La obra de Agota Kristof (Hungría, 1935 – Suiza, 2011) es escasa pero contundente. Comenzó a publicar siendo ya una mujer madura y, como muchos escritores del siglo XX, no escribió sus obras en su lengua madre, sino, en su caso, en francés (en 1956 se exilió en Suiza debido a su activismo contra el régimen prosoviético), algo extraño si se piensa que tardó mucho en aprenderlo, pero, como ella misma dice: hubiera escrito lo que fuera en cualquier lengua.
Su obra fundamental y la que le dio a conocer en todo el mundo (está traducida a 30 idiomas), fue la que ella llamó La trilogía. Está compuesta por tres libros: El gran cuaderno (1987), La prueba (1990) y La tercera mentira (1991) y no fue hasta 2007 que fueron reunidos en un solo libro. En España fue publicado con el título de Claus y Lucas, el nombre de los dos gemelos que protagonizan las tres narraciones desde su infancia hasta su madurez (y que, si os fijáis, los nombres contienen las mismas letras en un orden distinto, esto lógicamente no es casual).
La historia comienza cuando una madre lleva a sus dos hijos gemelos a un pueblo donde vive su abuela, una mujer analfabeta y cruel, para que se queden a vivir con ella. Están en guerra y en la ciudad no tienen ya ni para comer. En ningún momento se nos explica qué país es ni que guerra es, pero entendemos que la guerra es la Segunda Guerra Mundial y el país, Hungría. El gran cuaderno nos cuenta cómo estos dos niños se las arreglan para sobrevivir en unas condiciones realmente adversas. Pero decir esto es no decir mucho, pues lo verdaderamente importante es la forma en la que está escrito y lo que nos es narrado. Para empezar, los gemelos son unos niños diferentes, fuertes, sin sentimientos, pudiendo llegar a ser crueles pero también con un sentido propio de la justicia. Todo lo que acontece es increíblemente duro pero resistimos bien la lectura pues el estilo es seco, conciso, claro, preciso, directo y posee una contundente verdad y un gran impacto visual. La historia de Claus y Lucas y sus ejercicios de supervivencia nos atrapan desde el primer momento. Es un libro extraño. Yo no había leído nada semejante sobre la guerra, la protagonista, junto a estos gemelos, de toda la primera historia. No hay juicios morales, no se expresan sentimientos ni apenas emociones, sólo se nos muestran las pulsiones más primarias del ser humano y la historia se limita a los hechos.
En La prueba, ya terminada la guerra, los gemelos se separan. Claus cruza la frontera y Lucas se queda en el pueblo que vive ya bajo un régimen totalitario. La historia se centra en este último y su vida allí, apareciendo otros personajes secundarios y sus historias. Solo y privado de su otra mitad, intenta hacer el bien. De Claus no sabremos nada hasta el final de este relato en el que aparece por el pueblo después de muchos años buscando a su hermano y descubrimos que ni Lucas ni el resto de los personajes que han aparecido en la novela han existido. Comienza el lío.
En la última novela, La tercera mentira (¿Cuáles son la primera y la segunda mentira?), los años han pasado, ya no hay dictadura pero las dificultades continúan. Esta es la parte más extraña del libro y cuesta entenderla (ya la analizaremos cuando llegue el momento). En ella la autora reconstruye la historia de los hermanos, dando diversas y contradictorias interpretaciones que nos llevan a dudar de todo y a pensar que la mentira y la falsedad es el fundamento de la narración como si de un juego de espejos se tratara.
Todo el libro está escrito en presente lo que le da una gran inmediatez al relato. Cada parte está escrita desde un punto de vista distinto. El gran cuaderno en primera persona de plural (el punto de vista de los gemelos que parecen ser sólo uno). La prueba en tercera persona (desaparece la subjetividad que conlleva la utilización de la primera persona, se nos narra la vida de Lucas pero no contada por él, el enigma de quién cuenta la historia no se aclara en esta parte) y La tercera mentira combina la primera persona del singular (punto de vista de Claus, ¿o de Lucas? ¿Realmente son dos o uno?) y la tercera persona, según se narren unos u otros acontecimientos.
El libro, que se lee muy fácilmente, contiene una complejidad grande, incluso en su estructura. Todo está medido, Agota Kristof tiene claro sus objetivos, pero al lector, sobre todo en la tercera parte, a veces se le escapan. Por estos motivos, es un libro que invita a su análisis, cosa que intentaremos entre todos a lo largo de nuestra lectura.
Para entender mejor a la autora os dejo el enlace a una entrevista concedida por Agota Kristof al diario El País el 24 de febrero de 2007 y realizada por Javier Rodríguez Marcos.
Plazos
Como el libro se compone de tres novelas cortas, dividiremos la lectura en tres partes. A lo largo de unos díez días leeremos la primera: El gran cuaderno. ¡Buena lectura!
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