
El tango de la Guardia Vieja es una novela narrada en tercera persona en tres tiempos y en tres lugares: Buenos Aires 1928, Niza 1937 y Sorrento 1966. La estructura, compleja y brillante, alterna, primero, los dos tiempos de 1928 (narrado en tiempo pasado) y 1966 (narrado en tiempo presente) para pasar después la narración a alternar la historia que sucede en 1937 (también narrada en pasado) con la continuación de la de 1966. Es como un puzzle que tenemos que ir armando a medida que vamos leyendo.
El tango de la Guardia Vieja es una intensa y melancólica historia de amor en la que los tres tiempos son los tres encuentros que tendrán los protagonistas, Max Costa y Mecha Inzunza, a lo largo de cuatro décadas. Y, cada uno, posee una historia de fondo: el tango en un transatlántico y en Buenos Aires en 1928, un asunto de espionaje en Niza en 1937 y una partida de ajedrez en Sorrento en 1966.
No puedo adelantar mucho del argumento sin destripar una historia que merece ser descubierta a medida que se va leyendo.
La aventura, la intriga, el sexo, el azar, el juego, la pasión, los bajos fondos y la alta clase social, la caza del hombre, el robo… todos estos temas y más nos ofrecen un Pérez-Reverte en estado puro y con una prosa más depurada que nunca, fruto de muchos años de oficio. El gusto por el detalle, la exhaustiva información sobre las diferentes épocas, la ambientación, la rigurosidad hacen de ésta, una novela muy cinematográfica que podemos visualizar sin problemas (sabido es que el autor viaja a los lugares donde va a desarrollar sus historias y toma nota de todos los escenarios y detalles, así como se documenta con libros, películas, música, revistas… No hay peor crimen en un novelista, ni sentencia más mortal para su trabajo, que aventurarse irresponsablemente por un mundo que desconoce, Pérez-Reverte dixit). No cansa tanto detalle pues el autor posee el don de ir al grano a la vez que dosifica perfectamente la intriga salpicada con unos diálogos excelentes muy elaborados (¡y sus silencios!) que hacen avanzar la historia. Yo me la he leído de un tirón estas navidades y me ha mantenido en vilo a la vez que su escritura me ha hecho recrearme al máximo en las épocas en que se desarrolla la acción. Aunque esté narrada en tercera persona, el autor consigue, a través de una técnica impecable, que logremos ver el mundo como lo ven los personajes ya que la novela parece relatada por los protagonistas.
Tres momentos muy interesantes: el periodo de entreguerras, los años veinte, en el que alterna el lujo más glamoroso, propio de una clase social a la que pertenece Mecha: los vestidos, las maneras, los gestos, los andares…, con los barrios bajos bonaerenses en los que se vivía el tango más auténtico: el de los delincuentes, prostitutas, miseria… De uno de esos barrios procede Max, convertido en bailarín profesional de salón en barcos y hoteles. El transatlántico de lujo y sus pasajeros, el Cap Polonio, en el que se desarrolla parte de la acción (y en el que se conocen Max y Mecha) en su viaje de Lisboa a Buenos Aires, es descrito con todo lujo de detalles.
El segundo tiempo, y segundo encuentro, nos traslada a la Riviera francesa en el año 1937, en plena Guerra Civil española. Lugar en el que se ha refugiado parte de la clase alta española que vive en mansiones en las que se suceden las fiestas y las intrigas políticas en una Europa que está a punto de entrar en la Segunda Guerra Mundial. Y el tercer tiempo nos lleva a la bahía de Nápoles casi treinta años después, con el fondo de una partida de ajedrez al más alto nivel entre un ruso y un chileno. La guerra fría, los hoteles decadentes… los últimos estertores de una Europa que se derrumba y a la que Pérez-Reverte brinda una homenaje lleno de nostalgia. En este último encuentro ambos se acercan a la vejez, a la desaparición, como esa vieja Europa en la que la vida era una peligrosa y fascinante aventura, convertidos en personas lúcidas y maduras que aceptan con resignación y dignidad el paso del tiempo sin arrepentirse jamás de lo vivido. Mientras que Mecha a lo largo de estos cuarenta años no deja de ser nunca una mujer rica, elegante, guapa e inteligente, Max, inteligente también a la vez que atractivo y elegante, se dedica a los más diversos “oficios” de los que no os puedo adelantar nada. Procedente del arrabal, Max siempre ha sabido moverse en los ambientes más refinados como pez en el agua.
Alrededor de los protagonistas desfilan un gran elenco de personajes secundarios, imprescindibles, que iremos analizando a su debido tiempo: un genial compositor, tangueros, prostitutas, espías, mujeres de la alta sociedad, jugadores de ajedrez y sus séquitos…
En una iniciativa pionera, Pérez-Reverte fue escribiendo en Internet notas sobre el proceso de construcción de esta novela mientras trabajaba en ella. Ya sabéis que la presencia del autor en la red es notable: redes sociales, blog, página web… En su completísima página podéis leer todas esas notas además de entrevistas, críticas, comentarios sobre el proceso creativo, fragmentos de otros blogs sobre la novela… Es un interesante complemento a la lectura de El tango de la Guardia Vieja que os animo a que leáis. De esta página os dejo dos enlaces a sendas entrevistas: una publicada en un diario argentino y otra realizada por la periodista Pepa Bueno para la revista Yo Dona.
Además os dejo otros tres enlaces a otras tantas entrevistas: en El Semanal, en El Mundo , y una última en La Razón .
Y termino con la cita de Joseph Conrad (Entre mareas) que abre el libro y que anticipa lo que nos vamos a encontrar, la relación de una pareja inigualable: Y sin embargo, una mujer como usted y un hombre como yo no coinciden a menudo sobre la tierra.
Plazos
Dividiremos la lectura de esta larga novela, que comprende 13 capítulos, en tres partes. La primera, a la que dedicaremos una semana más o menos, nos llevará al final del capítulo 4: “Guantes de mujer” (pág.170).
Etiquetas: ajedrez, amor, Arturo Pérez-Reverte, espionaje, intriga, tango
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