Los hechos

14 Nov

Comenzamos el segundo plato, en el que, por fin, se abandonan las idas y venidas del maître y las camareras y los temas intranscendentes para entrar de lleno en el problema que les ha reunido en el restaurante. Los acontecimientos se suceden aclarándonos paulatinamente qué es lo que está pasando en estas dos familias. Lo primero que descubrimos es qué es lo que ha visto Paul en el móvil de Michel antes de ir a cenar. Un vídeo en el que Michel y su primo Rick insultan y agreden a un mendigo: hubiera querido quedarme allí sentado hasta la mañana siguiente, hasta ser descubierto por el personal de la limpieza dice un Paul conmocionado ante las imágenes pero sin capacidad de reacción (como más tarde seguiremos comprobando). Es como si no conociera a su hijo: era un tono que jamás le había oído antes, y noté cómo se me erizaba el vello de la nuca.

Pero los problemas no terminan ahí, más bien acaban de empezar. En el capítulo 21 (clave) Paul nos narra un hecho espeluznante en el que los protagonistas son su hijo y su sobrino (curiosamente, en dicha narración, no les pone  nombres, como si pudiera alejar de él algo tan terrible y cuyas consecuencias pueden ser fatales para sus vidas): ambos han quemado viva a una indigente que dormía en un cajero automático después de agredirla y vejarla mientras se ríen de su hazaña (Koch se basa en hecho reales: en Barcelona, en 2005, tres “niños bien”, entre 16 y 18 años, hicieron lo mismo que han hecho Michel y Rick).

Por el vídeo del mendigo sabemos que no es la primera vez que lo hacen. Posiblemente se diviertan de esa manera y lo hayan hecho ya muchas veces, pero nunca con tan trágicos resultados. El asesinato ha sido grabado por las cámaras de seguridad del banco y ha salido en la televisión. Esto también lo sabe el padre que reconoce a su hijo en la televisión a pesar de que las imágenes son borrosas. Claire y Paul han visto juntos este vídeo pero aunque en la mirada que ambos se cruzan saben que es su hijo no lo hablan entre ellos. Paul tendrá una conversación con Michel después pero intentará pensar que la madre no sabe nada, cuando en su fuero interno sabe que lo sabe: miré a Claire. Si ella volvía la cabeza y me miraba, probablemente significaría que había visto lo mismo que yo. Y en ese momento Claire volvió la cabeza y me miró. Contuve el aliento, mejor dicho, tomé aliento para decir algo. Algo -no sabía exactamente qué palabras utilizaría- que cambiaría nuestras vidas. Pero Paul no dice nada y Claire le ofrece más vino como respuesta. Evidentemente, no quieren que sus vidas cambien. Vaya, vaya con el matrimonio feliz que no se oculta nada. Algo más adelante sabremos que Claire lo sabe todo desde el principio, desde aquella fatídica noche. Michel es su  niñito y ella su mamá. No tienen secretos.

Al principio, Paul se muestra espantado, asustado, sin capacidad de reacción: el corazón desbocado, los labios y la boca resecos, la sensación de que me habían clavado un carámbano en la nuca, su extremo asomando por la última vértebra cervical, en el hueco donde no hay hueso ni cartílago, donde empieza el cráneo. Pero su decisión va a ser callar. Ni siquiera lo habla con su mujer. Es un cobarde que ni se atreve a enfrentarse con su hijo, no quiere que su “mundo feliz” se venga abajo. Así que en vez de buscar una solución, enfrentar los hechos con valor o cantarle las cuarenta a su hijo en una conversación posterior que mantienen ambos (tendría que decirle algo a mi hijo. Pero ¿qué?), opta por no decirle nada ni pedirle explicaciones: hice lo que en mi opinión era lo correcto como padre: me puse en su lugar (¡¡ !!) / ¿Sabes qué será lo mejor? De momento lo dejaremos estar. Mientras no pase nada, no haremos nada.

Además, para complicar más las cosas, Beau, el hermano adoptivo de Rick, que iba con ellos pero que se había marchado antes de que comenzaran a agredir a la mendiga, les ha quitado los vídeos (también grabaron el de la mendiga del cajero) y ha colgado un fragmento en Youtube. En ese vídeo se ve mejor la actitud de los chicos, riéndose y, sobre todo, volviendo al lugar de los hechos (ya que habían huido cuando empieza el fuego) para contemplar sádicamente el desenlace. Beau les amenaza con colgar más vídeos pidiéndoles 3000 euros a cambio de no hacerlo.  En fin, el lío está montado, y de qué manera.

Serge y Babette apenas aparecen en esta parte así que no sabemos qué es lo qué piensan y qué es lo que saben. Algo sí, por supuesto, pero tendremos que esperar a la tercera parte para averiguarlo.

Pero todavía hay más. Después de todo esto, vamos, por fin, a saber quién es el verdadero Paul. Un hombre violento debido a una enfermedad genética que se puede heredar. Bueno, aquí tengo que parar para decir que el autor me ha decepcionado totalmente con un recurso tan fácil y tan tramposo. Plantea un tema tan importante como la esencia del mal y lo arregla con una enfermedad genética. Koch desperdicia una ocasión única para analizar profunda y verazmente un tema espinoso y con gran trasfondo. Se escapa por el primer desvío que encuentra. ¡Con lo que prometía la primera parte! No sé qué pensaréis vosotros. El tema daba mucho de sí y la primera parte en la que se nos muestra la sociedad de la opulencia parecía que iba bien encaminada, pero que todo se reduzca a una enfermedad genética no diagnosticada… Eso sí, el autor ahora que ha puesto las cartas sobre la mesa no escatima en mostrarnos esa conducta violenta de Paul, que ya asomaba en sus comentarios sobre las vacaciones en Francia, con el vendedor de bicicletas y con su propio hermano.

Bueno, todavía nos queda la tercera y última parte para ver cómo acaba el autor todo este, a mi entender, desaguisado. Está pendiente la conversación entre los dos matrimonios y las decisiones que van a tomar.

Hay mucho que comentar en esta segunda parte así que es hora de vuestros comentarios.

Plazos

A la vez que comentamos, leeremos la tercera y última parte (Postres; Digestivos; Propina) desde la página 211 hasta el final a lo largo de una semana.

12 respuestas hasta “Los hechos”

  1. Ciberclub de lectura 17 de noviembre de 2013 a 18:30 #

    ¿Dónde están esos comentarios a esta segunda parte? Venga animaos, hay muchas cosas que comentar. No sé si opináis como yo sobre el «truco» que utiliza el autor respecto a la violencia de Paul. Se pueden comentar esto y muchas otras cosas. Espero vuestros comentarios.

  2. fjbarral 18 de noviembre de 2013 a 0:51 #

    A mi también me ha chocado lo de la enfermedad, aunque si digo la verdad me choco aún más el tema de la violencia contra los indigentes, me ha parecido un tema demasiado concreto y en algún momento demasiado aireado en las noticias, si que se avanzara en ninguna conclusión, ni se hiciera nada. ¡Mucho ruido para tan pocas nueces! Y el tema sin resolver … Hasta la próxima vez.
    Me gustaba ese tono protestón con el que el protagonista analizaba y criticaba a los demás, con el pequeño resentimineto del que han dejado más de una vez de lado. Pero al aparecer un motivo, en forma de enfermedad, ha diluido esas críticas dejándolas como manías. Pero a medida que ha ido avanzando, a mi modo de entender ha recuperado el tono del principio, y me va gustando más. En caunto a lo de la enfermedad hereditaria podría representar una forma de indicar que los problemas y la violencia de los padres se transmiten a los hijos, por educación y no sólo por enfermedades.
    Como he dicho, muchas de las actuaciones del protagonista encuentran sentido ahora que se ha descubierto su problema. Y es una forma de planear la historia por parte del autor, ya que utiliza hechos y comportamientos para justificarlos o explicarlos después, con lo que tenemos que tirar de recuerdos de las partes leidas, y esas idas y vueltas en la lectura, la enriquecen. Como dijo, si aparece una pistola es que va ha ser utilizada, por eso todos los comportamientos del principio quedarán explicados … y todavía queda libro para que se resuelvan muchas cosas. Por lo pronto se apunta a que la enfermedad puede ser hereditaria pero no se sabe si el hijo la tiene, ¿no?

  3. fjbarral 18 de noviembre de 2013 a 1:02 #

    Y por otra parte, encuentro que se apunta a ocultar o no dar importancia a temas que pueden afectar a la felicidad de la familia, pasando en el mismo momento que se ocultan a disfrutar de una felicidad aparente, no real. Una verdadera familia feliz, se enfada y afronta los problemas, pero los resuelve no por su completa unidad, sino por su capacidad de comprensión y de adaptarse a las circunstancias (cambio y comprensión). Para una familia feliz no hay formas de ser sino de afrontar los problemas. Se equivoca pues cuando dice que hay motivos concretos que hacen infelices, cuando en realidad son actitudes.

  4. Euni 18 de noviembre de 2013 a 17:42 #

    A mi tampoco me ha gustado mucho el tema de la enfermedad mental… aunque cierto es que todavía no sabemos si su hijo también la padece. Sería mejor dejar el dilema abierto sobre la importancia de la educación de la familia: ¿un niño que ha crecido viendo las actitudes violentas de su padre reproducirá él también un comportamiento agresivo?

    En cuanto a la violencia de Michel y su primo, me quedo con ese aspecto desagradable de volver al lugar de los hechos, ese morbo de unos adolescentes por ver el resultado de sus hechos…

    Y como no la actitud de sus padres, unos padres que, como la gran mayoría, siempre busca proteger a sus hijos pero… ¿dónde está el límite? ¿hasta donde podemos llegar para mantener lo que consideramos «nuestra familia feliz»?

  5. kelly 18 de noviembre de 2013 a 22:49 #

    Hola a todos,
    por fin nos enteramos de los hechos que llevan a la cena, y aunque esperaba algo desagradable, no tan violento la verdad, como madre que soy no quiero ni pensarlo…
    Lo increíble es la reacción de Paul, que aunque en principio queda conmocionado, parece que opta por dejar pasar la historia si nadie se entera; pero creo que peor todavía que eso, es decírselo al chico, es decir, el hijo sabe que lo sabe y que no va a hacer nada…creo que es lo peor que podía haber hecho.
    La actitud del padre me resulta del todo incomprensible: «intentando ponerse en su lugar», «hacer de padre ingenuo y comprensivo, «al que no le escandaliza que su hijo mate indigentes cuando sale» ,que le permita ciertas contestaciones…Aunque supongo que en ciertas familias actuales deben funcionar así, cuando los padres son «enrollados» y colegas» en lugar de padres; luego cuando aparecen los problemas, generalmente en la adolescencia, como él dice «es demasiado tarde para leerle la cartilla», y pasa lo de todos los fines de semana: exceso de alcohol, quemar papeleras, romper escaparates, agredir a alguien,…donde la diversión sólo se consigue con la transgresión, no hay limites a la hora de divertirse, y encima cuando llegan al hospital o la comisaría se ponen siempre de parte de los chicos…una pena.
    Aquí comienza también a contarnos los sorprendentes episodios de violencia de Paul: con el incidente del escaparte, con el comportamiento c on sus alumnos, sus ideas de dar una paliza al director o incluso matarlo, etc.
    Esto nos pueden hacer suponer que al haber vivido el niño estos episodios ahora son su reflejo, pero luego, como decís todos, una decepción: la afección neuronal, que padece desde siempre que es genética y no sabemos si la padece el chico también, en lugar de profundizar en el tema de la excesiva permisividad y la complacencia de la educación, la falta de límites, etc.
    Al presentar la enfermedad, comprendemos muchas de las actitudes anteriores como dice jfbarral, lo que no creo que sea tan fácil como dice es afrontar la situación, por muchas vueltas que se le dé, buscando todos los enfoques posibles, los hechos son los hechos y creo que no habría solución, ni comprensión posible.Lo que han hecho es tal barbaridad, que no creo que nunca más pudiéramos mirarnos de la misma manera que hasta ahora. Es demasiado para volver a la relación armoniosa anterior , como dice la canción creo que «algo se muere en el alma» y sería irreparable.
    Muy interesante la pregunta de Euni: ¿Hasta dónde proteger a los hijos?…Terrible dilema, creo que hay cosas que son imposibles de imaginar hasta que uno se ve inmerso en ellas, quién sabe….
    POr otra parte a pesar de la armoniosa relación que tienen, vemos un sentimiento muy irritante de Paul hacia su mujer, parece que en cierto modo siente celos de la relación que existe entre ella y su hijo: «mamá es mamá», «la familia es mamá»… Y cuando ella falta intenta, sin conseguirlo, suplirla en absolutamente en todo intentando ser un padre modelo, y aunque le parece que es así, cuando llega su cuñada se da cuenta de que le falta mucho . Tampoco lleva al niño a verla al hospital con diversas disculpas y cuando intentan llevarse el niño vuelve a mostrar su agresividad.
    lanzándoles la olla de la cena.!!!..
    En fin, comparto la decepción, puesto que con la enfermedad sirve de coartada para todas las actitudes de Paul y del niño, esa falta de control de las emociones, los sentimientos y la agresividad.
    Veremos qué deciden…

  6. Violeta 19 de noviembre de 2013 a 14:44 #

    Yo también comparto la decepción pues con la enfermedad se explicarían muchos comportamientos. Pero imaginemos que el chico no la ha heredado, ¿cuál sería la causa de tanta agresividad? es difícil contestar. Algo muy común en nuestra sociedad consumista y globalizada es que los padres, muchas veces, por falta de tiempo, por hastío, cansancio.., nos limitamos a satisfacer las necesidades económicas de nuestros hijos, de modo que crecen solos, son niños «llave», entran y salen de sus casas como si fuesen los dueños, como si fuesen adultos, cuando todavía están en pleno desarrollo. Así terminan educándose con la información que obtienen de los medios, donde la violencia es algo natural. No es que no nos preocupemos por darles atención, qué más quisiéramos! Creo que es tan perjudicial la autoridad excesiva como el permisivismo extremo.

  7. SUSANA 19 de noviembre de 2013 a 16:06 #

    Esta segunda parte, es en mi opinión, la que tiene el peso de la novela. Nos plantea el dilema moral de qué hacer en el caso de Claire y Paul, con una aparente vida familiar modélica, que siguen queriendo mantener, aunque sea de puertas hacia fuera, sabedores de los hechos que han cometido su hijo y su primo. La narración, que hasta ahora mantenía la tensión del misterio que se cernía entorno a la verdadera razón de la cita en el restaurante, perfectamente articulada de una forma ágil y directa, con un estilo que atrapa al lector desde el principio, se torna ahora más descriptiva, se encadenan sucesivas excusas para explicar lo injustificable. La pregunta es…¿Cómo juzgarían esos mismos hechos si no hubiera sido su hijo el autor?? Pag 94: El hedor puede nublar el pensamiento, no es excusa para lo que sucedió después, pero tampoco es cosa de obviarlo sin más… y la ceguera que se imponen los padres para ocultar su propio fracaso, ocultárselo a ellos mismos para no tener que responderse a la pregunta de por qué pudo hacerlo…en qué fallaron los valores morales de su educación…qué les impulsó a cometer ese acto…Pag 104: Permanecí un minuto entero de pie en el pasillo, preguntándome muy seriamente QUÉ pasaría si no decía nada, si me limitaba a seguir viviendo COMO TODO EL MUNDO.
    Pag 186. Sencillamente es demasiado poco para sacrificar el futuro de nuestros hijos de 15 años….El temor a la condena y juicio social. Pág 193: No tenemos derecho a robarles su infancia, sólo porque según nuestras normas adultas han cometido un crimen por el que tendrían que pagar el resto de sus vidas.

  8. SUSANA 19 de noviembre de 2013 a 16:13 #

    Pag 194. Nos hemos propuesto que Michel siga adelante con su vida. No queremos inculcarle un sentimiento de CULPA que pueda arruinarle su vida. Ahí esta el quid de todo. El infantilizar a los hijos hasta el infinito, no haciéndoles responsables de sus actos y sus decisiones, encubriéndoles, y justificándoles, sin dejarles madurar y darles herramientas con las que enfrentarse a las consecuencias de aquello que han hecho para preservar una vida «aparentemente feliz», en la que la mentira les une tejiendo una red de complicidad irrespirable.
    La novela sigue y se pierde después en la narración de la enfermedad de Paul y los episodios de la infancia de Michel, la convalecencia de Claire…que despistan al lector y crea, al menos en mi caso, una sensación de decepción por pasar de puntillas por el meollo de la cuestión..solventando chapuceramente un planteamiento que el autor había urdido de una manera magistral desde la presentación del crimen a través de los platos de la comida del restaurante. El postre se adivina amargo..¿Qué nos deparará el final?

  9. Violeta 19 de noviembre de 2013 a 23:21 #

    Considero que estos chicos que son capaces de llevar a cabo actos tan crueles como el que llevan a cabo con una indigente son pequeños psicópatas, en el sentido de que cometen acciones criminales con una total falta de escrúpulos, sin sentir culpa, remordimientos…. no los considero enfermos mentales porque mantienen conciencia de sus actos en todo momento y pueden evitar cometerlos. De ahí que me parece terrible que los padres piensen que lo mejor es seguir como si nada hubiera pasado porque «inculcarle un sentimiento de culpa arruinaría su vida», veremos qué ocurre en el postre, digestivos y propina

  10. Marta 20 de noviembre de 2013 a 15:08 #

    ¡¡¡Menuda transformación que han sufrido los personajes!!!
    Me gustaba Paul, en las primeras páginas del libro compartía con él muchos de sus pensamientos, reflexiones y puntos de vista sobre la vida.
    ¡Qué desencanto!

    Me planteo varias preguntas: el amor paterno – filial. ¿Hasta dónde llega, o debe llegar? ¿Debe cubrirse cualquier hecho de un hijo a pesar de ser atroz? ¿Es lo mejor para ellos? y ¿Para nosotros?

    Y pienso… ¿qué habría hecho yo?

    Por cierto, ante un hecho tan grave ¿quedaríais en un restaurante para tratar algo así?

  11. Ciberclub de lectura 21 de noviembre de 2013 a 0:19 #

    Marta, yo también he pensado lo mismo sobre quedar en un restaurante para tratar semejante tema. Incluso he pensado que podían haber quedado en un reservado (algo muy propio en los personajes famosos, como es Serge). Es casi grotesco cómo todo el mundo se da cuenta de lo que está pasando. Lo más normal es que hubieran quedado en casa de alguno de ellos. Bueno, para mí, es un fallo más de esta novela.

  12. violeta 21 de noviembre de 2013 a 11:39 #

    En una entrevista Koch dice que Serge prefiere quedar en un sitio público porque tiene miedo del carácter violento de su hermano, la verdad, me ha decepcionado bastante, os remito a la entrevista por si «os aclara» algo de lo que quiere transmitir el autor http://www.que-leer.com//herman-koch-cena-frivola-crimenes-terribles

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