabe, aunque todas tienen versiones rusos de sus nombres que Rosalinda se niega a utilizar. Aminat, una niña que no para de gritar, se parece, como no, a su abuela, y ésta lo toma como una señal para dedicarse en cuerpo y alma a ella. Mi nieta Aminat tenía suerte. No había heredado ni la flema ni la fealdad de su madre. Tenía mis ojos, profundamente negros y almendrados, rizos negros un poco ondulados, nariz tierna y una cara con una expresión muy inteligente. A cualquier persona se el ve desde el nacimiento si es lista o no. En el caso de Sulfia también lo vi desde el primer momento y no me equivoqué. Probablemente se debía a que Sulfia había sido engendrada por mi marido en la cama y Aminat por un extraño en sueños. Pero Aminat es una niña problemática que va a dar mucha guerra.
Toda la narración está plagada de humor negro, situaciones hilarantes y delirantes, numerosas alusiones a la situación de escasez y corrupción de la URSS como al ocultamiento de las raíces tártaras de la familia con lo que sacamos en conclusión que no estaba muy bien visto en la antigua Unión Soviética proceder de otros pueblos con costumbres que les alejaran de la uniformización soviética, algo que Kalgánov, también tártaro pero un comunista convencido, abraza con absoluta entrega. Una cosa que me ha llamado la atención es que las vidas de los personajes de la novela son muy diferentes a las de los países occidentales: la relación entre hombres y mujeres y los papeles de ambos en la sociedad, el peso de la tradición, el estilo de vida… Es como si vivieran unos treinta años por detrás. En los ochenta los punkis, el poder de la música, las drogas arrasaban en Europa así como sistemas políticamente democráticos, mientras que el conglomerado de pueblos que era la URSS se venia abajo con sus escaseces, corrupción, falta de libertades… ¿Qué opináis?
Sulfia huye de la casa paterna llevándose a la niña y Rosalinda acaba encontrándolas en una situación lamentable: el cuarto era pequeño y sucio. Aminat estaba sentada en la cuna y se me quedó mirando. La carita y todo su cuerpo estaban llenos de manchas verdosas. Tenía varicela. Rosalinda se vuelva a encargar de la niña y Sulfia no se atreve a aparecer por la casa. Rosalinda cura siempre con remedios naturales, de origen tártaro suponemos, que resultan ser muy efectivos. Aminat pasa cinco años con su abuela, siendo “exquisitamente” educada como no podía ser de otra manera. Pero Sulfia, sorprendentemente, se casa con un físico, Sergéy, y se vuelve a llevar a la niña, y Rosalinda, finalmente, se da por vencida en lo que respecta a recuperar a su nieta pero busca la reconciliación (nos volvimos una familia civilizada) en una comida en la que las delicias tártaras (que nunca ha sabido cocinar pues se crió en un orfanato) son las protagonistas. Y lo consigue. Rosalinda siempre se sale con la suya. Va a casa de la pareja y cuida de Aminat y de todo tipo de labores. Porque Rosalinda, aunque se pregunta en un momento dado si es una mujer mala, no lo es en absoluto. ¿Qué opináis vosotros? Yo creo que es buena, intervencionista como dice Yago (o manipuladora según se vea), pero buena, con una energía arrolladora, tanta, que su marido la abandona por otra mujer. Ella, en vez de sentirse triste o despechada se siente liberada y se lanza al “mercado” de los hombres, otra parte de la novela muy divertida, porque ella es una mujer guapa, atractiva, que se conserva muy bien y que vuelve locos a los hombres, faltaría más. Además, con el abandono del marido, consigue que su hija comience a quererla por primera vez. Pero Sergéy abandona también a Sulfia por otra y ésta cae en una depresión profunda por lo que es de nuevo Rosalinda, ya liberada de tener que cocinarle continuamente al inútil de su marido que se pasaba el día comiendo, la que se ocupa de todo: de la hija, de la nieta, de la casa, de conseguir comida… Aminat tiene ya siete años en los rasgos de su cara se había fijado cierta dureza, y si se le miraba a los ojos, uno podía sentir miedo, se escapa de casa, vagabundea por el barrio, saca malas notas, se porta mal en clase… pero Rosa pone remedio y consigue también levantar a Sulfia de la cama.
Sulfia conoce a un nuevo hombre, esta vez un judío, Rosenbaum y se queda embarazada casi al momento. Rosalinda vuelve a hacer de maestra de ceremonias en las presentaciones de ambas familias. Nace una nueva niña, el nuevo bebé era claramente Rosenbaum. Tenía incluso la misma calva que su padre […] Este bebé no era mi niña, sino la de todos. Era muy fea. Los Rosenbaum en pleno deciden emigrar a Israel buscando una nueva vida y cuando Rosalinda, horrorizada, se entera de que, obvio, se van a llevar a Aminat, no se le ocurre otra cosa, vistas las nulas posibilidades de impedirlo, que suicidarse: sin Aminat estaba sola y mi vida no tenía sentido. Y ahí detenemos nuestra lectura. ¿Qué pasará con Rosalinda?
Plazos
Es hora de vuestros comentarios sobre esta primera parte. Espero que sean numerosos. También podéis comentar sobre los personajes principales, el papel que cada uno tiene en la historia, o el porqué Rosalinda no puede vivir sin Aminat. Mientras, continuaremos leyendo a lo largo de una semana a partir del capítulo “Otra vez a solas” (Pág. 153) hasta el final de la novela.
Has dicho: