Llegamos, por fin, a los postres, y con ellos vuelve el meñique del maître. Un pequeño aparte para recordarnos que continúan en el restaurante. En la segunda parte ha habido numerosos flashbacks y demasiadas tensiones. Con uno de estos flashbacks ha terminado la segunda parte donde dejábamos a Serge seriamente herido por la agresión de Paul. Asombra que semejante hecho no haya dejado tocada la relación entre ambos, amén de las secuelas físicas y psicológicas de Serge, pero, increíblemente, no lo parece, ni se va a nombrar apenas el pasado suceso. En la cena se muestran cordiales. No lo entiendo. ¿Y vosotros? Pero en fin. Para mí la novela ha perdido fuelle, como ya he comentado, y ahora hay que salvarla como se pueda.
Paul, una vez que ya conocemos su verdadera naturaleza, parece que tiene que demostrarnos su violencia a cada momento, tanto en episodios de su pasado como en el restaurante. Es increíble que la paliza que le propina al director del colegio de Michel tampoco quede en nada. Nos la narra con todo detalle y crueldad y después no se nos cuenta el desenlace final, que, a mi entender, tendría que resolverse con una denuncia, expulsión del hijo e incluso juicio. Pero nada. Parece que el único objetivo del autor es narrarnos hechos en los que quede de manifiesto la violencia “genética” de Paul, como única razón de poder entender que su hijo, que claramente la ha heredado (como se nos muestra al final de la novela en que Paul descubre que Claire, embarazada de Michel, decidió hacerse la prueba de la amniocentesis y dio positivo), sea capaz de matar a seres indefensos. Porque Michel no sólo mata, y se ríe mientras y después de hacerlo, a una indigente (por cierto, ninguno de los personajes, ni el sensato Serge, se pone en la piel de esta pobre mujer y su sufrimiento final. No, sólo se ponen en la piel de sus hijos) sino que el autor nos da a entender que también se cargan a Beau, que desaparece para siempre después de la fatídica cena.
En vuestros comentarios todos habéis hecho hincapié en lo terrible del hecho, en qué hacer ante una situación de ese calibre (sobre todo los que sois padres) y en criticar que el autor no ahonde en las causas de un hecho semejante: la educación permisiva, el no inculcar el sentido de la responsabilidad a los hijos, la sociedad violenta en la que vivimos y muchos más motivos que el autor no analiza pues todo se reduce a la genética. Los deja caer pero no se mete después en ese problema tan serio y actual para darnos respuestas. Pero es que además, al final, descubrimos que Claire es la peor de todos y ella no está “disculpada” por ninguna enfermedad genética. Le encanta que su marido haya dejado la medicación pues es ese el Paul que ama: ese es el Paul que yo amaba… El que amo. Ése es el Paul que amo más que a nada o a nadie en este mundo. Ella sabe desde el primer día lo que han hecho Michel y Rick, encubre al hijo y planifica todo el final, cueste lo que cueste y caiga quien caiga, con el único objetivo de salvar a su hijito del alma. Así que planea con su hijo la “desaparición” de Beau para que no los delate y, por último, agrede muy gravemente a su cuñado para que no hable tampoco. En fin. Me cuesta comentar esta última parte porque para mí la novela se ha torcido irremediablemente después de un casi brillante principio que anunciaba otro desarrollo y desenlace. En un intento de salvar la novela, he pensado que quizás el propósito del autor podría ser que fuera el lector el que sacara conclusiones de los hechos. Pero, entonces, no incluiría la enfermedad genética como “pretexto”. Y yo creo que, tratando el tema que trata, la novela pide un análisis más profundo de los acontecimientos.
Cuando por fin hablan sobre lo que van a hacer, Serge se muestra como el más sensato y decente de todos. Está dispuesto a renunciar a su candidatura y decir la verdad a la policía. ¡Qué Serge tan diferente del que Paul nos ha querido hacer ver! Babette prefiere callar porque desea por encima de todo que su marido sea el nuevo Presidente de Holanda y confía en que Paul y Claire arreglen las cosas. ¡Y cómo las arreglan! Ya lo he comentado. Serge, gravemente herido, finalmente calla, no denuncia a un familiar ya que estropearía aún más las cosas, se presenta a las elecciones y las pierde. No se nos explican las razones de su proceder que, finalmente, es como el de los demás, cobarde. Cuesta entender también que este Serge que conoce la violencia de su hermano en sus propias carnes pueda confiar en que, ante un hecho tan grave y violento, la “familia” esté unida y busque una solución valiente y sincera.
La novela termina con la familia feliz más unida que nunca y que ha logrado salvar, por lo pronto pues todo queda abierto, su mundo: Claire y yo. Claire, Michel y yo. Compartíamos algo. Son muy significativas las palabras con las que termina la novela: Te quiero, papá. Por fin Paul ha conseguido tener a su hijo como Claire lo ha tenido siempre. Algunos habéis apuntado en vuestros comentarios que Paul envidia la relación que su mujer mantiene con su hijo y que él no logra a pesar de que lo intenta.
A mi entender, y a modo de conclusión, creo que Koch ha escrito una novela efectista para mantenernos la atención en todo momento, cosa que logra, pues su prosa es, esto no hay que negarlo, fluida e inteligente. A pesar de lo fallido, leemos el libro fácilmente y con interés, queremos saber qué está pasando y cómo se va a solucionar, ponemos muchas expectativas en la novela y, al final, éstas se ven defraudadas. Es mi opinión. Es el momento de que plasméis la vuestra sobre esta tercera parte y sobre la novela en general ahora que ya la hemos terminado.
Plazos
Dedicaremos una semana a estos comentarios. Venga, chicos, ánimo, que hay mucho que comentar. Puede haber, incluso, polémica, pues no tenéis que tener la misma opinión que yo.
Comparto lo de que el final es bastante increíble, no acabo de entender qué enfermedad genética (con análisis prenatal?) justifica una personalidad psicopática, que la madre y la tia no tienen pero casi padecen de una forma más fría y calculadora. No entiendo que no haya repercusiones penales a los comportamientos de Paul, y el cambio final del malo (el hermano) a bueno, es efectista y sorprendente, pero cogido con pinzas.
Lo más interesante de la novela es la crítica a la educación permisiva del todo vale, el no castigar los actos de violencia o directamente delictivos de los padres con un amor mal entendido (no les enseñan a ser mejores personas sino a pisotear a los más débiles) y todo se justifica con una (más que dudosa, o al menos yo la desconozco) enfermedad mental y familia de psicópatas, que parece sacada de un telefilm del mediodía….
Me quedo también con la hipercrítica y la ironía que destila toda la descripción del restaurante, que me parece divertida y real (quien no se la imagina perfectamente).
Creo que la novela vale la pena por los problemas reales que plantea (el síndrome del emperador de parte de la juventud actual, cambiará con la crisis, pero hay una generación a la que se le han puesto pocos límites y eso creará frustración, pero pocos recursos para enfrentarse a los problemas de la vida real), el lenguaje directo, irónico y crítico que facilita la lectura y engancha, aunque es cierto que la resolución flojea, tras una apasionante primera parte.
Hola a todos,
Desde luego sorprendente y salvaje el final, y de quien menos esperábamos. Aunque decepcionante porque todo los que sucede lo achaca a la enfermedad de ellos y quizás demasiado rebuscado cuando encuentra los resultados clínicos,…
Decepcionante porque lo que nos interesaría es el planteamiento y el dilema de lo que haría una familia «normal» en esas circunstancias y no unos psicópatas contrastados.
Insiste Paul en las críticas a su hermano: su forma de comer, su preocupación por lo que piensan los demás, su desesperación por intentar pagar la cuenta antes que su hermano saque la tarjeta,…
Desde el principio nos habla mal de su hermano, cuando en realidad parece ser de otra manera, ya que es el único, a pesar de dedicarse a la pol´tica ,en demostrar una conducta realista y honesta sobre la situación de los chicos, y además considera que deben de pagar por lo que han hecho, incluso echando a perder su carrera.
Si bien es cierto que el desprecio de Paul puede que se deba a la ingenuidad de Serge, pues le lleva consintiendo todo desde la infancia, procurando mantener una situación familiar normal, tolerandole todo,… y a pesar de ello ha progresado mucho más en la vida, (suponemos que por su sentido común), cosa que Paul odia ya que lo considera inferior a él. No es que Serge haya cambiado, es que hasta ahora sólo hemos visto el punto de vista de Paul, ahora en su reacción conocemos al de verdad. Vemos también como su hijo es más humano y se siente muy desgraciado, arrepentido y con remordimientos y es incapaz de continuar su vida normal, mientras Michael como dicen ss padres es «más fuerte», y el otro ya lo superará con el tiempo..
Como dice Marta el tema de la educación permisiva, que en éste caso es llevada al extremo, puesto que es el padre el primero que le muestra como pisotear a los más débiles : ,cuando agrede al dueño de la tienda de bicicletas, al director del colegio , después al director del colegio de Michael.. y saludando al niño desde la ventana!!!!.
Considera que todos los que le rodean son inteligencias inferiores, malolientes, estúpidos…»lo que cae es una presa»y el débil se convierte automáticamente en víctima …
Me resulta muy interesante el tema del trabajo de Michael sobre la pena de muerte y los individuos indeseables de la sociedad. Es curioso como nos presenta su opinión : el deber de eliminarlos para siempre ante la imposibilidad de rehabilitación de estos individuos, y la incapacidad de vivir en sociedad; cuando si así fuera, ellos serían los primeros que deberían ser eliminados como incontrolables, violentos y por su genética sin posibilidad de cambio.
Desgraciadamente además, tema muy de actualidad ,con todas estos indeseables, asesinos, violadores, pederastas, etc. que están saliendo de la cárceles estos días con la modificación de la ley desde Bruselas….
Interesante el punto de vista de las madres de que los niños, no se dan cuenta de la magniutd de lo que han hecho porque son «niños» y «no pueden regirse por las leyes de los adultos», cuando para la perversidad están «sobradamente preparados». (Marta del Castillo, etc.).
En circunstancias normales, la conclusión sería que las madres están dispuestas a todo por encubrir y proteger a sus hijos, pero dadas las circunstancias tan peculiares de ésta familia, donde ellos son psicópatas natos y ella…los adora tal como son, sin intentar ayudarlos; cuando además en toda la obra no hay ni una referencia a la justicia por todos esos escándalos y actos violentos que han llevado a cabo, y cuando al final le cuenta a su padre lo que han hecho y se ríen… y siguen viviendo felizmente..realmente no consigo saber cuál era la intención del autor.
La trampa es una enfermedad hereditaria sin nombre (al menos no se llega a decir). Así de sencillo. En la mitad del libro, más o menos, descubrimos que el protagonista es un ser violento que ha sido inhabilitado temporalmente para ejercer la docencia hasta que un psiquiatra determine que está psicológicamente preparado para ello, algo que se ve a todas luces no va a ocurrir jamás. En un momento determinado, como si tal cosa, nos enteramos también de que lleva nueve años de baja y que hace poco abandonó voluntariamente la medicación que inhibía sus impulsos. Con esto lo que Koch justifica es que durante la primera parte el tipo fuese como una marioneta y su actitud bastante pacífica y que lo que no sabía no lo sabía porque no se lo había contado su mujer, que lo protegía para no alterarle los biorritmos. La imagen del personaje durante la novela no se corresponde con la que tenemos al final, con la del narrador actual.
El político sólo quiere guardar su cara de político. A su mujer sólo le preocupa perder su estatus. Los chicos cometen un asesinato y se quedan tan anchos (más preocupados por el chantaje que por el hecho en sí). El hermano adoptivo, un cínico aprovechado. La mujer del narrador, una loca y al final, ¿el que más se salva es el narrador?¿por qué sabemos que tiene una enfermedad mental? ¿Es eso una circunstancia eximente?.
Creo que el autor intentó mostrar lo que una familia normal podría llegar a hacer, pero para mí esa familia tiene muy poco de normal. Uno no actúa con tanta frialdad si su hijo mata a otra persona: puede que acabe ocultándolo o intentando que salga indemne, pero en un primer momento la reacción no es de indiferencia. Es decir, para mí la reacción más “normal” es la de Serge y Babette, rastrera, sí, pero más habitual. Lo de Paul y Claire me parece, claramente, cosa o de psicópatas o de sociópatas, una de dos. Y, sin duda, su hijo salió a ellos.
Con todo, me parece un libro recomendable. Es un libro que engancha, se lee rápido, con un estilo claro, ágil y con pensamientos irónicos y mordaces que tienen el «descaro» de arrancar una sonrisa.
Efectivamente, el quedar en un restaurante para tratar este tema y además sabiendo que hay posturas enfrentadas, no es lógico. Otra cosa es que el enfrentamiento hubiera surgido durante la cena.
El ambiente de la cena, en un restaurante de diseño, se trata de un elemento simbólico que representa a la sociedad de la apariencia y la importancia que se le da a los detalles, pero choca demasiado con los temas importantes por los que discurre la reunión familiar.
El hecho de narrar la novela en primera persona nos condiciona mucho sobre la información disponible y la imparcialidad de los hechos, y que nos dirige con fuerza según los intereses del autor. Este tipo de recursos, interesantes y sumamente efectivos para crear determinados ambientes, unidos a la habilidad del escritor, hace que nos resulte amena la lectura … pero creo que además hay que tener algo que contar, y en este caso no sólo el asunto de la enfermedad hereditaria, desinfla toda la historia, y al centrar el punto de vista (en primera persona) del enfermo, sino que además cae en la justificación de la violencia más general, a través de un caso totalmente particular.
No veo pues ironía al final sino el complacimiento por haberse salido con la suya en el caso de un homicidio y además con violencia familiar añadida … La moraleja podría ser mata antes que te maten. También se complace en lo que se parecen los hijos a sus padres, priorizando el aspecto físico y que lo contrapone al caso de la adopción (curiosamente quién no se comporta con consideración familiar), decantándose pues por una evolución completamente racista. Hay que destacar también, que las críticas al hermano, que podríamos encontrar lógicas y justificadas, se hacen a alguien que se presenta a unas elecciones y que podría representar al sistema democrático. Por lo que la trama podría verse peligrosamente interesada y reaccionaria, sobre los derechos y libertades ciudadanas.
El autor, que ya se ha dicho que escribe bien y es capaz de conducirnos en los ambientes que narra, y que no patina ni cuando aparece el asunto de la enfermedad, ni el cambio completo de personalidad del protagonista, pierde sin embargo la razón en lo que cuenta y la oportunidad de habernos deleitado con cualquier tipo de cuestiones morales o de otra índole, sobre el homicidio, la educación, la sociedad de la figuración, las obligaciones familiares y sociales … en fin, de todo.
Lógicamente, quién actúa sin darse cuenta de lo que hace no puede ser culpable de sus actos (esto incluye a los menores de edad), en función de su grado de incapacidad, aunque esto no significa que la sociedad no pueda protegerse de sus actos limitando entonces su libertad ya que no sabría usarla. Los problemas que pueda tener el protagonista por sus actitudes no se nos dicen, así que no podemos suponer nada sobre ésto, aunque en la actuación violenta con el hermano apunta que si lo hiciera él podrían surgir problemas, así que algunos ya tendría.
Hay que aclarar también que el autor tiene un hijo (Pablo, 1994), que tiene trastornos mentales y sufre daños cerebrales permanentes. Y quizás por esto introduce el tema de la enfermedad.
El éxito de la novela se debe sin duda a su facilidad de lectura por la habilidad del autor, al curioso ambiente creado al utilizar un restaurante de diseño para que se desarrolle la historia y a lo provocador de ponerse en el lugar del violento, sin crítica aunque con mucha justificación. Es novedad lo que vemos y no una forma de exponer ningún tema o razón, ni moral ni de ningún otro tipo.
Estoy de acuerdo con todos los comentarios, la novela se lee bien pero en ella se nos va contando hechos y digo contando porque parecen un cuento, dado que ni la enfermedad, ni las agresiones resultan creíbles en el libro porque no tiene consecuencias. A lo mejor es una forma del autor de hacer una reflexión sobre el «no pasa nada». La única consecuencia y no por agresión es su baja laboral. He notado en falta la humanidad hacia la indigente.
De todos modos, me quedo con que los entrantes y parte deL primer plato..
Comparto la misma opinión en cuanto a la redacción y lenguaje de la obra, claro, ameno y que engancha hasta el final.
En cuanto al desenlace… también me ha decepcionado un poco que haya recurrido a la enfermedad mental para intentar dar una explicación a las acciones de los protagonistas, aunque por otro lado, creo que nos deja abierta la puerta hacia el dilema: esas acciones y decisiones se llevan a cabo por una enfermedad? Porque el autor nos presenta a Claire, sin ninguna etiqueta de enferma mental, como la artífice del plan para ocultar los hechos.
Creo que si cojea un poco, como comentais la mayoría, en las consecuencias de los actos violentos de Paul porque, bien pudiera ser que nos deje a los lectores la libertad para imaginar las consecuencias pero el hecho es que sigue contando como su vida se desarrolla bien junto a su «familia feliz», por lo que parece claro que no tuvieron repercusiones.
Lo que si me ha gustado mucho es la evolucion de los personajes. En la primera parte, nos transmite que el narrador, Paul, es una persona que cae bien por su forma de ser, mientras que Serge es el estirado y hace que no caiga muy bien. Sin embargo, al final vamos viendo que ni uno es tan bueno ni el orro tan malo.
El escritor, en esta novela, recurre al recurso (creo que interesado) de presentarnos al protagonista en su papel de hermano menor, crítico con los demás, intuimos que por las situaciones que le ha tocado vivir, y sin casi darnos cuenta simpatizamos con él. Cuando avanzamos en la lectura, vamos descubriendo matices primero y luego verdaderos cambios importantes, que sin embargo, creo que no hacen que perdamos nuestra simpatía adquirida.
Ésto nos enseña, primero que vamos conociendo a las personas poco a poco, y que si nos sentimos cercanos a algunas personas es dificil que este primer sentimiento cambie. Sigo pensando que los ejemplos tomados por el escritos son demasiado interesados, pero estos recursos y la forma en que los utiliza nos muestra que es una habilidoso escritos y gran comunicador, que creo que no ha encontrado la forma correcta de expresar honestamente, sin sensacionalismos, ya que si lo hubiera hecho nos demostraria que sus ideas no son dignas.
Por mi parte creo que este libro ha tenido una acogida tan arrolladora en países como Alemania, Holanda o Noruega porque retrata fielmente a un sector de la alta sociedad moderna. Personas que en un primer momento , como ocurre con Paul o Claire, parecen progresistas comprensivos, incómodos en ambientes elitistas ,como el del restaurante de platos finos, pero realmente son clasistas, con un elevado sentimiento nacionalista.
Dudo que el discurso final de Claire sea simplemente por cubrir los atroces actos de su hijo, sino porque realmente considera que la mujer del banco, olía tan repulsivamente que era imposible comportarse de forma diferente a Michel. El argumento de una «posible» enfermedad genética que conduce a padre e hijo a comportarse como salvajes, no es más que un pequeño toque del escritor para desviar la atención del autentico foco de atención. El clasismo y desprecio de estos cuatro personajes hacia los desamparados o emigrantes.
En cuanto a la parte de los niños, la relación que los padres tienen con ellos y como todos afrontan el problema. Creo que no se queda en educación permisiva, sino que alcanza un grado más. Colaboran con este encubrimiento y la carencia de dialogo hará que crezcan siendo despiadados, pequeños American Psychos. Para mí lo fundamental no es que los padres los entreguen a la policía, sino que edulcoren el asunto, considerándolo una chiquillada, cuando por los videos y la extorsión que entre los tres adolescentes se produce hay claros indicios de que necesitan ser redireccionados a unos principios distintos, que quizás podrían llegar con unos trabajos en beneficio de la comunidad, pero sus propios padres carecen de ellos.
De forma mucho menos drástica y teatral, creo que ambos problemas (el clasismo social y el síndrome de emperador de los adolescentes) están germinando en las sociedades europeas actuales. Solo hay que echar un vistazo a la crónica internacional, para ver ya no solo lo que ocurre en España sino en países como Francia o Grecia. Por lo que escandalizarse moralmente con el libro queda por desgracia lejano, pues tenemos constantes ejemplos de situaciones como las aquí descritas.