He titulado el post con la última frase de la novela pues está llena de significado y cierra magníficamente este notable thriller así como el último capítulo de la novela que me parece de lo mejor del libro: el encuentro final entre Vila y Altavella (que muestra la complejidad y lo contradictorio del ser humano) y la visita al Tibidabo del sargento y la cabo que deja una puerta abierta a un posible acercamiento más personal en el futuro (hay otras alusiones en el libro), teniendo además en cuenta que Vila parece haber dado la espalda al pasado sentimental que le torturaba.
Esta última parte comienza con la detención del amante de Neus gracias a las conversaciones a través del chat que le pone como cebo “Loba verde” (la cabo Chamorro ayudada por Tena) y el acceso al último móvil de prepago que tenían pendiente y que resulta ser de este mismo: Luis Vinuesa. Todos los datos coinciden. Es él y, a pesar de un primer interrogatorio en el que niega conocerla, no tarda en cantar. El Rey Rojo está asustado y les cuenta su relación con Neus y la última noche que pasó con ella, pero niega rotundamente ser el autor del asesinato. El capítulo dedicado al interrogatorio, realizado por primera vez por Chamorro, es brillante, estás viéndolo, sigues todos los pasos como si estuvieras presente. Vuelvo a recalcar, y a agradecer, la claridad y la maestría con la que Silva narra.
Vilas y Chamorro están convencidos de que Vinuesa es el asesino y que es un crimen pasional. No saben qué pensar ante su negativa. Pero Vinuesa pronto vuelve a cantar y dice que fueron otros los que asesinaron a Neus ofreciéndole mucho dinero a cambio de que les diera paso a la casa para hacer unas fotos comprometedoras y publicarlas. Él no sabe por qué lo hizo, por dinero, fama, despecho, estupidez… está desesperado porque se siente culpable de su muerte (aunque nunca pensó que fueran a matarla), pero él no la mató. El sargento y la cabo se dan cuenta de que, de alguna manera tienen que empezar de cero. Se encuentran perdidos. Un asesinato por encargo, ¿pero quién? En ese momento la suerte viene a llamar a su puerta (¡qué casualidad!) a través de uno de los móviles que tenían interceptados que resulta ser de una mujer que habla en rumano (pero allí tienen al gasolinero testigo y rumano para traducirles al momento) que está muy asustada. Los lectores yo creo que ya nos estamos dando cuenta por dónde van los tiros pues nos acordamos del reportaje que Neus había hecho sobre el mundo de la prostitución, pero los investigadores siguen sin entender nada. Y, de pronto, aparece otro cadáver de una mujer que resulta ser una prostituta rumana y que Vila identifica (a pesar de tener la cara pixelada) como una de las prostitutas que daban su testimonio en el reportaje de Neus. Los Mossos que son los que la han encontrado y la Guardia Civil deciden trabajar juntos desde ese momento.
Gracias a las llamadas de teléfono que recibió Vinuesa de los asesinos, una banda de rumanos, los localizan en una nave de un polígono. Llegamos así a un trepidante capítulo 19, no en vano titulado “El Rey Rojo”, en el que se resuelve todo, tiroteo incluido debido a un despiste de Vila (es humano y se agradece) en el que resulta muerto uno de los rumanos. Detienen a la banda mafiosa con el añadido de dos policías corruptos, uno de ellos el tal Cruz que canta todo cuando le interrogan. Neus estaba preparando un segundo reportaje mucho más comprometedor sobre las redes de prostitución y había que callarla de alguna manera. Fin de la investigación y de la historia. Una sólida novela, bien planteada y bien resuelta a pesar de algunos flecos, que nos ha mantenido atrapados hasta el final. Me apetece terminar con unas palabras de la novela: lo único sabio es creerse algo y entregarle el corazón. Ni siquiera importa que tenga mucho sentido, porque nadie sabe para qué estamos aquí.
Os dejo a vosotros los comentarios sobre, por ejemplo, la personalidad compleja de Neus, de Altavella, de su relación atípica, de las reflexiones de Vila… o de lo que queráis.
Plazos
Dedicaremos una semana a comentar esta última parte y todo el libro en general. Algunos todavía no os habéis pronunciado. ¡Y hay mucho que comentar! Venga, es vuestro turno.
Saludos a tod@s,
Para comenzar con los comentarios generales, decir que se aprecia en toda la novela un primer lugar de un deseo de justicia, de encontrar a los verdaderos culpables de asesinato, de conocer aunque no minorice su culpa las causas, de justicia social, de justicia individual ante la sociedad, de sinceridad. Se nota, además de en las contínuas referencias y comentarios, cuando reconsidera los prejuicios que abordan a Vila en sus encuentros o desencuentros con Altavella, en cómo cuando el primer acusado del asesinato cuenta una versión diferente se aprestan a confirmarla pese a las pruebas, en como no se cita a la prensa que al parecer se recrea falsamente en los hechos, en cómo se sinceran contando (aunque quizás no todo) los avances en la investigación, e como colaboran las pesonas más que los estamentos policiales para resolver el caso, para ser justos.
Y además aprecio en la lectura, el valor que se le da a la suerte: la encontrada, la buscada, la que propiciamos, la que llamamos, la que esquivamos, la que a veces tenemos y otras no. Pero como he dicho, suerte encontrada por sí misma y también por el trabajo realizado, nos muestran a unas personas que marchan en muchos aspectos a la deriva interactuando entre ellos y consigo mismas, presentándonos que de todas formas deberían éstas producirse con justicia y cirta sinceridad, de la que podamos ser capaces ya que quizás no nos conozcamos ni a nosotros mismos.
Un buen comentario de resumen final, Francisco. El deseo de justicia, de trabajo bien hecho que mueve a los investigadores del crimen amplificado a un deseo de justicia en todos los aspectos de la vida, incluso la justicia poética, que tanto agradecemos cuando ocurre. Y la suerte, sí, ella juega a favor en esta novela, quizás demasiado justo en los momentos que más desalentados están. Esto lo veo un poco forzado, aunque, a veces puede ocurrir, por qué no, la vida es así. Pero esto, no lo olvidemos, es una novela y hay que cuadrar las cosas…
En el curso de la investigación vamos descubriendo nuevos personajes que junto a la pareja Vila y Chamorro ayudan a esclarecer la trama. Los compañeros policías dan al relato el ritmo narrativo con su lenguaje directo en el que percibimos un retrato certero del día a día en cualquier comisaría. Para mí resulta lo más logrado de esta segunda parte, cuando nos dibuja las relaciones entre ellos, tejidas en torno a lazos de amistad y suspicacias, envueltas en guiños a la complicidad del pasado de Vila con el sargento con quien compartió patrullas en su época en Barcelona. Insinúa que dejó en el camino temas sin cerrar y ello contribuye a la agilidad del relato, esbozando pero sin explicar aquella época y los sinsabores y andanzas de aquellos jóvenes y por entonces seguramente inexpertos policias. En mi opinión el autor tiende obsesivamente a romper tópicos de una manera un tanto forzada en el relato, apuntando la formación intelectual de Vila, consiguiendo casi el efecto contrario, resultándonos un tanto pedante y atildado. QUizá es un pecado en ciertos autores con afán de demostrar sus saberes, que no pueden evitar disgresiones «intelectualoides»innecesarias y que no aportan nada ni al relato ni al personaje. Quizá considere que la novela negra no se presta al lucimiento, pero curiosamente ese es el mayor logro de los grandes escritores de género, que lo respetan sin querer a costa de eno engordar su ego. El peso del lenguaje está en recoger la esencia de los personajes, de los gremios que novela y eso curiosamente lo hace con total maestria, en los diálogos que tiene entre los policías; los mossos y la guardia civil, con sus rifirafes, sus puyas y su camaradería, sus envidias y sus celos profesionales.
En ese sentido, la conversación entre Altavella y VIla me ha resultado engolada y pretenciosa como bien apunta Chamorro al final de la entrevista, sin quererlo, a modo de «autocrítica» a su compañero y por ende al autor. El hecho de encontrar a su vez una jueza tan «colaboradora» y atenta a las demandas de la policía resta algo de verosimilitud al relato. Me hubiera gustado justo lo contrario, que nos acercara a la realidad tan desapegada a veces de la justicia en el día a día de la labor policial y su persecución al delincuente, aunque eso quizá alargaría la novela en demasía, y se impone un final redondo, casi hasta demasiado, donde una concatenación de casualidades nos lleva a atrapar al asesino y desenmascarar la trama de mafia y prostitución de una manera un tanto apresurada. Toca muchos temas, la autonomia de las fuerzas policiales en Cataluña, el proxenetismo, la soledad de la fama y el poder, la sobreexposición de los personajes públicos…quizá apunta demasiado y el final no está a la altura de tanta expectativa, aunque me ha resultado francamente entretenida.
Hola a todos,
La novela me ha resultado entretenida, y dinámica, que quizá sea lo principal en éste tipo de obras, sobre todo los diálogos, algunos de ellos muy irónicos y con mucha miga.
Nos va llevando de unas pistas a otras con agilidad, incluso en alguno de los capítulos trepidante.
Para mi gusto sobraría esa incipiente relación entre los dos por demasiado previsible: ella que no encuentra lo que busca, él que lo perdió todo, no sabemos si por dedicación exclusiva a su trabajo o bien por otros motivos, en fin…previsible.
Quizás demasiadas casualidades, pero supongo que necesarias para ir resolviendo los diversos temas que se a bren
Como ya he dicho en anteriores comentarios, creo que un tema de fondo a lo largo de la novela es el paso del ti.empo y los estragos psíquicos y físicos que conlleva, además de cargarnos con nuestros propio errores que cada vez van sumando más y se convierten en dolorosas cicatrices que nos condicionan ya para siempre.
El tema principal, además de la labor de la policía, es también la conclusión a la que tarde o temprano llegamos todos, que lo único importante es encontrar amor, amistad, … una persona que te comprenda y resulte de verdad un compañero, y que cada día resulta más difícil; todos corriendo de aquí para allá para ganar,más dinero, para ascender, cpara cambiar de empresa,…en cosas que al final se quedan en nada, mientras no dedicamos tiempo a lo que realmente nos hace personas: nuestra relación con los demás.
Saludos
Aunque sé que siempre queda algo por decir: una reafirmación de algo, una novedad, un matiz o, simplemente, para profundizar. Que hay conceptos sobre los que, por mucho que queramos, no podemos llegar directamente; tan solo acercarnos tanto como podamos, y que como la consideración de límite en matemáticas sólo podemos acercarnos todo lo que podamos infinitamente sin llega a alcanzarlo. Por eso podemos hablar infinitamente de muchas cosas, entre ellas de libros y de ideas que nos muestran esos aspectos, cuando son más verdaderas y no sólo fachada, sin profundidad. Algunos caminos nos llevan a profundizar mientras que otros de forma más superficial (o no) puede que nos muestren, aunque de lejos, mejor nuestros objetivos.
En nuestras opiniones se reflejan no sólo diferentes puntos de visa, sino diferentes grados de acercamiento, debiendo ser conscientes de que en muchos casos no podremos llegar a la idea o que en el caso de hacerlo no podremos entenderla, por simple que sea (normalmente por no estar en nuestro ámbito de entendimiento) … Con ese ánimo hago los comentarios y los termino, sabiendo que no se ha dicho todo y que tampoco se podrá. Nuestra intención, creo es dar una pincelada más o menos intensa que abarque lo tratado en cada libro y muestre nuestras sensaciones.
En el caso que nos ocupa creo detectar ciertos prejuicios, en cuanto al género policíaco o novela negra (que normalmente se suelen dar en otros como la ciencia-ficción, la fantasía u otros que se consideran, sin tener en cuenta el estilo literario, más como lectura de evasión. Muchas veces se trata de considerar si se tratan aspectos elevados aunque sean fachado o sentimientos sencillos aunque sean más profundos, sin confundir con la sensiblería que también es fachada, y la tendencia a considerar mejores los primeros), que predisponen a considerar que cuando hay una investigación criminal ese es el eje principal y que la trama tiene que ser sorpresiva, creíble y lógica. Creo que nos predisponemos ante determinados géneros, como los surcos en los caminos que nos acaban dirigiendo en nuestras lecturas por determinados caminos y no por otros.
Así, nos encontramos con una novela en la que la trama discurre por la investigación de un asesinato (novela policiaca), pero la salvedad es que la parte principal de la misma es la vida interior del investigador y su visión crítica de su realidad o lo que aprecia. En este caso la investigación sólo sirve como distracción, justificación de una mente analítica y para poner de manifiesto que tras nuestra vida personal y social, se esconde un mundo muchas veces oscuro. Y esto último constituye la reafirmación de las opiniones del investigador (Sargento Vila), su cansancio por lo que ha visto, por encontrar una y otra vez la injusticia: de no dejar actuar al que mejor sabe, del poder, del desprecio personal injustificado, y con mayor profundidad, de ver como va pasando la vida y nuestras esperanzas siguen siendo eso, del cansancio de que no se realicen, de muchas cosas más y sobre todo de la necesidad de contar con ellas para seguir viviendo.
Este tipo de escritura transciende el género, ya que nos muestra aspectos que no se resuelven, que se constatan pero que no llegan a entenderse completamente, son ideas y en muchos casos sensaciones, pinceladas de vida, opiniones de alguien con quién podemos estar de acorde o no, en mayor o menor medida, pero que se aprecian sinceras (siempre, en la medida de lo posible). Por eso la considero un tipo de escritura mítica en el sentido que utiliza estructuras mitológicas o parábolas para hacernos llegar a una comprensión que no puede alcanzarse de forma completa directamente. No entremos en si los conceptos son más o menos profundos, elevados o pueriles, creo que no es el caso, sino en analizar cómo nos llegan, si tratan de la humanidad, si nos muestran sentimientos: tesón, amistad, compañerismo, desesperación, heroicidad y otros que nos son cercanos e importantes.
Una vez terminada la lectura, he comenzado a leer (ya sé que tenemos otro antes del verano, de lectura existencialista) el libro del mismo autor “La marca del meridiano”, y he comprobado que curiosamente se trata de una especie de segunda parte de el que hemos leído, ya que comienza con la muerte del Subteniente Robles (ya jubilado) y que parece apunta aspectos muy similares a los de nuestra lectura. Y en el que se le escapa al autor, quizás sacándolo un poco fuera de contexto, una buena definición dada sobre su actitud: “En lugar de iluminar a mis semejantes con el faro de mi sabiduría, he acabado usando mi pobre linterna para deshacer las sombras que llevan a algunos a creerse autorizados a disponer de la vida de los otros.” Y que puede apreciarse que así fuera de su lugar, e incluso en su contexto, tiene un claro doble sentido por lo de trabajo policial en la resolución y prevención de asesinatos (físico) o en cuanto al otro aspecto de crítica y análisis psicosocial práctico (psicológico), y tal vez mundano (a veces por oposición) de lo que puede que nos haga falta para vivir con dignidad. 🙂