Comenzamos el domingo con Ilse, tan importante en esta novela por el desarrollo de su relato paralelo. Relato del que se nos ha dejado ver sólo algunas partes. No es lineal. Ilse parece tenerle miedo a la vida, siempre ha sido así. Quizás, por ese motivo, opta por alejarse de las carencias de su propia vida a través de la literatura, narrando la de otros que, aunque equivocados, sí se atrevieron a vivir. Ahora la encontramos con la certeza de que quiere escribir, sumida en un mar de interrogantes sobre qué final darle a la novela. Interrogantes que la llevan a reflexionar, de nuevo, sobre la vida de los terroristas y de ahí al amor, ya que ella estuvo enamorada de Jörg en su juventud. Se interroga por su frialdad actual con respecto a este sentimiento, pero le importa más la novela: ¿Cómo acabarla? […] le habría gustado conocer más mundo y poder mandar a Jan lejos para que tomara parte en una revolución y muriera en un atentado; un atentado insensato, terrible e inútil, un atentado en el que su vida revelara su verdad. Así llega al final de la novela, ya sabe cómo la va a terminar. Brillante final para Jan el que escribe Ilse. Me parece lo mejor de la novela. Lo sitúa en las torres gemelas el 11-S, involucrado directamente con el atentado, aunque no lo sepa, a través de sus relaciones con el terrorismo islámico (así acaban los terroristas europeos de los años 70 que no han muerto o abandonado las armas, al igual que la nueva generación que sigue creyendo en la lucha armada, personificada en Marko, que no descarta unir su lucha a la de los islámicos. Esto nos lleva también a reflexionar). Ilse le concede un poético final a Jan, en cierto modo buscado por él: Volaremos. Nos tomaremos de la mano y volaremos hacia el amanecer […] Quiere volar. Quiere no temer el rápido brusco e indoloro final y disfrutar del vuelo. Siempre quiso ser libre y rechazó cualquier atadura. Ha vivido bajo la luz de la libertad y con su espanto. Todo cuanto ha hecho habrá sido lo correcto si ahora vuela”.
Jörg nos concede un discurso final que no difiere mucho de lo poco que ha ido diciendo a lo largo de la novela. Admite sus errores que, ante una pregunta de su hijo, aclara que son las víctimas pero sólo porque en una lucha que no conduce al éxito no es justificable que se produzcan víctimas. Ni una palabra de perdón ni arrepentimiento. Los adjetivos para su discurso en el pensamiento de los demás son “patético”, “anacrónico”. Hay también grandilocuencia en sus palabras. Jörg se ha quedado anclado en un tiempo que no existe prisionero de sus puntos de vista y de sus conceptos. Desde hacía mucho tiempo, antes incluso de ser encarcelado, llevaba en su interior una celda y Margarete no veía de qué modo podría escaparse de ella. Margarete, como siempre, acierta en sus reflexiones. Pero todavía hay una sorpresa final que nos tiene deparada el autor: Jörg tiene cáncer terminal. Por eso ha pedido el indulto: quería volver a vivir un poco antes de que el cáncer acabara devorándome. No es que se haya arrepentido, es un hombre acabado agarrado a un pasado que ha sido su única vida y se resiste a abandonar lo único que ha dado sentido a ésta. A partir de ahí sólo queda la conversación entre hijo y padre que los reconcilia y la escena final, muy simbólica, donde todos “en amor y compañía” sacan el agua del sótano inundado unidos en el trabajo conjunto. Ilse, la eterna espectadora, hace un retrato de todos ellos y del futuro que les puede esperar. Incluso, los dos polos opuestos, Ferdinand y Marko, se van juntos en el coche. Happy end.
Para mí la novela es algo irregular, no se profundiza en condiciones sobre un tema tan importante como el terrorismo. El tema escogido era una ocasión más que propicia. Lo que movió a aquellos que cogieron las armas en una Europa que creía en la revolución hasta llegar al terrorismo actual. Pinceladas aquí y allá que quedan suspendidas en el aire. Buenismo y sentimentalismo en un marco bucólico. No sé qué opináis vosotros. Insisto en que lo que más me ha gustado de la novela ha sido la historia paralela narrada por Ilse.
Es hora de vuestros comentarios sobre esta tercera parte y sobre la novela en general. Aprovechad aquellos que no habéis comentado nada sobre la segunda parte para hacerlo ahora.
La 1ª parte de la novela prometía y me tenía intrigada con el desenlace pero la 3ª parte me decepcionó,está poco trabajada,por ejemplo,que poco original el fin de JAN ,usó hechos reales (los atentados de las torres) cuando podía haber creado una historia original creada por él.Me dió la sensación de que quiso acabar rápido la novela,recurre a una enfermedad terminal para justificar la petición de indulto de Jörg,Cuando todos se marchan no nombra a Henner,¿con quién se fue?
A mi también me pareció bastante floja la novela: el tema del terrorismo está tratado un poco por encima, es lo que une a unos personajes muy dispares que parecen estar bastante alejados de ese mundo; el tema de las relaciones personales del grupo también lo encuentro algo frio e incluso algunas situaciones me parecen forzadas; el desenlace me parece poco trabajado, como queriendo terminar pronto. En fin, en resúmen, bastante floja.
Apresurado final para una historia que prometía más…es otra vez la narración de Ilse la que nos deja saborear esas premisas que nos cautivaron al empezar el libro…la oportunidad de introducirnos el la psique de un terrorista y ver desde sus ojos, juzgar desde sus temores y sus ideales…nos coloca en una posición novedosa, que no nos resulta tan incómoda pues podemos acercarnos a comprender otras maneras de ver la revolución, la protesta y la necesidad de cambiar una sociedad que no responde a los ideales de libertad, que no refleja lo que piensa la mayoria pero que no hay que acallar. No la comparto en absoluto pero me parece que hay que aprender a escuchar otras formas de entender la vida.Una pena no poder profundizar en ese debate que a día de hoy sigue abierto en tantos países donde la violencia es un camino que inician algunos…sólo a través de esta historia encontramos interrogantes nuevos que nos hacen reflexionar. Narrativamente la historia paralela, de hecho el nudo de la novela,decae según avanzamos en la lectura. Los personajes se van desvaneciendo sin saber muy bien qué es de ellos, la historia de Dorle y Gerd, la de Henner y Margarete, la reivindicación final de Christiane, que se independiza de su hermano…la escena en la que todos achican el agua del sótano caricaturiza un final moralizante que no viene al caso, «juntos unidos por la misma causa». A mí en cambio no me ha convencido mucho cómo remata Ilse el final de Jan en el atentado del 11S aunque sí creo que está muy bien narrado me parece que no resulta muy creíble. En cambio sí me parece una sorpresa que se guarda el autor respecto al protagonista cuando revela que sufre de un cancer terminal. Parece que es cuando Jorg realmente justifica su decisión de pedir el indulto, en la necesidad de despedirse de la vida desde la única manera en que es posible, desde la libertad.
Hola compañeros, al igual que a los demás, después de un principio prometedor, poco a poco todo se va desinflando sin aportar nada. Sigue el temor de enfrentarse unos a otros, la tensión en el ambiente»todos felices de no tener que hablar».
Me gusta la idea que presenta Karin en su homilía: «Si viesemos y comprendiesemos quienes somos, tendríamos la oportunidad de superarnos; de lo contrario, seguiríamos anclados siempre en lo mismo», que parece ser lo que le sucede a Jorg y a Marko.
La novela de Ilse está muy bien narrada en la escena final de Jan pero sin pararse demasiado en la situación, da la impresión de que Jan en ese momento al igual que Jorg lo único que buscaba era una liberación de su situación a cualquier precio, como si pensara que su vida ya era un vacío absoluto y sólo se trataba de pasar de uno a otro.
Lo más interesante de la novela se reduce a la pág. 202, en donde reflexiona sobre el terrorismo y su idealizada unión con el terrorismo islámico que lo único que pretende es destruir todo lo que no es como ellos. También como con la madurez se acaba el juego de intentar ser amable con los demás a cuenta de callarse o sufrir en silencio, cuando «Ya no merecía la pena»; la reflexión de la lucha de las mujeres en un juego dominado por hombres.
Entiendo que la más positiva es Margaret, que se fue adaptando a su vida y se ha buscado «su rinconcito» para vivir tranquila y en paz, sin depender de los demás.
No consigue que su hijo le entienda después de tenerlo abandonado tantos años, piensa además que si no sintió nada por las víctimas, menos todavía lo va a sentir por él y por su madre, aunque al final parece que queda algo de esperanza cuando le da a Christine la dirección para mantener algún contacto.
Por fín Jorg explica su decisión que todos comprenden, puesto que todo cambia cuando a uno le queda poco tiempo, y el que le queda lo quiere pasar en libertad, curiosamente lejos de su hermana que lo ha dado todo por él, incluso su vida.Parece que de alguna manera se siente en paz consigo mismo y satisfecho de la decisión que tomó.
Finalmente se van cada uno por su lado de forma bastante apática y distante, pienso que la reunión fue un fracaso, donde ni se aclararon las circunstancias, ni se reconciliaron, porque ya cada uno era muy diferente de lo que había sido cuando estaban juntos, de hecho elllos mismos lo reconocen cuando les parece que lo que dice Jorg, se había quedado estancado y todo lo que dice es anacrónico y sin sentido en la vida actual.
Como dice en la pág. 201.» temas, problemas y tesis que sin haber quedado resueltos quedan obsoletos. Suenan huecos», creo que ésta sería también mi definición de la novela, ya que presenta muchos temas, pero en ningún momento profundiza en ninguno.
Por mi parte el final de la novela de Ilse me parece grandilocuente, podía haber terminado en un atentado fallido, abatido por la policía, por un fallo en los explosivos, pero necesita que sea en un gran atentado como víctima … En cuanto a la estancia de todos: no estan las cosas entre ellos resueltas cuando llevan a la casa y tampoco cuando se van (como la vida misma). Existe una especia de realidad en suspenso: se han encontrado, han hablado, discutido, colaborado y se han ido cada cual por su lado.
El autor no ha pretendido tomar partido, nos presenta los hechos y las supuestos sentimientos de cada uno y no llega a conclusiones … todos se marchan como han llegado, como viejos amigos. Han compartido cosas que hace que muchas de las demás cosas no tengan verdadera importancia, de la infancia y de sus ideales.
En resumen se condena la violencia, pero en ningún momento se presenta la violencia institucional, salvo por situaciones menores, obligándolos a comer en las huelgas e hambre o castigándolos por su rebeldía … pero no se profundiza en la eliminación personal para evitar problemas.
Como ya comenté la mayoría de los miembros de la banda aparecieron muertos en una carcel de máxima seguridad … suicidio colectivo, pero desde muchos estamento se habló de eliminación para resolvar la crisis planteada. Creo que no se llegó a zanjar el asunto.
La novela sí consigue que veamos a los terroristas como personas que pueden estar equivocadas pero que de alguna manera pretenden actuar de forma consecuente con sus principios … la batalla está pues en el mundo de las ideas, y hay que establecer vías de dialogo para establecer la posibilidad de cambios y par abordar entre todo como se producirán éstos. La razón no reside sólo en una única facción, está compartida.
La novela en cunjunto queda descafeinado, y no se resuelve, pero es que en la vida normal las cosas no se suelen resolver solo van pasando … solo finaliza la novela de Ilse que es ficción.
Plantea el caso conocido de la pérdida de ideales con la edad, como van dejando las utopias para conformarse con la realidad cotidiana que han conseguido o se han encontrado … Ellos son al mismo tiempo los jóvenes de entonces y las personas maduras de ahora, todo a la vez.
A mi no me ha defraudado la novela, aunque sí hubiese deseado mayor implicación en cuanto a todos los tipos de violencia (como ya he dicho no se nombra la violencia institucional). Cuando se nos ataca y se nos quiere imponer unos criterios, si no disponemos de los cauces para ser oidos … qué se espera si actuamos con violencia, que dejemos siempre de lado nuestro interior, nuestras ideas y esperanzas. La violencia, creo, no está justificada (ni en un caso ni en el otro), pero es claro que existe que como seres humanos nos acompaña. Sólo hay que encauzarla oportunamente.
Hola a todos,¡ que manera de desinflarse una novela!, al principio de la lectura nos las prometíamos felices ya que parecía una trama interesante, pero después del Viernes, se acabó el interés. Saludos a todos, hasta la próxima que ya estoy deseando empezar a leer.